Las mujeres que han educado a Leonor de Borbón: de una enfermera republicana a una profesora conservadora
Su madre, la reina Letizia, y su abuela materna, Paloma Rocasolano, son sus referentes: liberales, feministas y más cercanas a los ideales republicanos que a los monárquicos
Dos abuelas orgullosas de su nieta coincidieron en el Teatro Campoamor de Oviedo el 20 de octubre. Una de ellas, la reina emérita, doña Sofía, hija, hermana y madre de reyes, llegó en coche oficial, fue recibida dentro de la ópera ovetense con el público de pie y siguió la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias desde el palco de honor. La otra, la enfermera retirada Paloma Rocasolano, hija de un taxista, esperó su turno como una más para acceder al Campoamor, hizo su entrada con discreción y se sentó en el patio de butacas junto al resto de los invitados. Pero Leonor de Borbón, la protagonista de la noche, no quiso que su abuela plebeya pasara inadvertida. En el trayecto hacia el escenario, la Princesa hizo una breve parada para saludarla y tenderle una mano a modo de tributo.
Leonor de Borbón y Ortiz está llamada a ser la cuarta reina titular de España. Desde este martes, cuando cumple 18 años, podrá asumir automáticamente la Jefatura del Estado si alguna vez falta Felipe VI. La última mujer en ocupar el trono fue su tataratatarabuela, Isabel II, que murió en el exilio tras un reinado desastroso y corrupto, manipulada por su camarilla de ministros y religiosos. La anterior reina por derecho propio, Juana, apodada La loca, no tuvo mejor suerte ni mejor final. Sufrió las intrigas de su marido, de su padre y del cardenal Cisneros y terminó sus días encerrada en Tordesillas. Isabel la Católica, la primera de esta breve lista, fue la única que logró reinar con éxito, aunque tuvo que hacer equilibrios de poder con su marido y sus asesores.
Los hombres siempre han movido los hilos de la monarquía española. Felipe V implementó una Ley Semisálica para privar a las mujeres de reinar siempre que hubiera “legítimos descendientes varones” y Carlos IV obligó a las Cortes a aprobar una Pragmática Sanción que establecía que las mujeres solo podían acceder al trono si no tenían hermanos. La esencia de esa Pragmática de 1830, discriminatoria y machista, sigue vigente en el artículo 57 de la Constitución de 1978. Si Felipe VI y la reina Letizia hubieran tenido un tercer hijo, un varón, Leonor no sería la heredera.
La actual organización de la Casa Real también parece dar prioridad a los hombres. El órgano que presta ayuda y apoyo al Rey es eminentemente masculino. El jefe de la Casa, el secretario general, el jefe del Cuarto Militar, el jefe de protocolo, el director de comunicación, el médico y el consejero diplomático son hombres. Incluso la mano derecha de doña Letizia lo es. Luz Valero y Eva Fernández, peluquera y estilistas de la reina respectivamente, parecen ser las únicas empleadas de palacio con cierta visibilidad pública.
La princesa Leonor se ha criado en ese mundo de hombres, pero bajo el influjo de mujeres fuertes. La primera de ellas, su propia madre, Letizia Ortiz, considerada la primera reina plebeya de España. Periodista de profesión, divorciada, de izquierdas, de ideales republicanos hasta que conoció a don Felipe y agnóstica declarada —aunque ahora a ella le guste definirse como “aconfesional”—, enseñó el feminismo a sus hijas con el ejemplo. Tiene opiniones firmes y se encarga de que sean oídas y tenidas en cuenta. “Se ha tomado mucho interés en la educación de sus hijas y su obsesión es que tengan una relación estrecha. Leonor es la número uno y Sofía sabe que es la número dos, pero la reina se ha encargado de que no haya diferencias entre ambas. Eso explica lo unidas que están”, dicen fuentes que la conocen bien.
Las abuelas siempre han tenido su ascendencia en la familia real. Victoria Eugenia de Battenberg, mujer de Alfonso XIII y madre del conde de Barcelona, influyó en la educación de Juan Carlos I y Federica de Hannover, esposa del rey Pablo de Grecia y madre de la reina Sofía, en la de Felipe VI. Ambas fueron como segundas madres para sus nietos. Paloma Rocasolano, madre de la reina Letizia, ha desempeñado este papel con Leonor y Sofía de Borbón. Enfermera de profesión, liberal y republicana confesa hasta que se celebró el matrimonio real de su hija, se dedicó a la actividad sindical durante casi dos décadas. En 1991, año en el que se instaló en la capital con su familia, ingresó en el Sindicato de Enfermería SATSE. En 2005, coincidiendo con el nacimiento de Leonor, pasó a dirigir el programa de Cooperación Internacional Vacaciones Solidarias de la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería, un organismo dependiente de su sindicato.
Rocasolano, como tantas otras abuelas españolas, ha compaginado su carrera con el trabajo de abuela. Fue la primera en estar en el hospital en las dos cesáreas de doña Letizia y ha estado volcada en la educación de las niñas. Muchas veces, ha sido la persona de referencia para la reina a la hora de dejar a sus hijas si tenía que asistir a algún acto o de viaje por encima de niñeras y de su suegra, que vive a metros de las niñas. Quienes conocen a Rocasolano aseguran que ha sido un ejemplo de feminismo para sus nietas: divorciada de Jesús Ortiz desde 1999, ha trabajado toda su vida (se jubiló en 2017), siempre ha estado comprometida con la defensa de los derechos de los trabajadores y ha superado grandes dificultades, como la muerte de su hija Érika.
Mucho más comedida es la relación de Leonor y Sofía con su otra abuela. Según trascendió hace unos años, doña Sofía habría llegado a quejarse: “Yo que vivo al lado no puedo ir a su casa. Y, sin embargo, la madre de Letizia está siempre ahí”. El tenso incidente de la misa de Pascua de Palma, en 2018, visibilizó frente a las cámaras la compleja relación entre suegra y nuera. “Pero es normal que Letizia haya recurrido más a su madre. Todas solemos tirar más de nuestras madres que de nuestras suegras”, aclaran fuentes conocedoras de las dinámicas familiares de palacio. “Además, la reina Sofía sigue teniendo responsabilidades institucionales y no siempre está disponible”, añaden.
Cuando la princesa Leonor entró en el Colegio Santa María de los Rosales, en Aravaca (Madrid), en 2008, dos directoras se encargaron de que fuera tratada como una más. El profesorado siempre destacó que era una niña “con empatía, atenta con los demás y dispuesta a ayudar”. Al igual que el resto de los alumnos, contó con tutoras en esa etapa. Una de ellas fue la neuropsicóloga Patricia Peinado, psicopedagoga del colegio desde 2008 y jefa de estudios de Educación Primaria de la institución entre 2011 y 2023. Según trascendió entonces, Peinado, hija del magistrado Juan Carlos Peinado, solía ser citada por la Reina para que le informara sobre los progresos de su hija. Hoy, la psicopedagoga, más vinculada a sectores conservadores que progresistas, ha cambiado la actividad educativa por la política y ejerce como concejal en el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón por el Partido Popular.
La heredera al trono también ha contado con tutoras en el UWC Atlantic College, el internado de Gales donde cursó sus estudios de bachillerato. “Leonor, tu amor por las conversaciones profundas no tiene límites”, reveló una de ellas en la ceremonia de graduación, en mayo de este año. “Tu decidida pasión por aprender, comprender a los demás y explorar diversas perspectivas verdaderamente ha enriquecido tu experiencia en UWC. Echaremos de menos tu sentido del humor”, añadió la profesora.
Leonor de Borbón es la primera princesa de Asturias en recibir formación militar. En un futuro será jefa suprema de unos ejércitos que, según las últimas cifras del Ministerio de Defensa, solo cuentan con un 13% de mujeres. Ahora está haciendo su instrucción en la Academia General Militar de Zaragoza, lejos de su madre y su abuela Paloma. Pero allí también cuenta con el apoyo de mujeres. La teniente coronel Margarita Pardo de Santayana, destinada en el Cuarto Militar del Palacio de la Zarzuela, órgano de la Casa Real que depende directamente del Rey, ejerce de tutora castrense y sigue de cerca su evolución académica y psicológica.
Hija y hermana de militares, Pardo de Santayana es la máxima responsable de que la princesa de Asturias se adapte a su nuevo rol como dama cadete. Dicen que tiene un carácter firme, pero que es cercana y afable. Madre de cinco hijos, ha llevado a cabo misiones en el extranjero en destinos como Afganistán y Malí, y es experta en pilotar helicópteros. Algún día también podrá presumir de que pilotó el destino de una futura reina.
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