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La Audiencia deja en libertad a una de las etarras acusadas del asesinato de Giménez Abad

El tribunal, que la mantenía en prisión provisional, finalizó el lunes el juicio contra ella y Mikel Carrera por el atentado contra el expresidente del PP de Aragón

J. J. Gálvez
Mikel Carrera y Miren Itxaso Zaldúa, durante el juicio por el asesinato de Giménez Abad, este julio.
Mikel Carrera y Miren Itxaso Zaldúa, durante el juicio por el asesinato de Giménez Abad, este julio.FERNANDO VILLAR (EFE)

La Audiencia Nacional ha dejado en libertad a la etarra Miren Itxaso Zaldúa, acusada del asesinato de Manuel Giménez Abad, expresidente del PP de Aragón y exsenador, tiroteado por la banda terrorista en mayo de 2001 cuando caminaba con su hijo de 17 años hacia el estadio de La Romareda, de Zaragoza, para ver un partido de fútbol. El tribunal ha tomado la decisión este martes, un día después de acabar el juicio contra ella y Mikel Carrera, alias Ata, por su presunta implicación en el crimen. Zaldúa, al que los investigadores atribuyen el sobrenombre de Sahatsa, se encontraba en prisión provisional desde julio de 2020, a la espera de ser juzgada por este atentado.

A través de un auto, los magistrados de la Audiencia (Francisco J. Vieira, María Riera y José Ricardo de Prada) han comunicado la decisión de dejar en libertad a Zaldúa tras comenzar este martes la deliberación y sopesar las pruebas contra ella, aunque no han detallado el sentido de su futuro fallo.

En este juicio, la Fiscalía ha pedido una pena de 30 años de cárcel para Zaldúa y Carrera, así como la prohibición de aproximarse a la ciudad aragonesa durante cinco años. El ministerio público sostiene que, mientras Ata descerrajaba tres tiros por la espalda contra Giménez Abad, la etarra le daba cobertura. En esta línea, un testigo protegido la identificó durante el juicio y aseguró que la vio aquel 6 de mayo de 2001, cuando iba en un coche que pasaba por la calle en el momento del crimen: “Vimos a un señor apuntando a los que estaban en la otra esquina. Pasó por delante nuestra [sic]. Aparcamos el coche más adelante y este señor se acercó a una señorita. Le debió dejar algo (no vi lo que le daba) y se fue corriendo por la calle Princesa hacia arriba. En ese intervalo de tiempo me crucé la mirada con la señorita. Creo que ella llegó a pensar que iba a ir a por ella, pero lo que hice fue ponerme a correr a por el hombre. Vi cómo ella se marchó del lugar”. Así la describió: “Llevaba una especie de gorro de medio bombín. Tenía carita redonda, mofletes rollizos y estaba fuerte”.

El ministerio público añade que Zaldúa pertenecía al comando Basajaun, al igual que su compañero Ata. Sin embargo, la etarra lo negó durante su declaración ante el tribunal y aseguró que, durante todos sus años de pertenencia a la banda, su labor se limitó a hacer de correo humano para entregar cartas o a acoger a alguna persona en casa de sus padres. Zaldúa también dijo que no se encontraba en Zaragoza cuando se cometió este atentado, y que ese día estaba en el cine: “Yo no me acuerdo de todas las acciones de ETA, pero de esa sí porque me impactó. De todas las acciones de ETA, esa en particular sí me pareció dura. Recuerdo haber oído en la radio del coche la noticia del atentado y que había un niño. Y recuerdo que estábamos en un parking de un centro comercial en Usurbil (Gipuzkoa), y que íbamos al cine”.

Zaldúa cumplió condena en Francia de 2005 a 2017 por su pertenencia a ETA. En julio de 2020, tras volver a España, fue detenida en Hernani (Gipuzkoa) por su implicación en el asesinato del presidente del PP de Aragón. Desde entonces, permanecía en prisión provisional.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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