Sánchez pedirá al Rey que le encargue intentar la investidura porque confía en tener hasta 179 votos
El presidente comparecerá para explicar su proyecto, aunque sin concretar la amnistía
Dos meses largos después de las elecciones, llega el momento de la verdad para Pedro Sánchez. El presidente en funciones, el único que puede armar una mayoría y lograr la tercera investidura de su vida política —la primera fue en una moción de censura en 2018 y la segunda tras la repetición electoral de 2019— acudirá este martes al palacio de la Zarzuela para decirle al Rey por segunda vez que está convencido de que puede lograr la mayoría absoluta del Congreso y por tanto, para pedirle el encargo de intentarlo. Hace un mes, Sánchez ya acudió a ver al jefe del Estado con el mismo mensaje y se ofreció para ello, pero Felipe VI decidió en ese momento hacer el encargo a Alberto Núñez Feijóo porque había logrado más escaños y tenía más votos garantizados, ya que Vox prometió su respaldo. El PSOE aceptó sin críticas esa decisión del Monarca, aunque pensaba que era mejor que el primero en intentarlo fuera Sánchez.
Un mes después, tras el fracaso de Feijóo, que no logró ni un solo apoyo más desde que fue a las consultas con el Rey, Sánchez acude de nuevo a La Zarzuela este martes. Tampoco tiene los votos garantizados, pero está convencido de que, ahora sí, Felipe VI le dará el encargo para que lo intente porque, como se comprobó la semana pasada en el Congreso, es el único candidato con posibilidades de lograr una investidura.
Aunque Sánchez no tiene garantizados los apoyos de casi nadie más allá del PSOE —ni siquiera los de Sumar, porque la propia Yolanda Díaz ha dicho que aún están lejos de un acuerdo con los socialistas sobre las reformas fundamentales a las que se comprometerán en el pacto de coalición—, en el último mes su equipo negociador, con Félix Bolaños, María Jesús Montero y Santos Cerdán al frente, ha ido avanzando en las conversaciones, y el presidente podrá acudir a la ronda de consultas con la aspiración de aunar incluso 179 escaños, si logra convencer a Coalición Canaria, algo que los socialistas no descartan.
Sánchez explicará al jefe del Estado, como hizo hace un mes, pero ahora con más información, que cree que puede amarrar para su investidura los 178 diputados (PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG) que votaron en agosto a la presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, y que volvieron a unirse en el no a la investidura de Feijóo, salvo por un error de un parlamentario de Junts en la segunda votación. Ese será el núcleo de la mayoría que está negociando Sánchez, con el añadido de Coalición Canaria.
Este último sería un paso importante, porque el bloque de investidura, sin Junts, pasaría a tener 172 escaños, uno más que los 171 del bloque de oposición de los que sin duda votarán no a Sánchez y a casi todo lo que proponga, esto es los 137 del PP, los 33 de Vox y el diputado de UPN. Ese desempate a favor de Sánchez, si incorpora a Coalición Canaria, es importante para no depender siempre del sí de Junts y de todos los demás socios, aunque lo que se está negociando no es solo una investidura, sino un pacto para dar estabilidad al Gobierno que podría incluir al menos unos Presupuestos.
En cualquier caso, con o sin Coalición Canaria en el bloque, Sánchez está seguro de que puede lograr la mayoría absoluta, algo que no tuvo en 2020, y salir en primera votación. El presidente, según fuentes del Ejecutivo, le dirá al Rey que aún no tiene los apoyos cerrados y por tanto tampoco es previsible que se fije inmediatamente una fecha, pero sí le pedirá que le haga el encargo porque entiende que así podrá iniciar la recta final de la negociación —ya ha habido avances, según fuentes tanto del Gobierno como de los independentistas— y rematar la mayoría necesaria.
El presidente en funciones comparecerá después en La Moncloa. En las últimas semanas, Sánchez se ha escudado en que era el momento de Feijóo para dar muy pocas explicaciones de sus planes. Ahora estará obligado a ser mucho más claro sobre las líneas maestras del proyecto que ofrece a los españoles y a sus aliados potenciales. Sin embargo, no está nada claro que Sánchez hable al fin con claridad del gran elefante en la habitación de estas negociaciones, esto es, la amnistía definitiva para los implicados en el procés a todos los niveles, también los más bajos. El presidente nunca pronuncia la palabra, aunque ese es el centro de la negociación, y utiliza eufemismos como “ser coherente” con la política mantenida hasta ahora con los indultos y la reforma de la sedición y la malversación, o la idea de “pasar página” y buscar “soluciones en la vía política” y no judicial. Ahora se le exigirá más claridad, pero está por ver hasta dónde llegará Sánchez en esta primera intervención tras recibir el encargo del Rey.
Lo que sí está muy claro es el límite por el que el PSOE no va a pasar, que es la aceptación de un referéndum de autodeterminación. Sánchez estuvo detrás del comunicado del PSOE y PSC la semana pasada que cortó radicalmente el paso a esa posibilidad que exigían los independentistas en una resolución pactada en el Parlament. El mensaje es claro, y de manera directa o indirecta Sánchez profundizará en él: en la amnistía hay camino para negociar, en el referéndum ninguno. En cualquier caso, el presidente será prudente porque tiene una negociación muy delicada en marcha y quiere evitar que cualquier frase pueda complicarla.
En el Gobierno se transmite la idea de que finalmente habrá investidura, aunque no quieren mojarse con posibles fechas por si luego hay que retrasarla —lo ideal en el Ejecutivo era a finales de octubre, pero nadie se anima a garantizar nada—. Lo único que realmente creen que puede ponerla en riesgo es la guerra por el liderazgo del independentismo entre ERC y Junts, que puede forzar a ambos a subir sus demandas hasta hacerlas inviables, según el análisis del Gobierno en funciones. En cualquier caso, en La Moncloa se respira optimismo, y creen que este martes empieza la recta final de una negociación que confían en que dará a Sánchez y a la coalición con Sumar una nueva oportunidad de abrir una legislatura que se apunta intensa.
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