_
_
_
_
_

Sánchez usará el mes de foco en Feijóo para negociar su investidura y preparar los 178 votos

Los socialistas creen que las urnas han avalado las rebajas de penas a los independentistas catalanes y buscan la fórmula jurídica para profundizar en esa línea

NIYB5BPGA5EMBMAJR5E43TC6YEFoto: VIOLETA SANTOS MOURA (REUTERS) | Vídeo: EPV
Carlos E. Cué

Hubo muchas dudas. El PSOE, que controla la Mesa del Congreso y tras colocar al frente a Francina Armengol, tenía dos posibilidades. Podía forzar la mano al PP y convocar esta misma semana la investidura de Alberto Núñez Feijóo, para resolver rápido lo que los socialistas consideran “una pérdida de tiempo”. Pero eso suponía una guerra muy dura con el PP, que ya estaba preparado para acusar al PSOE de utilizar las instituciones a su servicio e incluso de no respetar al Rey, que había hecho el encargo al líder de los populares. Los antecedentes, que Feijóo exhibió en su conversación con Armengol jugaban a favor del PP: siempre hubo un mes de plazo. Los socialistas le dieron muchas vueltas. Y finalmente, en contra de su intención inicial, decidieron concederle a Feijóo lo que quería. Así se evitaron un grave conflicto. Armengol pactó con Feijóo la fecha del 26 de septiembre, la única posible, si no era la semana que viene, para evitar que una repetición electoral cayese en Navidades.

El entorno de Pedro Sánchez funciona de manera absolutamente vertical. Hay debate hasta que se toma una decisión, que siempre viene del líder. Una vez que se resuelve, no se discute más. Así que asumido que Feijóo tendrá un mes para gestionar su investidura, todos en la cúpula se han puesto a trabajar para intentar sacarle el máximo partido a un escenario que no era el previsto. La principal ventaja, además de que están convencidos de que a Feijóo se le va a hacer muy largo este mes, es que el foco va a pasar al PP. Y eso, en un momento en que se necesita discreción para negociar con Junts y ERC, dos rivales muy enfrentados que exigen una amnistía para dar carpetazo judicial al procés, es visto como una oportunidad por la cúpula socialista.

El gran riesgo para la negociación es que empiece a hacerse pública, creen tanto el PSOE como los independentistas. El hecho de haber logrado una gran discreción en las conversaciones para la Mesa del Congreso hace pensar a los negociadores en las posibilidades de éxito, aunque esta negociación se presenta mucho más complicada. El PSOE aprovechará así este largo mes de foco sobre Feijóo para negociar a tope con los independentistas catalanes y con PNV, EH Bildu y BNG, además de rematar un acuerdo de Gobierno con Sumar. La idea es que, tras el fracaso de Feijóo, se vaya una investidura de Sánchez relativamente rápida. Ya se habla de una fecha: 17 de octubre. Las cosas están aún muy lejos, la negociación real no ha llegado a la fase de los papeles y pensar en una fecha de cierre no es fácil, pero la intención de los negociadores es que todo esté muy orientado cuando Feijóo fracase.

El epicentro de esa negociación será la amnistía, o al menos la fórmula que se pacte de alivio penal. En septiembre se intensificarán los trabajos, pero ya ha habido consultas informales sobre el margen legal para una ley de amnistía o soluciones parciales similares. El asunto es extremadamente complejo, y lo más difícil es bajarlo del discurso político al terreno jurídico con garantías de que lo avalarán y aplicarán tanto el Tribunal Supremo o el Superior de Cataluña como el Constitucional, en el que sin duda acabará cualquier reforma porque la recurrirá el PP.

Ahí estará la clave de bóveda de la investidura. Más allá del problema técnico, el político parece encaminado. Todos los grupos de la mayoría respaldan la amnistía. Sumar ya habla abiertamente de ella. PNV, Bildu o BNG están a favor. Y hay una cuestión de fondo que alienta ante este complejo asunto: el aval de las urnas. En el PSOE no hay apenas resistencias. “La campaña que tuvimos frente a una derecha tan dura ha hecho que esto sea ya cosa juzgada”, explica un dirigente territorial. “Los españoles han votado sabiendo que las opciones eran PP-Vox o PSOE con esta mayoría. Y que estábamos dispuestos a hacer cosas como las que ya hicimos: indultos, reforma de la sedición, de la malversación... Hay un aval democrático innegable para esta negociación”, remata. Es una opinión muy extendida en el PSOE, también en los territorios. Entre abstenerse para que gobierne el PP, una repetición electoral o explorar la amnistía, los socialistas claramente optan por esto último.

En la cúpula socialista no preocupa que Feijóo aproveche este mes para reforzarse. Los dirigentes consultados creen que se le hará muy largo y quedará en evidencia que perdió el plebiscito que planteó sobre Sánchez. Y que se verán las contradicciones en el PP, como está sucediendo ya con la foto con Junts que anuncia Feijóo. Elías Bendodo, coordinador general del PP, tuvo dificultades para justificarlo. “Una cosa es hablar, otra negociar y otra pactar”, se esforzó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La foto del PP con Junts

Al PP se le ve muy incómodo con esa foto, pero a la vez quiere hacerla porque Feijóo necesita buscar aliados más allá de Vox. El gran drama de los populares, evidenciado por el rotundo no del PNV pocos días después de las elecciones, es que la mochila de Vox y su estrategia política durísima con el nacionalismo le ha alejado de opciones con las que gobernaron José María Aznar y Mariano Rajoy. Ser presidente con los nacionalistas radicalmente en contra es muy difícil, como demuestran estas elecciones. Y Feijóo parece decidido a cambiar esa dinámica, aunque con su dependencia de Vox lo tiene difícil.

Lo que sí inquieta en el PSOE es que en lo que quede para la investidura de Sánchez haya “accidentes” que alteren el ambiente político en el independentismo. De momento estará la Diada del 11 de septiembre, siempre foco de tensiones entre Junts y ERC. Y podría haber decisiones judiciales que compliquen la situación, Aún está por decidir el aval del Supremo a los indultos, aunque para el Ejecutivo es impensable que los tumben. Todas estas cuestiones incontrolables para los negociadores pueden complicar las cosas.

Dos estrategias muy diferentes se desplegarán en las próximas semanas. El PP sabe que lo tiene prácticamente imposible y su llamada al transfuguismo indigna a los socialistas, cuyos dirigentes descartan absolutamente un nuevo tamayazo con diputados nacionales. Los populares trabajan para reforzar la idea de que se quedaron muy cerca y para ver si logran una segunda oportunidad con una repetición electoral. La otra estrategia será la del PSOE y Sumar, que trabajan a todo ritmo precisamente para evitar ese regreso a las urnas.

Todo el proceso será muy largo, y de hecho la gran preocupación de los estrategas es como gestionar ese tiempo ante la opinión pública con poco que contar y mucho por negociar. Pero en el Gobierno están convencidos de que terminará con Sánchez investido con 178 o incluso 179 votos, si convencen a Coalición Canaria. Contra todo pronóstico, y pese a los números endiablados que dejaron las elecciones, el líder del PSOE podría así ser presidente con 10 votos más que en 2019, algo que parecía imposible el 29 de mayo, cuando, después de un desastroso resultado en las elecciones autonómicas y municipales, el presidente presentó su jugada más arriesgada y convocó elecciones. Pero queda mucho para eso.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_