Galicia se prepara para unas elecciones reñidas tras el fracaso de Feijóo en Madrid
El PP de Rueda subraya que la fecha electoral se fijará en clave autonómica, al margen del estruendo de la amnistía y la investidura de Sánchez
Sin Feijóo pero con Feijóo. Ese espíritu confiado de cara a las elecciones autonómicas era el que impregnaba el PP gallego antes del varapalo del 23-J: el ahora líder nacional del partido no sería por primera vez su cabeza de cartel, pero su tirón de presidente del Gobierno de España funcionaría como motor de propulsión para conservar la Xunta. El plan se ha chafado. Tras su marcha a Madrid, Alberto Núñez Feijóo, que en su tierra natal encadenó cuatro mayorías absolutas, se ha tenido que conformar frente a Pedro Sánchez con el puesto de jefe de la oposición. Eso sí, ha acompañado su fracaso ante el recién investido presidente socialista de un gran estruendo contra la ley de amnistía para los independentistas catalanes. ¿Incluye esa agitación una batalla electoral inminente en Galicia? Fuentes del entorno de Alfonso Rueda, su sucesor al frente de la Xunta y el PP gallego, lo niegan. La fecha de los comicios, que deberán celebrarse como muy tarde en julio, la decidirá Rueda midiendo los tiempos en clave gallega. Desde la oposición de BNG y PSdeG-PSOE se preparan para que lo haga una vez haya aprobado los presupuestos de 2024, que irán a pleno en el Parlamento unos días antes de Nochebuena.
Las protestas que han estallado con el anuncio de la amnistía no han sido enfervorecidas en Galicia, único territorio de España donde el discurso ultra no le ha otorgado a Vox ni un escaño en el Parlamento gallego y el Congreso (solo tiene una concejala en Avión, un pueblo de Ourense de 1.800 habitantes). Las concentraciones convocadas por el PP en las capitales provinciales sí suscitaron seguimiento, pero no las movilizaciones frente a las sedes socialistas. De hecho, estos días se ha hecho viral el vídeo de un hombre enfadado por ser la única persona que se acercó al local del PSOE en A Coruña para gritar su indignación.
Que Feijóo no lograra dormir en La Moncloa tras el 23-J no fue culpa del PP gallego, que subió tres escaños. Es la demostración de que su foto en la cartelería electoral es imbatible en Galicia. Por eso es incierto el estreno de Rueda como candidato y la batalla con la izquierda se prevé muy reñida. Una de las últimas veces que se le preguntó al presidente gallego por un posible adelanto de las autonómicas, lanzó un llamamiento a “aislar” a la comunidad de la “inestabilidad” y la “locura”. Fue el mismo día en que se conoció el pacto entre PSOE y Junts. Aseguró que lo que estaba ocurriendo en Madrid le reafirmaba en su voluntad de aprobar los presupuestos autonómicos y “seguir gobernando con normalidad”. El pasado viernes, en un desayuno informativo en la capital de España, insistió en su voluntad de proteger la convocatoria electoral de la “tormenta” y abrió la puerta a que no coincida con los comicios vascos como ha ocurrido desde 2009.
La sensación entre los partidos es que Rueda no agotará la legislatura. Tanto en el BNG como en el PSdeG admiten que están listos para afrontar una batalla electoral en febrero o marzo, y cuentan con que el presidente de la Xunta disuelva el Parlamento gallego tras la aprobación de los presupuestos autonómicos en el pleno que se celebrará el 19 y 20 de diciembre.
El Bloque, que encabeza la oposición, vive la cita como una oportunidad histórica de que la Xunta sea presidida por primera vez por una nacionalista. El equipo de la candidata Ana Pontón da por hecho que los populares aprovecharán en precampaña y campaña “la confrontación y polarización de la política estatal” para evitar que se hable de los “desoladores resultados” de su gestión. Xavier Campos, coordinador de Comunicación de los nacionalistas, aprecia en el PP de Galicia un “contagio” del “extremismo” en el que se ha instalado el partido, aunque se muestra convencido de que la sociedad gallega es “diferente y no compra esos discursos de odio producidos desde Madrid”.
Los socialistas, después de un largo tiempo de incertidumbre, ya tienen candidato. Vuelve José Ramón Gómez Besteiro, que iba a enfrentarse a Feijóo en 2016 pero acabó dimitiendo por imputaciones de corrupción de las que ha sido eximido. Ahora ha sido ungido por Sánchez para negociar los acuerdos de investidura, una promoción que revela las esperanzas de Ferraz en que él sea el hombre que resucite a un PSOE gallego que no levanta cabeza en las autonómicas desde hace 15 años. Que los socialistas recuperen brío electoral es clave para que la izquierda aspire a desalojar al PP de la Xunta. Besteiro ve “una exhibición de nervios e insolvencia política” en el PP gallego tras la investidura de Sánchez. Sobre la fecha electoral, el secretario general, Valentín González Formoso es tajante: “Nos da igual. Tenemos el mejor candidato posible”.
Quien no tiene todavía cabeza de cartel para las gallegas es Sumar. A la formación heredera de En Marea, que quedó fuera del Parlamento gallego en 2020 después de llegar a ser segunda fuerza, revivió algo ese espacio político el 23-J con dos escaños.
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