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Paco Van Damme era en realidad un fugitivo francés

La Guardia Civil detiene en Marbella a un prófugo que había escapado de Francia en un permiso carcelario y luego de Portugal por un despiste policial, tras blanquear dinero procedente del narcotráfico

Documento de identidad intervenido al fugitivo arrestado en Marbella (Málaga). Foto: GUARDIA CIVIL | Vídeo: EPV
Nacho Sánchez

Entre frutas y productos bío de un supermercado de Marbella (Málaga, 147.958 habitantes). Es el lugar en el que la Guardia Civil detuvo en el mes de diciembre a Edouard Fernando Pinto da Costa, fugitivo francés de origen portugués sobre el que pesa una condena de diez años por blanqueo de dinero procedente del narcotráfico. Tiene 36 años y su pista se le había perdido dos veces. Primero en Francia, donde en 2019 se esfumó durante un permiso carcelario. Después, en 2021, tras ser detenido en Faro, en el sur de Portugal, cuando aprovechó un despiste para escapar de comisaría. Tras varios meses de investigación, el estrecho seguimiento a su pareja ha permitido que el equipo de Huidos de la Justicia de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil lo localizase en Marbella. En la localidad residía en la Milla de Oro, la zona más lujosa de la Costa del Sol, bajo una identidad falsa: Paco Arnaud Van Damme.

Las peripecias de Pinto da Costa, nacido en París en 1986, comenzaron en julio de 2016, cuando fue detenido con 700.000 euros en efectivo. Se le consideraba pieza fundamental de una red de blanqueo de dinero procedente del narcotráfico que operaba entre Bélgica, Países Bajos y España, a la que se le atribuye el lavado de más de 70 millones de euros. Fue condenado a diez años de prisión, de los que llegó a cumplir más de cuatro. Comenzó entonces a disfrutar de permisos carcelarios y, en uno de ellos, no volvió a la cárcel. Se desvaneció. Y la Corte de Marsella, al sur del país galo, dictó entonces una Orden Internacional de Detención y Entrega (OIDE). Le quedaban cinco años y medio de pena por cumplir.

Dos años más tarde, en septiembre de 2021, la Policía Judiciaria portuguesa dio con él en Faro, en el Algarve. El éxito fue fugaz. El hombre portaba una documentación falsa bajo el nombre de Fernando Domingues y, mientras los agentes certificaban su identidad real, aprovechó un despiste para huir de la comisaría. Poco después, las autoridades lusas y las francesas alertaron a la Guardia Civil de que el prófugo se podría haber ocultado en España. La Unidad Central Operativa, junto a la Unidad Técnica de Policía Judicial, arrancó entonces una serie de vigilancias discretas sobre varias personas del entorno de Pinto da Costa.

Una de ellas era su pareja. La mujer, francesa de origen marroquí, reside en el sur de Portugal en una villa valorada en dos millones de euros y pronto llamó la atención de los agentes. Éstos comprobaron cómo, de manera periódica, se desplazaba hasta España. Lo hacía a un lugar concreto, Marbella, destino habitual de fugitivos de la justicia por las facilidades que consiguen para pasar desapercibidos mientras pueden disfrutar de una lujosa vida. El seguimiento policial se estrechó poco a poco sobre la chica. Y durante el mes de diciembre, en una de las ocasiones, lograron verla junto a su objetivo en el aparcamiento de una superficie comercial marbellí.

“En ese momento los agentes les identificaron y corroboraron por reconocimiento físico sin ningún género de dudas la identidad del sospechoso”, cuenta la Guardia Civil en un comunicado. Acto seguido lo detuvieron en el interior de un supermercado. Portaba una identidad falsa. En su permiso de conducir lucía el nombre de Paco Arnaud Van Damme aunque más tarde volvieron a confirmar su identidad. Según pudieron averiguar los investigadores, el fugitivo residía en la zona de la Milla de Oro de Marbella, conducía coches de lujo y sus hijos iban a los mejores colegios privados.

El equipo de Huidos de la Justicia que ha detenido a Pinto da Costa es el mismo que a principios de 2022 arrestó Sarah Panitzke, una de las delincuentes británicas más buscadas en el Reino Unido después de que se fugase en 2013 mientras era juzgada. Fue localizada en Tarragona y se le acusa de ser parte fundamental de una estafa por fraude de IVA en su país, donde se cree que llegó a defraudar más de 1.000 millones de libras (unos 1.100 millones de euros). A lo largo de 2022 este grupo policial acumuló otras detenciones como las de Fredy Castillo Carrillo Pinocho, colombiano reclamado por las autoridades de Colombia por delitos de homicidio y su participación en grupos guerrilleros o la de Fernando Moreno Sorni, condenado en rebeldía a 19 años de prisión por su pertenencia a una organización criminal y por blanqueo de capitales.

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