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El PSOE acelerará la negociación para intentar una investidura rápida de Sánchez en octubre

No hay nada cerrado y todo depende de la amnistía: en cuanto se cierre, habrá fecha inmediata

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en la segunda jornada del debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo en el Congreso, este miércoles.
Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en la segunda jornada del debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo en el Congreso, este miércoles.Claudio Alvarez
Carlos E. Cué

Mientras todos los focos están puestos en el Congreso y en la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, los negociadores de Pedro Sánchez trabajan discretamente para acelerar las negociaciones en cuanto fracase el líder del PP y lograr que la “investidura auténtica”, como la definió el propio presidente en funciones hace dos semanas, pueda llegar cuanto antes, si es posible en octubre. No hay nada cerrado, y todo depende de la negociación con los independentistas catalanes, la más complicada, centrada especialmente en la amnistía definitiva para los implicados en el procés, pero las sensaciones que transmiten en el Gobierno y el PSOE dan la idea de que, si nada se tuerce, todo podría llegar muy rápido.

En realidad, Sánchez tiene un margen amplio, hasta el 27 de noviembre, y nada le obliga a ir antes. Pero después de más de un mes de espera para la investidura fallida de Feijóo, y con las negociaciones ya muy avanzadas entre los socialistas y los aliados de la investidura, nadie le ve mucho sentido a alargar un asunto que podría complicarse cuanto más tiempo se le dedique.

Fuentes del Gobierno insisten en no cerrar ninguna fecha concreta, porque además entienden que poner un día cerrado implica aumentar el riesgo de fracaso. Pero lo cierto es que el margen no es muy amplio, porque la agenda internacional y nacional limita las opciones. La semana que viene, previsiblemente entre lunes y martes, el Rey hará una nueva ronda de consultas con los partidos ante el fracaso de Feijóo, y todo indica que esta vez sí le encargará a Sánchez que lo intente. En realidad, el líder del PSOE no acudirá, o al menos no es probable, con los apoyos cerrados de los 178 escaños —o 179, si logra convencer a Coalición Canaria— a los que aspira. De hecho, algunos de ellos, como ERC y Junts, no acudirán a las consultas con el jefe del Estado, como forma de protesta ante la posición que mantuvo el Rey durante el procés.

Pero Sánchez le dirá a Felipe VI que espera poder contar con una mayoría absoluta del Congreso en función de las negociaciones que tiene en marcha y eso debería ser suficiente para que le dé el encargo. A partir de ahí, Sánchez podría fijar inmediatamente la fecha de la investidura el mismo miércoles en conversación con la presidenta del Congreso, como hizo Alberto Núñez Feijóo. O también, esperar un tiempo a tener cerradas las negociaciones para cerrar ese día decisivo.

Pedro Sánchez, este miércoles  en el Congreso.
Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso. Claudio Álvarez

Sánchez necesita una semana entera despejada de agenda, como esta, para poder hacer tres jornadas de pleno: martes, miércoles, y viernes en segunda votación, aunque en su caso probablemente no sería necesaria, porque los números hacen que el presidente pueda salir en primera votación, con mayoría absoluta. A Sánchez, salvo que Coalición Canaria no cambie su voto, no le vale la abstención de Junts, necesita el sí. Y eso es lo que se está negociando con el grupo de Carles Puigdemont. Por eso, el voto más probable de la investidura de Sánchez, a expensas de lo que haga Coalición Canaria, sería el contrario del que ha tenido Feijóo este miércoles: 178 síes y 172 noes, sin abstenciones, mayoría absoluta. Y eso haría innecesaria la segunda votación, pero hay que dejar ese margen de agenda por si acaso.

La primera semana factible es la del 10 de octubre, aunque es complicada porque tiene en medio la fiesta del 12 de octubre. La primera despejada, pues, sería la del 17. Sería la ideal, la más rápida, y todo quedaría resuelto antes del 31 de octubre, una fecha especialmente simbólica porque es el día de la jura de la Constitución ante las Cortes, en una sesión solemne, de la princesa Leonor, que cumple ese día 18 años.

No hay ninguna obligación de tener un Gobierno constituido para ese momento. Se podría hacer perfectamente con un Ejecutivo en funciones, porque lo importante son las Cortes y están en plena actividad con mandato vigente. Pero desde el punto de vista de imagen, sin duda sería mejor llegar a una fecha como esa con el Gobierno constituido y en plenas funciones. Fuentes del Ejecutivo insisten en que eso no debe condicionar la negociación, y no quieren pillarse los dedos, pero otros dirigentes consultados admiten que lo ideal sería tener todo cerrado antes del 31 de octubre.

La semana del 24 de octubre también sería factible. Es un poco más complicada, porque Pedro Sánchez tiene que participar en la cumbre de la UE en Bruselas el 26 y 27, jueves y viernes, pero podría votarse el miércoles, tomar posesión a primera hora del jueves y llegar a la cumbre, que arranca por la tarde, ya como presidente, algo que tendría su impacto. Antes, la próxima semana, el día 6, está la cumbre informal de Granada, ya probablemente con el encargo del Rey, pero aún no está claro si con fecha ya para la investidura. Ante ese escenario, este fin de semana se apunta como de negociaciones intensas para ver si se puede despejar la fecha justo después de las consultas.

Si no se logra cerrar en octubre, queda todo noviembre por explorar. Cuatro semanas de margen antes de que se cumpla el plazo legal para la convocatoria automática de elecciones. Nadie se anima a descartar que se llegue a esas fechas, pero en el Ejecutivo se nota claramente el deseo de no alcanzar ese momento que empezaría a aumentar el riesgo de repetición electoral y volvería más agónica la negociación, algo que siempre aumenta la posibilidad de fracasar, como pasó en 2019. Entonces, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias mantuvieron un pulso todo el mes de julio y al final las negociaciones empezaron a pocos días de la fecha fijada para la investidura y finalmente fracasaron, lo que llevó a nuevas elecciones.

Todas esas experiencias pasadas, también la larguísima negociación con ERC en 2020, que estuvo a punto de fracasar en el último momento por la inhabilitación de Quim Torra que decidió la Junta Electoral Central en plenas vacaciones navideñas y a tres días de la investidura, están en la mente de los negociadores, que precisamente para evitar una situación así llevan semanas hablando e intercambiando papeles con mucha discreción para tener todo listo cuando llegue la hora de Sánchez, que tendrá que hacer también su propia ronda de consultas formal, en la que ha dicho que además de los grupos quiere incluir a los agentes sociales. A partir de la próxima semana, el Gobierno empezará una ofensiva mediática para explicar la negociación y la posición del presidente, que hasta ahora se ha excusado en que era el momento de Feijóo para no dar explicaciones. El PSOE saldrá en tromba y es previsible que se recurra también, como en campaña, a la figura muy apreciada por los socialistas del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Pacto político de fondo

Lo que sí parece claro es que el Gobierno no está buscando solo un acuerdo para pasar la investidura, como en 2020, sino que trata de cerrar un pacto de legislatura que implique una mayoría estable con garantías para aprobar también nuevos Presupuestos en cuanto se pueda. Las fechas legales ya están pasadas —debía haber habido techo de gasto en julio y Cuentas presentadas en septiembre—, pero se podría acelerar para intentar tenerlos cuanto antes y prorrogarlos solo unas semanas en enero o febrero. Pero hay una dificultad añadida: el PP controla el Senado y puede ralentizar todo mucho.

En cualquier caso, lo que se intenta negociar con los aliados es un gran pacto político de fondo para evitar que cada semana sea un infierno, ya que el bloque de la derecha tiene 172 escaños fijos —o 171 si Coalición Canaria quiere jugar con la mayoría—, casi 20 más de los que tenía en la anterior legislatura, por lo que su capacidad de bloquear las reformas de la coalición es mucho mayor.

Pero todo esto, desde la fecha hasta la idea de pactar también un pacto de legislatura que incluya Presupuestos, son deseos, que el Gobierno lleva a la mesa de negociación, pero no está escrito que lo consiga. “Primero el acuerdo, luego las fechas”, insisten en La Moncloa. Y en eso están trabajando ahora intensamente: en tener el acuerdo cuanto antes. Las sensaciones que transmiten son positivas, pero como se suele decir en Bruselas, nada está cerrado hasta que todo está cerrado.

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