El Gobierno confía en que el pacto con Sumar acelere las negociaciones con ERC y Junts
Junts mantiene su plan negociador pese a la consulta por la investidura del ‘Gobierno’ paralelo de Puigdemont. El PSOE convoca al comité federal este sábado para aprobar la consulta a la militancia sobre el acuerdo de coalición con Sumar, pero no sobre la amnistía
Todo está listo para cuajar el pacto definitivo para la investidura de Pedro Sánchez, pero aún no hay fecha ni acuerdo cerrado. El escenario ideal para el Ejecutivo sería la semana del 6 de noviembre, después de la jura de la Constitución de la princesa Leonor de Borbón ante las Cortes el 31, y así Sánchez podría llegar ya investido presidente al congreso del Partido Socialista Europeo del 10 y 11 de noviembre en Málaga. Pero la fecha no la decide el Gobierno, sino la negociación. Y ahí el PSOE está en manos de sus aliados para esta investidura, en especial los independentistas de ERC y Junts, los apoyos más difíciles de amarrar. Nadie se atreve, pues, en el Ejecutivo a dar fechas ciertas, aunque no hay muchas más opciones: si no es la del 6, tiene que ser la del 13 o la del 20, porque después ya se llegaría al 27 con la convocatoria automática de elecciones. Pero lo que sí trasladaron este martes distintas fuentes de los dos sectores de la coalición, tras la firma del acuerdo entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, es que confían en que este pacto, una especie de contrato de la coalición, sirva como un incentivo para rematar la negociación con ERC, Junts y los otros socios necesarios: PNV, Bildu y BNG.
De momento, Junts mantiene su plan negociador pese a la consulta por la investidura del ‘Gobierno’ paralelo de Puigdemont. El resultado de la votación convocada por el Consell de la República para conocer la opinión de sus afiliados sobre si procede interferir la reelección de Pedro Sánchez exhibe rotundidad, pero poca fuerza. El veredicto hecho público este martes fue contundente: un 74,9% de votos a favor del bloqueo. Sin embargo, desplegará un efecto inocuo. Votaron solo 4.000 personas, un 4,4% del censo, y la entidad, creada por Carles Puigdemont cuando se marchó a Bélgica para evitar ser juzgado por la justicia española, se ve lastrada por un escaso poder de influencia en el diseño de la agenda política. Su máximo representante, Carles Puigdemont, tiene condicionada la capacidad para desplegar el mandato que arroja la votación. El expresident dirige el Consell mientras comanda la negociación de Junts per Catalunya en la investidura. “La votación es vinculante para el Consell, para nadie más”, pone de relieve una persona del equipo negociador de Junts, informa Marc Rovira.
El pacto de la coalición, que da un respiro al Gobierno después de semanas de negociación discreta sobre la amnistía, que está produciendo un evidente desgaste por las duras críticas de la oposición y de algunos dirigentes históricos del PSOE, provocó este martes un claro cambio de ambiente dentro del Ejecutivo. Después del acuerdo y de que se vuelva a dar protagonismo a las cuestiones en las que el Gobierno se siente más cómodo, esto es, las políticas sociales y económicas progresistas y los anuncios de ampliación de derechos o mejora de las condiciones laborales, distintos ministros y dirigentes trasladaban una gran confianza en que esto precipite los acontecimientos en cascada y empiecen a cerrarse también los demás acuerdos, más difíciles que este. Pedro Sánchez y Yolanda Díaz mostraron además una gran sintonía y una confianza total en que habrá Gobierno y durará toda la legislatura. “A este Gobierno le daban dos días, pero llevamos cinco años y vamos a estar otros cuatro años más”, clamó el presidente.
Ahora queda lo más difícil: rematar unas negociaciones con Junts y ERC que ya están muy avanzadas, pero con obstáculos importantes que no se logran salvar, como la figura del relator internacional o la forma de afrontar una posible salida al conflicto político catalán, además de la amnistía. Sánchez, además, consciente de que será una legislatura mucho más compleja por la falta de alternativas que tendrá para sacar adelante la acción legislativa en el Congreso, no persigue un pacto de investidura sino de legislatura. Unas garantías de estabilidad ante la mayoría más difícil de la democracia que, al menos de momento, los independentistas catalanes no comparten, aunque es lo que se está negociando a cambio de la amnistía.
Esquerra, dentro de su competencia con los neoconvergentes por liderar al independentismo, le recordó a Sánchez que necesita los votos del independentismo para ser investido. “Está muy bien que PSOE y Sumar vayan de la mano, pero servirá de poco si no hay acuerdo con los partidos independentistas catalanes”, advirtió la portavoz del Govern catalán, Patrícia Plaja, informa Camilo S. Baquero. “[El pacto de gobierno con Sumar] Es papel mojado si no se cierran los acuerdos de investidura y los compromisos con Cataluña”, apostilló. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, empleó la misma fórmula del “papel mojado” para restar relevancia al acuerdo de la coalición progresista.
El acuerdo tampoco gustó al PNV, que aseguró que el texto le deja “muchas dudas y preguntas en el aire” y una inquietud por una posible “invasión de competencias” en sanidad, educación o vivienda. Esto aventura la dificultad del rompecabezas que Sánchez deberá resolver a poco más de un mes para que expire la fecha de investidura. El presidente se ha comprometido a explicar todos los acuerdos que alcance, pero de momento en la presentación del primero, el de la coalición, Sánchez y Díaz no aceptaron preguntas. Además, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, poco antes, la portavoz, Isabel Rodríguez, evitó contestar a casi ninguno de los temas planteados y solo dio tres turnos de palabras, que amplió a cuatro tras las protestas de los informadores. Es la cifra más baja de turnos de preguntas de la historia reciente. Lo habitual en La Moncloa eran 10, incluso en la época de Mariano Rajoy, muy criticado por el PSOE por su trato a la prensa, que derivó en la campaña “sin preguntas no hay cobertura”, en 2012.
Tras cerrar el acuerdo con Sumar, el PSOE ha convocado para el próximo sábado al comité federal, su principal órgano de decisión entre congresos, para aprobar la consulta a las bases sobre el pacto de gobierno de coalición con el partido de Díaz, una decisión que es obligatoria y vinculante tras la reelección de Sánchez en las primarias de 2017. Lo que el PSOE no hará, según explican las fuentes consultadas, serán consultas a la militancia sobre los pactos con otros partidos como Junts para sacar adelante la investidura. Por tanto, no habrá una consulta a la militancia sobre la amnistía, el punto central de ese acuerdo. En la cúpula del PSOE explican que los estatutos no les obligan a hacerlo.
Ratificación de las bases
En 2019, la pregunta que entonces tenían que responder las bases fue “¿Apoyas el acuerdo alcanzado entre el PSOE y Unidas Podemos para formar un Gobierno progresista de coalición?”. Las bases socialistas ratificaron el acuerdo con Unidas Podemos con un respaldo del 92%. Se espera que ahora la pregunta sea similar. El secretario de Organización, Santos Cerdán, ha citado a los alrededor de 300 componentes del comité federal el 28 de octubre a una reunión extraordinaria a las 10.30 en Ferraz, según han avanzado fuentes socialistas a EL PAÍS. La ejecutiva federal ha sido convocada media hora antes para ratificar la convocatoria del comité federal y para acordar la convocatoria de la consulta a la militancia. Los socialistas tienen que decidir cómo se formula la pregunta y la duración de la consulta a la militancia: en el único precedente que hay, de noviembre de 2019, la dirección del PSOE la convocó un lunes y el resultado se conoció cinco días más tarde. El comité federal también ratificará a Eneko Andueza y José Ramón Gómez Besteiro como candidatos a la presidencia de las comunidades de País Vasco y Galicia en las elecciones previstas para julio.
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