Alan Riding: “El sentimiento de que el pasado no ha desaparecido y que tiene que ser discutido es algo que no va a parar”
El veterano corresponsal del ‘New York Times’ conversa con la biógrafa del rey emérito de España, Laurence Debray, Jorge Castañeda, Enrique Barón Crespo y Andrés Rozental, sobre las transiciones democráticas en los dos países
Para el veterano periodista, corresponsal del diario estadounidense The New York Times, Alan Riding, México tiene dos grandes problemas que le han hecho difícil el camino hacia la construcción y la consolidación de su democracia: el narcotráfico y el reciente avance hacia la militarización del país. Tiene unos 50 años de experiencia detrás, que le han dotado de una visión minuciosa, crítica y sagaz de América Latina. Asegura que, a diferencia de España, en donde el regionalismo puede ser el más grave de sus problemas, México ha tardado mucho en construir su democracia electoral y enfrenta ahora un futuro en el que esa democracia se replantea ante un nuevo Gobierno “que lo controla todo” y que, además, cuenta con el respaldo de los militares.
Desde la FIL Guadalajara, en un encuentro en el que le han acompañado Jorge Castañeda, canciller durante el Gobierno de Vicente Fox; la biógrafa del rey emérito de España, Laurence Debray; el embajador mexicano en el sexenio de Raúl Salinas de Gortari, Andrés Rozental; y Enrique Barón Crespo, ministro español durante el Gobierno de Felipe González, han hablado también de una de las cuestiones qué más han tensado las relaciones entre España y México en su historia diplomática moderna: la solicitud de disculpas públicas que Andrés López Obrador expresó en 2018. “El sentimiento de que el pasado no ha desaparecido y que tiene que ser discutido y no escondido, es algo que no va a desaparecer”, ha dicho Riding, el único de los integrantes de esa mesa, que considera replantearse o, por lo menos, pensar más a fondo las muchas solicitudes de perdón que varios pueblos originarios han hecho abiertamente durante los últimos años a países como Francia o Gran Bretaña.
El resto de panelistas son tajantes: el pasado debe de quedarse ahí, y las prioridades tendrían que enfocarse en el futuro. Así lo ha descrito Laurence Debray, la autora francesa que durante los últimos 20 años de su carrera los ha dedicado a escribir sobre la biografía del rey emérito de España, Juan Carlos I: “Estas revanchas históricas no miran hacia el futuro y seguimos en el pasado, y el no mirar hacia el futuro y seguir siempre en el pasado [nos impide] mirar hacia la Inteligencia Artificial y a los desafíos económicos en los que deberían de preocuparnos”, dijo.
Otro consenso al que han llegado los panelistas es el peligro de muchos de los nuevos Gobiernos en el mundo “autócratas” que han socavado los valores democráticos que durante muchos años fijaron el curso de la política o de las relaciones internacionales y comerciales tanto en el continente americano como el europeo. Para todos ellos, la transición de España y México se diferenciaron por los tiempos en las que tuvieron lugar: en México se trató de un proceso tardado y para España, tras la muerte de Francisco Franco, un lapso demasiado rápido y con pocas “rupturas”.
Pese a ello, Riding distingue que ambas naciones comparten una problemática en común: “La cuestión central de su gobernabilidad”. Esa tensión que a España le plantea el problema del nacionalismo —la pugna de identidades— y a México el poder territorial del narcotráfico.
En el caso de México, Riding apunta: “Mi preocupación es que, a más de 20 años después de haber logrado la democracia electoral, hay peligro de una democracia militarizada de un solo partido”.
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