La coalición intenta seguir adelante para sacar más leyes pese a la gran herida del ‘solo sí es sí’
Los ministros de los dos sectores despejan el riesgo de ruptura: “Hay Gobierno para rato”
Tras la tempestad llegó un forzado intento por volver a la calma. Al día siguiente del momento más difícil para la coalición, con una votación dividida sobre el solo sí es sí y un durísimo cruce de reproches entre los socios por este fiasco, varios ministros de los dos sectores se empeñaron este miércoles en intentar recomponer la situación y sobre todo en despejar la posibilidad de una ruptura. “Queda Gobierno para rato”, resumió Félix Bolaños, ministro de la Presidencia. El propio presidente, que se paró un momento en los pasillos del Congreso tras la sesión de control, remató esta idea de otra forma. “Todavía quedan muchísimas cosas por las que tenemos que seguir trabajando”, aseguró cuando le preguntaron sobre la división en la coalición.
En la bancada socialista hay mucho malestar con las durísimas críticas de Podemos en la tribuna, y algunos incluso plantean en privado que Sánchez debería echar a las ministras de este partido del Gobierno, pero es una opinión minoritaria dentro del PSOE y sobre todo es algo que descartan absolutamente todos los ministros consultados y el núcleo duro del presidente. Sería una decisión absurda, explican, porque implicaría reconocer el fracaso de la coalición precisamente cuando Sánchez lo que quiere es lo contrario, reivindicar el éxito de tres años de medidas progresistas con más de 200 iniciativas aprobadas. Por eso la instrucción del mandatario es la contraria, encapsular el problema en el solo sí es sí y no dar más seguimiento a las críticas de Podemos. De hecho, el equipo del presidente está trabajando en la línea contraria a una ruptura: intenta salir cuanto antes del bache y seguir adelante para sacar otras leyes relevantes y rematar con éxito la legislatura.
Una de las más importantes que tienen entre manos ahora es la de vivienda. La instrucción expresa del presidente es hacer lo necesario para sacarla cuanto antes con los socios habituales, no solo la coalición, sino sobre todo ERC y Bildu, que son los que se han mostrado más favorables a apoyar esta norma y la están negociando con el Ejecutivo. Aprobar la ley de vivienda sería todo un símbolo de que la coalición, pese a la enorme herida de la ley del solo sí es sí, sigue adelante y es capaz de dar luz verde a reformas decisivas para la clase media trabajadora. Vivienda lleva meses empantanada en negociaciones muy difíciles, pero ahora todos los consultados de varios grupos creen que el acuerdo es posible, aunque entra en su fase más delicada, con la concreción de las últimas contrapropuestas del Gobierno y de ERC y Bildu.
El Ejecutivo también tendrá que sacar en las próximas semanas la reforma de pensiones, otro asunto muy sensible en el que se están produciendo muchas negociaciones internas dentro de la coalición para buscar una fórmula mucho más suave que la propuesta inicialmente por el ministro José Luis Escrivá, que bloqueó la negociación porque Unidas Podemos rechazaba el aumento obligatorio del periodo de cómputo de las pensiones que implicaba.
Pese a las discrepancias evidentes, la coalición sigue trabajando para sacar leyes adelante y esto se pudo comprobar al día siguiente de la dramática sesión en el Congreso con la votación de la ley de bienestar animal en el Senado. El PSOE y Unidas Podemos trabajaron juntos para dar al traste con la maniobra del PP, que empezó a recolectar votos para aprobar un veto a esta norma en la Cámara alta. Necesitaba 133, y tanto los socialistas como el grupo de Ione Belarra, pese a sus discrepancias sobre el asunto de los perros de caza, se movieron con grupos pequeños para quitar votos al bloque de los populares, que contaban con el PNV, que rechaza esta norma porque la considera invasiva de competencias. Al final lo lograron por la mínima, y el PP y sus aliados temporales se quedaron en 132 votos. Este resultado, según varias fuentes del Gobierno, demuestra que, pese al dramatismo que se vivió en el pleno, la coalición no se ha roto y sigue trabajando detrás de las cámaras para sacar adelante sus normas.
En esta línea, María Jesús Montero, número dos del PSOE, dijo en el Congreso que el Ejecutivo tiene que seguir avanzando y “no dar pie ni alimentar ninguna escalada de descalificativos” que puedan herir a otras personas y otros grupos. “Tenemos mucho que seguir cosiendo y, por tanto, vamos a seguir de la mano. Hay determinadas afirmaciones que no me gustan, pero en nada contribuimos al feminismo o al avance del país intentando exacerbar o hipertrofiar esas declaraciones”, zanjó la ministra de Hacienda. Bolaños, que insistió en que la coalición no se va a romper, sí admitió que el debate del martes “no fue el mejor de la historia de estas Cortes”, pero pidió mirar adelante para encapsular el problema.
Podemos mantiene sus posiciones, pero también insistió en que la coalición sigue. “Lo que está en riesgo en este momento no es el Gobierno de coalición, son los derechos de las mujeres”, aseguró la titular de Igualdad, Irene Montero, preguntada en el Congreso por las críticas de Patxi López, que la noche anterior tachó en la Cadena SER a UP de “mentirosos”, “irresponsables” e “impresentables”. Se refería el portavoz parlamentario socialista a la dura intervención horas antes de la diputada Lucía Muñoz, que colocó en todo momento a PSOE, PP y Vox a la misma altura.
Desde el Senado, Belarra también mantuvo la posición este miércoles, pero admitió: “Entiendo que el debate está siendo en unos términos duros”. “No es lo que me gustaría para el 8-M, pero creo que lo más graves son los hechos. El hecho de que el PSOE esté tramitando una ley de la mano del PP para volver atrás, a lo que las mujeres rechazamos en la calle”, volvió a la carga la ministra de Derechos Sociales. “Necesitamos que se respete el consentimiento en el centro del Código Penal”, reiteró en línea con lo defendido por su partido desde que el desencuentro entre los socios por la reforma de la ley de libertad sexual saltó a los medios a finales de enero.
En otra breve intervención en los pasillos de la Cámara baja, Yolanda Díaz despachó la pregunta sobre las declaraciones del portavoz socialista, que lamentó un día antes que la vicepresidenta no hubiera sido “más proactiva” en toda la crisis. “Nunca debimos haber llegado hasta aquí y le pediría a todo el mundo que sea responsable. Yo soy vicepresidenta del Gobierno y creo que lo soy, pero insisto, a la pregunta que usted me formula, todos y todas debemos ser responsables”, reclamó.
Tres leyes estrella pendientes
El Ejecutivo sorteó este miércoles un veto en el Senado a su ley de bienestar animal. La norma, que llegó a la Cámara alta tras salvar el primer trámite en el Congreso, salvó por la mínima el trámite parlamentario: por un solo voto evitó el rechazo de los senadores. En una votación de infarto, el veto presentado por el PNV a una legislación que considera que invade competencias autonómicas obtuvo 132 apoyos del PP, Junts, Vox y varios senadores de partidos regionalistas y progresistas minoritarios frente a 128 de los socialistas, ERC, EH Bildu y Agrupación Socialista Gomera, además de tres abstenciones. Ahora volverá, con enmiendas, al Congreso para su debate y votación definitivos.
Mucho más alejadas de su aprobación están las otras dos normas estrella del Gobierno, la reforma de la ley de seguridad ciudadana o ley mordaza y la nueva ley de vivienda. La primera sigue en el aire tras arduas negociaciones, y marca diferencias entre las seis formaciones de cuyo acuerdo depende ―PSOE, Unidas Podemos, PNV, ERC, EH Bildu y Junts―. Las tres primeras presentaron sendos textos alternativos para los cuatro artículos que tienen encallada la negociación. Pero la propuesta fue rechazada por las otras tres, según coinciden varias fuentes conocedoras del encuentro. El uso del material antidisturbios, sobre todo de las pelotas de goma, es la que suscita más disenso.
La ley de vivienda también está encallada. En el marco de la negociación parlamentaria sobre la futura norma se ha puesto sobre la mesa una propuesta para limitar permanentemente las actualizaciones del alquiler al 3%, pero la parte socialista del Gobierno se ha desmarcado de la idea.
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