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Sánchez busca un pacto con Marruecos que vacune contra futuras crisis, en la primera cumbre bilateral desde 2015

La economía domina la reunión de alto nivel de Rabat, que marca los avances en las relaciones tras el giro sobre el Sáhara dado por España

El primer ministro de Marruecos, Aziz Akhannouch (der.), se reúne con el primer ministro español, Pedro Sánchez, a su llegada a Rabat, este miércoles.
El primer ministro de Marruecos, Aziz Akhannouch (der.), se reúne con el primer ministro español, Pedro Sánchez, a su llegada a Rabat, este miércoles.- (AFP)

Cada dos décadas, España y Marruecos viven una crisis diplomática que lleva a los dos países al borde de un conflicto armado: la Marcha Verde (1975), el incidente del islote Perejil (2002), la entrada irregular de 10.000 marroquíes en Ceuta (2021). Poner fin a esta maldición, consolidar un marco de relaciones que vacune contra estos periódicos estallidos de tensión, es el objetivo de la Reunión de Alto Nivel (RAN) que lleva a Rabat este miércoles y el jueves a Pedro Sánchez y una docena de ministros; todos socialistas, ninguno de Unidas Podemos. La prevista firma de dos decenas de acuerdos sectoriales, en su mayoría de perfil económico, viene a medir el avance en la nueva etapa de relaciones bilaterales tras un largo decenio de desencuentros —y después del vuelco dado el año pasado por España sobre el Sáhara Occidental—, en la primera cumbre entre Madrid y Rabat desde 2015.

Hace ya 30 años que se inauguraron estas cumbres anuales, de las que solo se han celebrado 11, pero España no ha logrado que su vecino del sur deje de sobresaltarlo de vez en cuando con medidas unilaterales y sin aviso previo. ¿Por qué iba a ser distinto ahora? Fuentes de La Moncloa subrayan que por primera vez se va a crear un mecanismo que verifique el cumplimiento de los acuerdos adoptados en la hoja de ruta pactada el 7 de abril, cuando el presidente Sánchez viajó a Rabat para sellar la reconciliación con Mohamed VI. Y que los altos cargos de ambos gobiernos descuelgan ahora el teléfono y dialogan cada vez que se detecta un asunto “irritante”, antes de que provoque el sarpullido.

Para recuperar la confianza, el Gobierno de Sánchez ha pagado un alto precio: ha puesto fin a 46 años de neutralidad en el conflicto del Sáhara y ha tomado partido por el plan marroquí de autonomía como “la base más seria, realista y creíble” para resolver el contencioso de la antigua colonia española. “España”, dice la declaración conjunta del 7 de abril, “reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos” y a cambio, aunque esto no lo dice la declaración, espera que Rabat aparque su reivindicación de Ceuta y Melilla, ya que no va a renunciar a ella. El Gobierno está convencido de que, si llega a gobernar, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no se saldrá de este guion. “Feijóo debería estarnos agradecido por haberle hecho el trabajo más duro”, señalan fuentes diplomáticas.

Marruecos se hace de rogar con las contrapartidas previstas en la hoja de ruta. La apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla es uno de las más importantes pues, en palabras cuidadosamente elegidas por fuentes gubernamentales, supone un “reconocimiento implícito importante para España, [ya que] solo se tienen aduanas con terceros países”. Estaba prevista su apertura antes de la celebración de la RAN, pero hasta ahora solo se ha hecho una prueba piloto. Sendas furgonetas cargadas con mercancías cruzaron el viernes la aduana de Ceuta, que nunca había existido, y la de Melilla, cerrada desde 2018.

La prueba se desarrolló según lo previsto, pero aún no hay fecha para que las instalaciones empiecen a funcionar con normalidad y sustituyan al comercio atípico transfronterizo que empleaba a cientos de porteadoras marroquíes antes del estallido de la pandemia. Se espera que el anuncio salga, aunque no es seguro, de la cumbre de Rabat, que cerrarán el jueves Sánchez y su homólogo marroquí, Aziz Ajanuch, con una declaración conjunta. Fuentes diplomáticas dan por hecho que el presidente español será recibido por Mohamed VI, aunque el Palacio Real aún no ha anunciado la audiencia.

El mejor lubricante para la nueva relación son los negocios. España es desde hace años el primer socio comercial de Marruecos y el país vecino, el tercer destino de las inversiones españolas fuera de la UE, solo por detrás de Estados Unidos y el Reino Unido. Para facilitar el desembarco de las empresas españolas se va a firmar un protocolo financiero por cinco años por un monto de 800 millones, el doble que el anterior, de 2008. Sánchez y el primer ministro Ajanuch clausurarán este miércoles en Rabat un foro empresarial organizado por las confederaciones patronales de ambos países y en el que intervendrán la ministra marroquí de Economía y Finanzas, Nadia Fettah, y la titular de Industria española, Reyes Maroto.

Al cónclave asisten más de 80 directivos de las alrededor de 800 firmas españolas establecidas en Marruecos, la mayoría pymes en áreas como el textil, la agricultura o los servicios. Las grandes firmas no ocultan su interés por los proyectos marroquíes de infraestructuras en materia de agua, energías renovables o ferrocarril, en especial, trenes de cercanías y de media distancia, una vez que las empresas españolas se vieron apeadas de los proyectos de alta velocidad.

El momento dulce de las relaciones bilaterales se escenifica sobre todo en la economía del país magrebí, donde los productos españoles inundan los comercios de calles marroquíes por donde circulan vehículos fabricados en España ante escaparates con emblemas de las principales marcas españolas. Las exportaciones a Marruecos han superado en 10.000 millones de euros en 2022, un aumento del 12,72% respecto al año anterior.

La colaboración en materia de seguridad y en la lucha contra el terrorismo yihadista nunca se ha interrumpido, incluso en plena etapa de desencuentros diplomáticos, y se da por sobreentendida en la cumbre de Rabat, a pesar de que Marruecos no se ha pronunciado oficialmente sobre los ataques perpetrados la semana pasada en Algeciras por el ciudadano marroquí Yassine Kanjaa.

Enterrado aparentemente el contencioso sobre el Sáhara tras la apuesta española por la vía de la autonomía dentro de Marruecos, frente a la independencia de la antigua colonia, la cuestión saharaui no parece tener cabida en el orden del día de la RAN, más allá de la ausencia de los ministros del socio menor de la coalición gubernamental española. El conflicto del Sáhara divide internamente al Ejecutivo español, hasta el punto de que a Rabat solo han venido los ministros socialistas, y la vicepresidenta Yolanda Díaz se ha desmarcado de la cita. En cambio, Izquierda Unida y Podemos enviaron representantes, aunque de bajo perfil, al congreso del Frente Polisario que en enero reeligió a Brahim Gali como líder saharaui. Su viaje secreto a España en abril de 2021, para tratarse de la covid, fue el detonante de la crisis que Sánchez quiere dejar definitivamente atrás.

Vista de la sede donde se celebrará el foro empresarial enmarcado en la cumbre hispano-marroquí que comienza este miércoles en Rabat.
Vista de la sede donde se celebrará el foro empresarial enmarcado en la cumbre hispano-marroquí que comienza este miércoles en Rabat.Mohamed Siali (EFE)

Instituto Cervantes en El Aaiún

Entre la veintena de acuerdos que está previsto firmar en Rabat figura uno para crear secciones de enseñanza en español en 80 colegios marroquíes. Sin embargo, según fuentes diplomáticas, está verde todavía la creación de algún tipo de sede del Instituto Cervantes en El Aaiún, capital del antiguo Sáhara Español. El anuncio fue hecho por el director del Instituto Cervantes en Rabat, José María Martínez, durante una reunión de directores de centros de la institución en diciembre en Granada, y provocó las protestas del Frente Polisario, que la considera “una maniobra política para legitimar la ocupación ilegal de Marruecos”.

De llevarse a cabo, sería el primer organismo del Estado que se instala en el Sáhara tras la retirada española y se trataría de una extensión dependiente de alguno de los seis centros del Cervantes que hay en Marruecos. Las fuentes consultadas subrayan el proyecto data de la etapa de Mariano Rajoy y, como entonces, de llevarse a cabo, incluiría la apertura simultánea de algún aula del Cervantes en los campamentos de refugiados de Tinduf.

El presidente socialista español se ha esforzado en evitar que el menor incidente diplomático diera al traste con la RAN y empeñó su prestigio en justificar que los eurodiputados del PSOE votaran en contra de la condena de la Eurocámara por las ramificaciones del Qatargate que apuntan a Marruecos. Para España, garantizarse una relación fluida con Rabat, en la que los contenciosos sean tratados “con espíritu de confianza, a través de la concertación y sin recurrir a acciones unilaterales o hechos consumados”, sigue siendo la máxima prioridad. Y así pretende dejarlo patente en la RAN de Rabat.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en una reunión con el rey Mohamed VI de Marruecos, en abril.Foto: MARISCAL (EFE) | Vídeo: EPV

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