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INVESTIDURA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Tribuna de invitados: no estamos todos, falta Terelu

Cabe preguntarse quién elabora la lista de invitados a un intento de investidura que parece abocado al fracaso

Investidura Feijóo
Los presidentes de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, seguían este martes el debate de investidura desde la tribuna de invitados. En primer término, Pedro Rollán, presidente del Senado.Claudio Alvarez
Ángeles Caballero

Después de haber acabado el lunes con Carmen Borrego y Teresa Lourdes Borrego, hijas de María Teresa Campos, visitando el palacio de la Moncloa; después de haber visto a tres ministras socialistas —María Jesús Montero, Isabel Rodríguez y Pilar Alegría— en el funeral de la reina de las mañanas en una parroquia de Pozuelo de Alarcón (Madrid), cabe preguntarse quién elabora la lista de invitados a un intento de investidura que parece abocado al fracaso. Sobre todo si llevamos días intentando descifrar qué demonios es España. ¿Dónde está Terelu cuando se la necesita?

Porque, después de lo visto y oído, cómo no entender el cansancio en esos rostros ante otro día histórico para la democracia. Ante otro día en el que en el patio y en los pasillos del Congreso de los Diputados, pasó lo de siempre: que pululen personas excesivamente amables —y dedicadas a la política— empeñadas en convencer a los periodistas de que tienen la razón.

A la tribuna de invitados acudieron algunos de los presidentes de las 11 comunidades que gobiernan los populares. Isabel Díaz Ayuso mezcló serenidad con momentos de hastío y sólo con las tres frases finales del presidente de su partido asintió con vehemencia. A otros les tocó acompañar en la primera fila a la pareja del candidato, como Alfonso Rueda, sucesor de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta de Galicia, y Juan Manuel Moreno Monilla, presidente de la Junta de Andalucía. Eva Cárdenas, pareja de Núñez Feijóo, es de esas personas a las que votantes de él denominarían como “ideal”, “estupendérrima” o dirían de ella que “tiene fachón”.

La senadora popular María del Mar Blanco y el padre Ángel, en la tribuna de invitados este martes en el Congreso.
La senadora popular María del Mar Blanco y el padre Ángel, en la tribuna de invitados este martes en el Congreso. Sergio Pérez (EFE)

Acudió, cómo no, el padre Ángel, presente tanto en el cielo como en la tierra. Luchó con todas sus fuerzas por no quedarse dormido, aunque le acabaron venciendo las cabezadas. No fue el único. Estaban el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y Víctor Gutiérrez, secretario de políticas LGTBI del PSOE. El escritor Javier Sierra, María del Mar Blanco y Pedro Rollán, recién llegados del Senado. Otros familiares, amigos y conocidos. La madre de la diputada de Sumar Aina Vidal.

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Y en el hemiciclo y los pasillos, cada grupo parlamentario con lo que ellos entienden como mejores galas. Formalitos los del PP con cada intervención del su candidato. Vestiditos de azul y sumamente discretos, porque ya sabemos que llamar la atención es cosa de gente ordinaria o quizá de “comunistas disfrazados”, que diría Santiago Abascal. Algo desanimados los de Vox, por cierto, sin esos andares de paseíllo, conscientes de que en esta investidura y en la siguiente tendrán el protagonismo justo.

Mientras, algo más peleones los del PSOE, encantados de conocerse con la intervención de Óscar Puente, investido desde este último martes de septiembre como doble en escenas de riesgo del presidente en funciones. Con el exalcalde de Valladolid pasa como con algunos delanteros macarras, tipo Luis Suárez o Diego Costa. Si son de tu equipo, adoras que den patadas. Pero hoy no era el día, no era. A veces hace falta valor, y a Puente le faltó pudor.

Pedro Sánchez miró más al techo que al móvil, Yolanda Díaz no paró de tomar notas y la química la destilaron cuatro parejas de baile. Las formadas por Ione Belarra e Irene Montero —ministras, amigas, cómplices, no les basta con sentarse al lado, hasta sus cuerpos se acercan con tal de desconectar del resto—; José Luis Ábalos y Carmen Calvo, alterados vivos para bien y para mal, y Jorge Azcón y Carlos Mazón, que se echaron muchas risas de las que participó, discretísima, María Guardiola. Y ellos. Don Carlos Floriano y don Rafael Hernando. Personas favoritas. Se miran y se entienden. Aplauden cuando toca y cuando les viene en gana. Bronceados, libres e iguales. Ellos sí.

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