Los vocales progresistas del Poder Judicial descartan una dimisión en bloque
Los consejeros de ese sector del CGPJ, salvo Álvaro Cuesta, concluyen que la renuncia colectiva no forzaría la renovación
No habrá dimisión en bloque de los vocales progresistas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Los seis consejeros propuestos por el PSOE (Rafael Mozo, Álvaro Cuesta, Clara Martínez de Careaga, Roser Bach, Pilar Sepúlveda y Mar Cabrejas) y el propuesto por el PNV (Enrique Lucas) han descartado este martes una renuncia coordinada para intentar precipitar la renovación del órgano de gobierno de los jueces, bloqueada desde diciembre de 2018 por el rechazo del PP a llegar a un acuerdo con el PSOE. A la reunión de estos vocales celebrada en la sede del CGPJ también ha asistido la vocal propuesta por IU, Concepción Sáez, que sí mantiene la intención de dimitir que comunicó por carta el día 13. Esta renuncia es la que ha llevado al resto a plantearse la posibilidad de una reacción en cadena.
Los progresistas plantearon la reunión de esta tarde para debatir si convenía que todo el bloque siguiera los pasos de Sáez. Pero antes de empezar el encuentro, la mayoría daba por hecho que la respuesta sería no. “Con la dimisión no consigues más que el sector conservador lo celebre”, admitía un consejero progresista en las horas previas a esa cita.
Según fuentes del órgano consultadas, solo el vocal Álvaro Cuesta ha mantenido durante el encuentro de esta tarde la conveniencia de una salida colectiva. Fue él quien, el jueves, horas después de que se conociera la dimisión de Sáez, planteó al resto del grupo la posibilidad de renunciar todos a la vez para provocar una especie de movimiento de dentro del CGPJ hacia fuera que abocara a la renovación del órgano. Pero tras escuchar las opiniones en contra de sus compañeros, Cuesta se ha reservado su decisión final (si se queda con el resto del bloque progresista o se va de forma individual como ha hecho Sáez) y la comunicará en los próximos días.
La mayoría de los vocales consultados decían estar abiertos a renunciar si se demostraba que ese paso llevaría al colapso del órgano y provocaría que al PP no le quedara más remedio que aceptar la renovación para evitar un caos en el Poder Judicial. Pero están convencidos de que su dimisión solo implicaría el control absoluto del Consejo por parte de los vocales conservadores durante muchos meses, quizá más de un año, cuando haya un nuevo Gobierno salido de las próximas elecciones generales.
Actualmente, el Consejo está formado por 10 miembros conservadores y 8 progresistas (que serán 7 cuando se materialice la anunciada dimisión de Sáez). Así como la ley dice que la constitución del pleno requiere un quórum mínimo de 10 vocales más el presidente —lo que abocaría a la parálisis si dimiten los 8 progresistas—, la ley no concreta ningún quórum mínimo para la comisión permanente, el máximo órgano de decisión tras el pleno. Esta comisión está formada por siete vocales (en su composición actual, cuatro conservadores y tres progresistas), por lo que la hipotética renuncia de los consejeros del bloque minoritario no implicaría, en un principio, dejar paralizada la permanente, en la que se toman la mayoría de las decisiones que afectan al día a día de la carrera judicial, como los permisos o licencias.
No obstante, hay muchas decisiones que, tras ser tomadas por la permanente tienen que ser ratificadas por el pleno y otras que competen solo a este órgano, como la aprobación de los informes sobre anteproyectos de ley, la aprobación del presupuesto o la resolución de los expedientes disciplinarios con sanciones más graves. “Algo se notaría, pero no iba a ser el caos ni iba a forzar la renovación”, sostiene un vocal progresista.
Algunos consejeros aseguran sentirse incómodos por el hecho de que, tras la dimisión de Sáez, el foco se haya puesto sobre el resto de los vocales de este grupo a la espera de que puedan seguir la senda de la consejera propuesta por IU. “La renovación del órgano compete al Congreso y al Senado. Son sus presidentes los que tendrían que convocar impulsarla”, apunta un vocal, que, como otros de su grupo, reprocha a su compañero Cuesta el haber abierto el debate sin consultarlo con el resto. “Hacer esto en público es un disparate. O te vas individualmente o convocas una reunión discreta para hablarlo”, admite un consejero. A algunos les han extrañado tanto las formas como el fondo: “Que la dimisión de Sáez, que ya había anunciado alguna vez su intención, y siempre ha tenido un perfil muy propio y distinto dentro del bloque, provoque esta reacción no se entiende”, señala un vocal.
En el encuentro de este martes, los vocales progresistas contrarios a la renuncia colectiva no han reprochado a Sáez su renuncia, pero sí le han dicho que la asumen como una decisión personal que no les interpela, señalan fuentes del órgano. La vocal tiene decidido irse y así se lo ha reiterado el lunes al presidente suplente, el progresista Rafael Mozo, quien horas antes de la reunión de todo el grupo le ha preguntado si estaba segura de su dimisión. Sáez, quien ya ha vaciado su despacho del Consejo y está ultimando los trámites logísticos y burocráticos para formalizar su salida, le ha contestado que sí y que en su decisión no hay posible marcha atrás.
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