Sortu apoya la investidura de Sánchez porque permitirá fijar “el campamento base hacia la república vasca”
La formación matriz de EH Bildu apuesta en un documento interno por “estar presente especialmente en los ámbitos de poder”
Sortu, la formación matriz de EH Bildu, apoya sin ambages la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Si esto ocurre con el apoyo de las formaciones nacionalistas e independentistas del País Vasco y Cataluña, Sortu considera que “la cuestión territorial” estará en el centro del debate político en los próximos años y abrirá “una ventana de oportunidad” que permitirá “establecer el campamento base para la ascensión hasta la república vasca”. Así figura en un documento interno, titulado “Plan Político 2023-2024″ que el partido dirigido por Arkaitz Rodríguez ha remitido a todos sus afiliados y simpatizantes y al que ha tenido acceso EL PAÍS.
Una repetición del Gobierno formado por el PSOE y Sumar con el apoyo en el Congreso de los nacionalistas es preferible que una repetición electoral, advierte Sortu, porque “la posición de EH Bildu y, en general, la del soberanismo de las diferentes naciones, se fortalece” y puede favorecer que se sigan dando pasos a favor de “la resolución de las consecuencias del conflicto”, “las políticas socioeconómicas progresistas” y en la “cuestión territorial”. Este es el análisis que realiza la dirección de Sortu en el mencionado plan político que sus bases debatirán el sábado en la VI Conferencia Nacional que tiene previsto celebrar en Mondragón (Gipuzkoa).
Sortu realiza un balance muy positivo del curso político 2022-2023, que califica de “fructífero desde el punto de vista del proceso de liberación nacional”, y del que destaca tres grandes objetivos conseguidos: “Hemos dado pasos importantes en la vuelta a casa de los presos políticos vascos; EH Bildu ha salido fortalecida en las elecciones celebradas este año, y en el Estado español se le ha cerrado la puerta a la involución reaccionaria”.
Aunque no se aventura a dar por segura la repetición de un Gobierno presidido por Sánchez, Sortu considera que esta opción es la mejor para los intereses de la coalición EH Bildu y para impulsar su proyecto independentista. “Si la investidura de Sánchez prospera, tenemos la oportunidad de darle un impulso al proceso político [de liberación nacional] y establecer el campamento base para la ascensión hasta la república vasca”.
Según el diagnóstico que hace de la situación actual, la “foto” que ha quedado tras las elecciones generales del 23 de julio revela que el soberanismo va a jugar un papel “decisivo” en el tablero nacional porque puede tener “un gran potencial para situar la cuestión de las naciones en el centro del debate, abrir el candado del Régimen del 78 y dar pasos de calidad en el reconocimiento nacional, la articulación territorial y la recuperación de la soberanía”. No obstante, Sortu teme que el “bloque reaccionario” ejerza su poder para “provocar una batalla” y arrastre al PSOE a “una fórmula de restauración del Régimen”.
“Nuestro país”, asegura Sortu en su informe político, “sigue inmerso en el largo tránsito entre dependencia y soberanía”. Este partido, clave en la definición de la línea política que suele marcar EH Bildu en público, apuesta por seguir en los próximos meses un plan basado en “desarrollar una estrategia independentista permanente”. Para ello plantea “estar presente en todos los ámbitos de la sociedad, especialmente en los ámbitos de poder”. En la hoja de ruta para alcanzar este objetivo, se reafirma en su modelo “confederal y asimétrico”, consistente en “desarrollar tres procesos constituyentes” en el País Vasco, Navarra y el País Vasco francés “al mismo tiempo y combinadamente”. Persiste en su idea de “crear una dinámica de construcción/compactación nacional que tenga como objetivo articular desde hoy el sujeto político y construir las bases materiales y simbólicas de nuestra soberanía”.
Sortu explica abiertamente su objetivo estratégico: “Articular un bloque histórico, soberanista y progresista que materialice el proyecto de la soberanía, ya sea obligando a los Estados a reconocer nuestro derecho de autodeterminación, ya sea creando las condiciones suficientes y la relación de fuerzas necesaria para poder recorrer ese camino de manera unilateral”. Este proceso deberá producirse mediante la “acumulación gradual de poder” que cristalice en “conquistas jurídicas concretas”. En ese camino, plantea que es necesario alcanzar mayorías sociales e institucionales lo más amplias posible, construir estructuras de Estado (“espacios de soberanía material”) y trabajar en el reconocimiento internacional. Sortu aboga por poner “en marcha un proceso de construcción nacional contemporáneo”.
“El soberanismo de izquierdas tiene que gobernar el mayor número de instituciones posible y demostrar que cuando gobierna mejoran las condiciones de vida y trabajo de las mayorías”, asegura este partido. Sortu defiende que hay indicios de que el ciclo hegemónico del PNV podría estar “agotado” y que Euskadi está a las puertas de “un cambio de ciclo” que daría el “liderazgo” institucional a EH Bildu. “Es cuestión de tiempo que el soberanismo de izquierdas se convierta en la primera fuerza política” vasca, por lo que Sortu alerta a sus seguidores: “Tenemos que prepararnos aún más para poder dar ese salto. Tenemos que anticiparnos a lo que pueda venir, por ejemplo, analizando con antelación los retos y nudos que encontraremos cuando lleguemos a las más altas instituciones de Euskal Herria”, dice en su documento interno.
‘Sorpasso’
Sortu expone que el independentismo de izquierdas tiene que prepararse para ese posible sorpasso y marca un listado de propuestas que este sector político debería plantear a la sociedad en materias como el euskera, educación, feminismo, ecología, vivienda o migración. También propone, al final de su documento de 19 páginas, realizar una labor de “pedagogía” sobre el logro de “un marco estable que posibilite la vuelta a casa de los presos, refugiados y deportados políticos en los próximos años”. En el apartado dedicado a “memoria, víctimas y convivencia”, plantea “dar pasos en el reconocimiento y reparación de todas las víctimas, con una actitud constructiva”, en consonancia con el discurso que viene manteniendo desde el fin de ETA. No obstante, apuesta por “centrarse especialmente en la visibilidad, reconocimiento y la reparación de las víctimas causadas por Estados”.
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