Sánchez confirma que se reunirá con Puigdemont y Junqueras “varias veces” durante la legislatura para “normalizar” la relación
El presidente apunta que la cita con el líder de Junts llegará cuando esté aprobada la amnistía. Asegura que el acuerdo con Bildu en Pamplona es puntual y en Euskadi seguirá el pacto con el PNV
Pedro Sánchez ha aprovechado la habitual copa de Navidad con la prensa en La Moncloa para, en un ambiente más distendido, terminar de consolidar el trabajo de normalización de las relaciones con Junts y ERC y también con Bildu, que incluye acabar con los últimos tabúes: pactar una moción de censura en Pamplona para dar el poder a la formación de Arnaldo Otegi y romper el hielo con Carles Puigdemont con una reunión oficial con el líder del PSOE. Con total normalidad, en varios corrillos diferentes con periodistas, Sánchez ha dado por hecho que en esta legislatura se reunirá “muchas veces” con el expresident de la Generalitat y líder de Junts —que está huido de la justicia española desde noviembre de 2017— y con el presidente de ERC, Oriol Junqueras (condenado y después indultado), para abordar con ellos el “conflicto político catalán”, según sus palabras. La fecha para esas primeras reuniones no está cerrada, y aunque el presidente ha dicho en algunos corrillos que aún no estaba definido, más tarde ha planteado lo que señalaban este fin de semana fuentes del PSOE y del Gobierno, esto es, que la reunión con Puigdemont llegará cuando la ley de amnistía esté aprobada, previsiblemente en abril. La cita será casi con seguridad en Bruselas, en el Parlamento Europeo, porque habrá recursos y Puigdemont tardará en poder volver a España, pero políticamente, para que Sánchez pueda justificar ese encuentro, es muy relevante que la ley esté aprobada. Cuando se publique la norma en el BOE, oficialmente Puigdemont ya no será una persona huida de la justicia española, sino un político amnistiado. De la misma manera que Sánchez ha llamado por teléfono a Junqueras, ahora que es un político indultado con plenas libertades, podrá verse con Puigdemont cuando esté amnistiado. Aun así, Junts presiona para que la cita sea antes, incluso en enero, y por eso Sánchez no deja del todo la puerta cerrada, pero todo indica que el encuentro llegará cuando se apruebe la medida de gracia.
En todo muy relajado, muy diferente al que se verá el miércoles en el Congreso, en el cruce con Alberto Núñez Feijóo, Sánchez ha explicado con argumentos políticos que, una vez tomada la decisión de los indultos y de la amnistía, es “coherente” que las relaciones entre el PSOE y Junts y ERC pasen a una nueva fase. “Hay que ir a una normalización [de estas reuniones y de la relación]”, ha alegado Sánchez. Lo que sí ha confirmado es que serán reuniones convocadas públicamente y con foto. “Habrá muchas fotos esta legislatura”, ha bromeado ante los periodistas.
El jefe del Ejecutivo ha explicado que no teme sufrir un coste político por esos encuentros ni por la ley de amnistía; y ha recordado que, tras los indultos a los dirigentes del procés como Junqueras, logró un millón de votos más en las elecciones del 23-J. En otros corrillos, varios ministros seguían en esa línea y creen que las encuestas de las últimas semanas, que detectan un desgaste del bloque progresista y una recuperación del conservador, que ahora sí podría tener la mayoría absoluta, no son reales porque en julio se comprobó que los votantes solo se toman en serio las cosas cuando realmente hay unas elecciones convocadas. En el PSOE creen que a una parte importante de su electorado no le gusta la amnistía, pero si tiene que elegir entre apoyar a un Gobierno progresista con ese coste o permitir un Ejecutivo del PP y Vox, se decantan por la primera opción.
El líder socialista ha argumentado que para ser coherente con el discurso que está manteniendo en favor de incorporar a los partidos independentistas catalanes a la vida política nacional, y tras dar el paso de impulsar la ley de amnistía —una medida a la que siempre se opuso antes de las elecciones—, es lógico que se produzca ese tipo de reuniones.
Sánchez también ha tratado de explicar en varios corrillos que la decisión de apoyar una moción de censura para que Bildu se haga con la alcaldía de Pamplona es algo “puntual” que tiene que ver con la situación de bloqueo en este Ayuntamiento. De hecho, ha asegurado que en otros municipios navarros donde la correlación de fuerzas es similar, el PSOE no está pensando en repetir la operación de desbancar a UPN para poner a Bildu. Sánchez desvincula el acuerdo de su propia investidura. Sin embargo, parece evidente que esta decisión, que ha tomado en persona el presidente, de autorizar una moción de censura que siempre negó el PSOE, supone un paso importante para afianzar la relación con Bildu. En cualquier caso, Sánchez ha dejado muy claro que los socialistas no están pensando en hacer nada parecido en Euskadi, donde han pactado con el PNV para arrebatar varias alcaldías a Bildu, a veces también con los votos del PP, como ha sucedido en Vitoria. Sobre la posibilidad de que el PSE y Bildu gobiernen juntos en algún momento, Sánchez ha sido rotundo al apostar por mantener la actual alianza con el PNV, que tiene una coalición con los socialistas vascos. “La asociación estratégica con el PNV tiene presente y tiene futuro”, ha resumido el presidente, dejando claro que no tiene ninguna intención de romper su alianza con el partido de Andoni Ortuzar para irse con Bildu.
Sánchez ha mostrado además una absoluta estupefacción con Feijóo por sus largas a la reunión en La Moncloa que le ha ofrecido, con tres fechas posibles. El líder del PSOE cree que es completamente absurda la situación, que nunca se había dado en democracia, de que el presidente del Gobierno cite al líder de la oposición al palacio presidencial y este decida no acudir. En cualquier caso, Sánchez parece dispuesto a esperar a que Feijóo se decida, aunque el miércoles le meterá presión en su cruce en el Congreso. El problema de fondo, en opinión de Sánchez, es que Feijóo aún no termina de asumir el resultado electoral y por tanto, que aunque fuera el partido más votado, no tiene una mayoría para gobernar que él sí tiene.
El secretario general de Junts, Jordi Turull, ya afirmó el jueves que Puigdemont mantendría una reunión “como debe ser” con Pedro Sánchez, sin la presencia del verificador internacional que acude a las reuniones entre representantes del PSOE y del partido independentista. “Nos hemos emplazado a encontrar la fecha y el lugar para que se vean. Lo importante es que se encuentren y hablen, en un encuentro como debe ser, sin fotografías ni logos de partido”, dijo en declaraciones a La 2 y Ràdio 4.
Los periodistas preguntaron a Sánchez el jueves por esa posible reunión y él no quiso confirmarla: “Miro mi agenda y solo veo una reunión el 21 de diciembre con Pere Aragonès, el presidente de la Generalitat”, respondió en dos ocasiones cuando se le preguntó expresamente si iba a verse en algún momento con el líder de Junts per Catalunya, cuyo apoyo ha sido fundamental para que el socialista fuese investido.
La reunión que sí tiene agendada Sánchez es la que mantendrá el jueves con Pere Aragonés, con el que se verá al mediodía en la sede de la Generalitat. Este encuentro, al que el presidente irá acompañado del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, se producirá después de que Sánchez y Aragonès acudan a primera hora a la inauguración del Supercomputador en Barcelona. La ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ha asegurado este martes que la reunión entre Sánchez y Aragonès “da respuesta a una normalidad institucional y democrática”.
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