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Claudia Sheinbaum asegura que una respuesta formal por parte del rey de España a la carta de López Obrador fortalecería la relación bilateral

“Las relaciones no están rotas”, asegura la presidenta de México en un mensaje en el que llama a la reconstrucción de un pasado en el que, señala: “hubo cosas que no estuvieron bien”

Claudia Sheinbaum España
Claudia Sheinbaum durante la conferencia de prensa matutina de este miércoles, en el Palacio Nacional de Ciudad de México.José Méndez (EFE)
Erika Rosete

Han pasado más de cinco años desde que el expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador, envió una carta al rey de España con la petición de acordar una disculpa por parte del Estado español por los crímenes cometidos durante La Conquista. Era marzo de 2019, la antesala de las celebraciones que el Gobierno mexicano preparaba para la conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán y los 200 de la independencia del país. Lo que parecía un intento de una “gran reconciliación” por parte del exmandatario, se ha convertido en uno de los capítulos más tensos en la historia de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Este martes, al ser cuestionada una vez más por la polémica, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha aclarado que las relaciones con España no están rotas, y ha asegurado que hasta ahora, sin una respuesta formal, aún cree que es necesaria una disculpa: “Hay respuestas en medios de comunicación, pero no una respuesta formal de qué opinión tienen frente a eso. La Conquista fue un acto violento, evidentemente no son los españoles de ahora, ¿pero qué permite eso? Reconstruir el pasado a partir de un reconocimiento de que hubo cosas que no estuvieron bien. Eso fortalecería la relación México-España”, dijo.

La presidenta ha dicho este martes un relato detallado sobre lo que sucedió tras el envío de aquella carta de López Obrador a la corona española: “El presidente envía una carta al rey con sus argumentos para una disculpa. En la parte última, si ustedes la leen, le dice de manera muy cordial: pongámonos de acuerdo para ver de qué manera se puede hacer esto e incluso que el Estado mexicano pida sus propias disculpas —como lo hizo en el caso de los Yaquis o en otros casos, con el pueblo chino— por las matanzas que hubo en México”, comienza.

Minutos antes, ha dedicado parte de su respuesta a insistir en que las relaciones con España, las comerciales, las turísticas, las culturales, las de las inversiones de tantas empresas españolas en territorio mexicano, las que hermanan a ambos pueblos, están ahí. Y ha dejado clara su posición con respecto a la necesidad de que exista una disculpa. “Podrían no haber estado de acuerdo”, continúa, y vuelve a insistir en que ni siquiera hay hasta ahora un posicionamiento oficial sobre el tema.

Pero el Estado español, todavía sin dar crédito unos días después de aquel mes de marzo de 2019, emitió varias declaraciones, entre ellas las del entonces ministro de Exteriores, Josep Borrell, cuando declaró que el Gobierno de España, “obviamente”, no iba a presentar esas “extemporáneas disculpas”. Además, como respuesta, el Gobierno de Pedro Sánchez publicó un comunicado en el que lamentó “profundamente” la publicación de la carta y aseguró que “rechazaba con firmeza” el argumento de la misma, y firmó que reiteraba su disposición “para trabajar conjuntamente con el Gobierno de México y continuar construyendo el marco apropiado para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre nuestros dos países, que nos permita afrontar con una visión compartida los retos futuros”.

Sheinbaum continuó: “Entonces [el presidente] envía la carta en una forma muy cordial. ¿Y qué podría haber ocurrido como debe ocurrir en las relaciones diplomáticas? Una contestación en una carta. Pudo haber sido el rey o el ministerio de Relaciones Exteriores en una relación bilateral que era privada, hasta ese momento. Entonces no contestan, pero no solo no contestan, sino que hacen pública una parte de la carta, la filtran y después de ello, sale una declaración en un medio de comunicación del ministerio de Exteriores y después viene una campaña orquestada en contra del presidente de México, en España. ¿Pues cómo querían que bajo esa circunstancia [continuáramos] como si nada hubiera pasado? No solo era Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, al que le hicieron este menosprecio”, dijo.

La exclusión del rey Felipe VI de la toma de protesta del pasado 1 de octubre de Sheinbaum ha avivado la discusión de uno y otro lado del Atlántico. La ultraderecha española de Vox enciende sus discursos atacando directamente a la presidenta Sheinbaum y burlándose públicamente de su posición con respecto al tema. La clase política española, historiadores y la opinión pública dan paso a discusiones y análisis sobre si es necesaria o no una disculpa, como pedía y pide ahora el Estado mexicano. De este lado, la oposición se niega a ser parte de esa posición y han comunicado incluso su distanciamiento de la petición del Gobierno.

La presidenta de México ha heredado de su predecesor y mentor político esta tensión diplomática y la ha asumido como una causa personal. Mientras, en el pasado mes de septiembre, durante la Asamblea general de la ONU, Sánchez, el presidente del Gobierno español, declaraba: “Detrás de todo esto hay una enorme tristeza porque dos pueblos hermanos, por el interés político de alguno, no podamos tener las mejores relaciones entre los pueblos y entre dos Gobiernos progresistas que compartimos valores y probablemente políticas”.

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Sobre la firma

Erika Rosete
Es periodista de la edición mexicana de EL PAÍS.
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