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Rocío Díaz, del PP desde siempre, es la nueva consejera de Fomento de la Junta de Andalucía

Moreno fuerza su tercera crisis de Gobierno y opta por la responsable del Patronato de La Alhambra, un perfil continuista, para sustituir a Marifrán Carazo, que será la candidata a la alcaldía de Granada

La nueva consejera de Fomento de la Junta, Rocío Díaz, con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. / @JuanMa_Moreno
La nueva consejera de Fomento de la Junta, Rocío Díaz, con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. / @JuanMa_Moreno

El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ya anunció hace algunas semanas que la sustituta de Marifrán Carazo al frente de la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda sería una mujer de Granada. Rocío Díaz lo es y, desde abril de 2019, también es directora general del Patronato de la Alhambra y el Generalife y vicesecretaria del PP en la capital. Díaz Jiménez nació en Granada hace 48 años (en 1975) y es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad de Granada. Afiliada al PP desde los 21 años, terminó su carrera en 1999 y al año siguiente se convirtió en la responsable de las Nuevas Generaciones granadinas.

Según su curriculum oficial, fue responsable de Comunicación, Marketing y Relaciones Institucionales del Parque Metropolitano Industrial y Tecnológico de Granada (2006-2009), así como de diversas entidades y empresas privadas. En cualquier caso, desde que terminó su formación universitaria, ha formado parte de la estructura de su partido, tanto en el ámbito provincial como en el regional. En el PP granadino fue su gerente y su vicesecretaria de Organización y en el andaluz ejerció como vicesecretaria general de Política Municipal de Granada. De la gestión del partido pasó a la gestión política. Fue concejal de Turismo durante seis años (2011-2016), con José Torres Hurtado como alcalde, compatibilizando sus últimos cinco meses en ese cargo con el de senadora. En los tres años siguientes ejerció portavoz del grupo popular en el ayuntamiento de Granada hasta ser nombrada directora de la Alhambra.

En los cuatro años que ha estado al frente de la Alhambra, Díaz se ha enfrentado a uno de los momentos de mayor zozobra en el monumento, como fue el pasar de miles de visitas diarias a cerrarla por la pandemia, con la consiguiente merma para las arcas de la ciudadela nazarí. De hecho, en 2021, la Junta hubo de ingresar en la cuenta del monumento cinco millones de euros ante su falta de liquidez. En realidad, Díaz llegó a la Alhambra con un mantra repetido en su partido: “El dinero que genera la Alhambra se ha de quedar y gestionar en Granada”. En los últimos años de la Junta socialista, el PP acusaba al PSOE de dirigir la Alhambra desde Sevilla. En realidad, el dinero de la Alhambra siempre se quedó en Granada. Parte se dedicaba a acciones culturales o patrimoniales en la ciudad y parte, se mantenía guardado para contingencias. La caja de la Alhambra llegó a tener más de 30 millones en reserva (más o menos el equivalente a un presupuesto). Ese dinero, o parte de él, ya no está en la caja porque ha servido para lo que la Junta de Andalucía ha llamado el Plan Alhambra, por el que la administración andaluza ha dispuesto 23 millones de euros de ese fondo de reserva para distintas obras en el ámbito patrimonial y cultural de la ciudad

Con el relevo de Carazo, anunciado este lunes, el presidente Moreno ha provocado su tercera crisis de gobierno, la primera no forzada, desde que accedió a la Junta en 2019. En la anterior legislatura tuvo que sustituir por motivos de salud al recién nombrado consejero de Hacienda, Alberto García Varela, por quien se convertiría en uno de los hombres fuertes del gabinete del dirigente popular andaluz, Juan Bravo, actual vicesecretario de Economía del PP. Casi al final de ese mandato, la muerte del consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda, obligó a traspasar sus carteras al entonces vicepresidente, Juan Marín. La sustitución de Carazo al frente de Fomento se supo desde que, a principios de año, Moreno anunciaba que sería la candidata a la alcaldía de Granada. También casi desde entonces se sabía que la crisis de Gobierno se circunscribiría únicamente a esa consejería y que su sustitución buscaba mantener las mismas políticas y un perfil similar.

Todos los peones al servicio de Feijóo

Con esta decisión, Moreno se desprende de una de sus consejeras de confianza en la Junta y en la que ha depositado un mayor grado de confianza, tras la marcha a Génova de quien fue su consejero de Presidencia y mano derecha, Elías Bendodo, actual número tres de la dirección nacional del PP. El hecho de que el último Consejo de Gobierno se celebrara la semana pasada en la estación de esquí de Sierra Nevada y que en ella el presidente de la Junta glosara de manera detallada su paso por la Consejería de Fomento, en una comparecencia en la que ella fue la absoluta protagonista, fue una muestra del espacio de relevancia que quería darle Moreno, más allá de la rueda de prensa también sirvió como escaparate preelectoral para las elecciones municipales.

“Era el día de Marifrán”, explicaban fuentes cercanas al presidente del Gobierno andaluz sobre el acto del martes pasado. Eso explica que no se anunciara a su sustituta hasta casi una semana después, para evitar que nada opacara el adiós de la consejera. El adiós de Carazo, sin embargo, ha sido un tanto agridulce, porque sus últimas semanas en el cargo han estado envueltas en la polémica por la adjudicación de dos contratos de emergencia de cuatro millones de euros para arreglar carreteras a una empresa supuestamente sin experiencia en ese sector, sin aparente solvencia económica —tenía 8.000 euros de pérdidas cuando fue contratada― y sin trabajadores para hacerse cargo de unos trabajos que, de acuerdo con el acuerdo de licitación, no admitían subcontratación, según avanzó la Cadena Ser. En la comisión de control del pasado jueves, Carazo defendió la legalidad de la adjudicación, haciendo hincapié en que las obras se habían realizado.

Andalucía, y las grandes capitales de provincia, son claves en las próximas elecciones municipales de cara a consolidar no solo el efecto Moreno tras la mayoría absoluta alcanzada en autonómicas del pasado 19 de junio, sino para afianzar un potencial salto a la Moncloa del líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo de cara a las elecciones generales de final de año. No se puede dejar nada al azar y eso supone sacrificar peones, como Carazo, para la causa mayor, que es reforzar al presidente popular.

El hito más relevante del mandato de Carazo ha sido la aprobación de la nueva ley del suelo andaluza, la Ley de Impulso y Sostenibilidad del Suelo de Andalucía, casi idéntica al anteproyecto que había redactado el PSOE cuando estaba en el poder, que pretende ganar agilidad y reducir el proceso de aprobación de los actuales planes generales de ordenación urbana municipales y su desarrollo reglamentario, una normativa polémica, porque se permite construir en suelo rural y que ha sido muy contestada por los grupos ecologistas. Durante sus casi cinco años al frente de Fomento también ha conseguido desatascar e inaugurar el Tranvibus de la Bahía de Cádiz y se han acordado con el Gobierno central las condiciones para la financiación de la Línea 3 del metro de Sevilla.

Un consenso que no se consiguió con el decreto para regular las VTC, cuyo recurso de inconstitucionalidad presentado por las asociaciones del sector del taxi está estudiando el tribunal de garantías. La política de vivienda también ha suscitado muchas críticas y será una de las parcelas en la que más deberá afanarse la nueva conejera. Andalucía fue la última comunidad en sacar adelante la convocatoria del bono del alquiler joven correspondiente al año 2022.

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