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El PSOE da por amortizadas las críticas de González y Guerra y se defiende: “Desleales son los que no respetan las mayorías del partido”

Ferraz distingue este caso del de Redondo Terreros y descarta expedientarles, mientras ministros y líderes territoriales piden que se respete a la dirección actual

José Marcos
PSOE Felipe González Alfonso Guerra
Santos Cerdán y Pedro Sánchez, antes de la votación que ha aprobado el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, este jueves.Samuel Sánchez

El PSOE ha recibido con una mezcla de lástima, rechazo y desapego las últimas críticas que Felipe González y Alfonso Guerra han vertido contra el presidente en funciones y secretario general del partido ante la posibilidad de conceder una amnistía a los encausados del procés. La dirección federal, los ministros y los cuadros medios consultados, sean secretarios provinciales o diputados rasos, dan por amortizadas las invectivas “previsibles” que dos de los grandes referentes de la vieja guardia socialista dedicaron la víspera al líder actual del PSOE. Guerra llegó a acusar a Sánchez de “disidente” y “desleal” con el beneplácito de González. “Desleales son los que no respetan las mayorías del partido”, ha salido en defensa de Pedro Sánchez el secretario de Organización, Santos Cerdán. “Lo que puedan decir exdirigentes del PSOE lo respetamos, pero no es la decisión del PSOE. Ayer [por el miércoles] fue la presentación de un libro de Guerra... Seguro que tendrá más éxito que las arengas que está alimentando”, ha apostillado el número tres de Ferraz.

Todos los responsables socialistas consultados comparten que el impacto de las críticas es mínimo en las filas del partido. Otra cuestión es la inquietud de algunos líderes territoriales por el desgaste que pueda implicar en un sector del electorado. Juan Espadas, secretario general de PSOE andaluz, respeta, pero no comparte, los análisis de González y Guerra y ha pedido “un margen de confianza” a Sánchez para revalidar un Gobierno progresista.

El secretario general de Madrid, Juan Lobato, ha destacado que ambos tuvieron su momento para “tomar decisiones con determinación y liderazgo”, pero que es Sánchez quien “está ahora en la sala de máquinas” del PSOE y de La Moncloa. El ruido, en todo caso, no se apaciguará hasta que Sánchez sea investido, un escenario que el presidente da por seguro, pese a que necesita unos votos, los de Junts, que no están nada claros.

El malestar y la indignación con los dardos de González y Guerra es unánime en la generación actual del PSOE. Salvo Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, y Javier Lambán, secretario general en Aragón, ningún cargo activo acudió a la presentación del libro La rosa y las espinas del exvicepresidente. La dirección federal del PSOE ni siquiera envió a nadie en su representación. Por eso no han sorprendido los reproches, en público o en privado, que han realizado ministros actuales o recientes y cargos con mucho futuro o con una proyección menguante. “Están amortizados. Cuando dices algo a favor estás autorizado a decir algo en contra. Hablan de cambios de opinión... ¡Pero si ellos fueron los que defendían no entrar en la OTAN!”, reflexionaba un relevante diputado con mucho poder orgánico.

Fuentes de la dirección federal niegan que se contemple siquiera abrirles a González y Guerra un expediente sancionador, como sucedió la semana pasada con la expulsión de Nicolás Redondo Terreros por su “reiterado menosprecio” al partido. En la dirección del PSOE distinguen que este último ha menospreciado las siglas y estuvo al borde de la expulsión tras un acto con Isabel Díaz Ayuso antes de la campaña electoral de 2021. En cambio, González y Guerra “no se han declarado abiertamente en contra de los intereses del partido”, sino que lo han hecho sobre cuestiones como la amnistía.

“Que cada uno tenga una opinión está muy bien, pero también hay que saber cuando conviene expresarla, en qué marco y a quién sirve, sobre todo cuando uno ha tenido una vasta experiencia política y se ha venido caracterizando por la exigencia de esa lealtad en otros momentos. Simplemente basta con aplicarse lo mismo que hubiera pedido en otro momento. Y, por otra parte, creo que incluso respetarse a uno mismo y a un legado tan importante”, ha observado José Luis Ábalos, el secretario de Organización anterior a Cerdán y exministro de Transportes. “Antiguas”, ha calificado Miquel Iceta, ministro de Cultura y ex primer secretario del PSC, las palabras del expresidente y del exvicepresidente de los primeros gobiernos socialistas tras la restauración de la democracia.

“Lo que ha dicho Alfonso Guerra de una mujer en política es absolutamente detestable, que se nos juzgue por el pelo en vez de por las neuronas… Alfonso Guerra se lo tendría que hacer mirar”, ha cargado a su vez la exvicepresidenta Carmen Calvo contra el antiguo dirigente. “Le habrá dado tiempo entre una peluquería y otra”, había reaccionado Guerra horas antes en respuesta a unas críticas de Yolanda Díaz a González.

La desafección de la generación del PSOE de hoy con González y Guerra ha sido la tónica, aunque no venía de ahora, en todas las conversaciones en el Congreso, donde se aprobaba el uso de las lenguas cooficiales, que el exvicepresidente también ha cuestionado. “Estábamos esperando que hablaran en campaña. Me alegro mucho de que hayan recuperado la voz”, ha ironizado un alto cargo del Gobierno y de la dirección federal.

Silencios

El silencio de los dos históricos en la campaña de las últimas elecciones generales causó indignación, ya que fueron la excepción y no firmaron ninguno de los manifiestos de veteranos del partido que proliferaron en defensa de Sánchez frente a la amenaza de un Gobierno del PP con Vox, como los que han constituido que se ha formado en cinco comunidades autónomas y 140 ayuntamientos. Mientras José Luis Rodríguez Zapatero se multiplicó en la campaña, González no pidió el voto para el PSOE. Y no reapareció hasta principios de septiembre para explicitar su rechazo a una hipotética amnistía. Un comportamiento que ha llevado a parte de la vieja guardia, que estas semanas remitía a los manifiestos para dejar claro su respaldo a Sánchez y tratar de evitar un choque con González y Guerra, a plantarse y mostrar su distancia y alejamiento con los otrora líderes incuestionables.

“Cada uno es dueño de sus palabras; a los jóvenes nos enseñaron a respetar a sus mayores y yo les tengo el máximo respeto como dirigentes socialistas y responsables del Gobierno durante una etapa muy importante. Y desde ese respeto, desde esa gratitud, reivindico la necesidad de respetar a quien dirige el PSOE, a su secretario general y también a los que estamos y tenemos responsabilidades de Gobierno o responsabilidades en el ámbito del partido”, ha incidido la portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez. “Este es un partido grande en el que caben muchas opiniones, un partido con la capacidad de pronunciarse cuando toca sobre los grandes asuntos con absoluta democracia interna. Y será ahí donde se decida el futuro de las decisiones que hemos de adoptar, que sin duda tendrán la misma inspiración que inspiraron a las políticas de Felipe González en su momento”, ha cerrado.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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