Detenido en Girona un fugitivo francés que robó más de 11 millones de euros de furgonetas blindadas en Suiza
Tarek Saadi permanecía escondido tras participar en 2019 en un espectacular asalto con fusiles Kaláshnikov. Se enfrenta a una condena de cadena perpetua en su país por robo organizado con armas, daños, incendio provocado y pertenencia a organización criminal
Diez personas encapuchadas y armadas con fusiles Kaláshnikov asaltan dos furgonetas blindadas en Suiza, se llevan un botín de 11 millones de francos (algo más de 11 millones de euros) y se dan a la fuga. Parece una escena de La casa de papel, pero son hechos reales: ocurrieron en agosto de 2019 en el cantón de Vaud. Los atracadores bloquearon con sus coches el paso de los vehículos, que transportaban fondos bancarios. El conductor de uno de los vehículos atrapados logró escapar, pero los compañeros que viajaban en la otra no corrieron la misma suerte y recibieron numerosos golpes de los asaltantes, según informaron los medios suizos. Uno de los agresores fue Tarek Saadi, francés que cuenta en la actualidad con 32 años, que se dio a la fuga y que, tres años y medio después, ha sido detenido este jueves por la Policía Nacional en el municipio de Llers (Girona).
Después de cometer el robo multimillonario, el fugitivo y sus compañeros quemaron uno de los furgones que habían asaltado y dos de los coches que habían utilizado para huir. Aunque los agentes suizos lograron detener días después del atraco a nueve de los diez participantes. Saadi se zafó y logró escapar. Ahora se enfrenta a una condena de cadena perpetua en Francia, según informan fuentes policiales, por los delitos de robo organizado con armas, daños, incendio provocado y pertenencia a organización criminal.
El fugitivo había permanecido escondido durante varios años en una pequeña finca rústica preparada para la labranza y equipada con una nave rural situada en las afueras de Llers (1.239 habitantes). La finca se encontraba completamente aislada en el campo y sin viviendas, en un lugar de difícil localización y acceso. Saadi había establecido en su fuerte un complejo dispositivo de vigilancia que le mantenía en alerta ante cualquier mínimo indicio de presencias extrañas o desconocidas en los alrededores. El fugitivo había instalado cámaras de videovigilancia con seguimiento en tiempo real y tenía perros adiestrados que ladraban si percibían a alguien merodeando por la zona.
Los investigadores españoles recibieron un aviso de las autoridades francesas en octubre de 2020 de que un fugitivo acusado de participar en un enorme asalto en Suiza estaba en España. Al principio, los agentes ubicaron a Saadi en la provincia de Málaga, pero tras una exhaustiva investigación, su rastro los llevó hasta la provincia de Girona. Allí descubrieron su escondite.
Al principio, los investigadores comprobaron que la propiedad estaba ocupada por un hombre que pasaba la práctica totalidad del día encerrado en el interior de la vivienda. También detectaron la presencia de un perro, al que dejaba salir el residente, aunque este siempre ocultaba su rostro. Ese celo levantó las sospechas de los agentes: el discreto vecino resultó ser el prófugo buscado por Francia Tarek Saadi. Cuando los agentes entraron al domicilio para detenerlo, Saadi intentó entonces repetir su hazaña de hace tres años y medio y zafarse de los policías. Intentó huir a través de una ventana, sin éxito.
En el interior de la vivienda, los investigadores se encontraron con un secadero de marihuana, sustancias estupefacientes con un peso total aproximado de 7,83 kilogramos, utensilios para el cultivo de marihuana, un secadero de cogollos con un peso aproximado de 1,785 kilogramos, un arma de fuego corta con la numeración borrada, un cargador con 12 cartuchos, 2.625 euros en efectivo, una carta de identidad francesa y un pasaporte francés con filiación falsa.
El pasado mes de diciembre, la Guardia Civil detuvo a otro fugitivo francés, que se escondía en Marbella bajo una identidad falsa: Paco Arnaud Van Damme. Su nombre real es Edouard Fernando Pinto y sobre él pesa una condena de diez años por blanqueo de dinero procedente del narcotráfico.
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