La desintegración del grupo parlamentario de Vox en Murcia hace peligrar la mayoría del Gobierno
La crisis en el partido de extrema derecha provoca una rocambolesca situación en el Parlamento regional y pone en riesgo los ya frágiles apoyos del Ejecutivo del PP
La desintegración del grupo parlamentario de Vox en la Asamblea regional de Murcia la pasada semana ha hecho saltar por los aires tanto la composición de la Cámara y su actual funcionamiento como la estabilidad del Gobierno de Fernando López Miras (PP). El equilibrio de poderes, que ya era bastante complejo en la comunidad autónoma, se enfrenta a una rocambolesca situación cuando restan apenas siete meses para las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023.
El grupo parlamentario de extrema derecha desapareció oficialmente este lunes, tras la reunión de la Mesa, que ratificó la marcha al grupo mixto de los diputados Pascual Salvador y María Isabel Campuzano anunciada el viernes pasado. En Murcia, un grupo parlamentario necesita tener, como mínimo, tres miembros, por lo que estas salidas han arrastrado obligatoriamente al grupo mixto también a los otros dos parlamentarios que formaban el grupo de Vox: Juan José Liarte y Francisco Carrera. Este último ocupaba la secretaría segunda de la Mesa, cargo al que ha tenido que renunciar.
Carrera, Liarte, Campuzano y Salvador obtuvieron su escaño en 2019 concurriendo en las listas de Vox, pero el partido expulsó a los tres primeros de sus filas en junio de 2020 y ellos han venido sustentando al Gobierno de Fernando López Miras desde la fallida moción de censura de marzo de 2021. A cambio de ese apoyo Campuzano fue nombrada consejera de Educación; así, aunque en el Gobierno de Murcia hay una consejera elegida en las listas de Vox, oficialmente Vox no está en el Gobierno.
Los tres expulsados seguían sobre el papel vinculados a ese acuerdo con el PP, pero la relación entre ellos iba de mal en peor y finalmente se ha roto. Por eso ahora es una incógnita si López Miras conservará sus imprescindibles votos. Al salir de la reunión de la Mesa este lunes, Carrera dejó claro a los periodistas que, a partir de este momento, los populares deberán ganarse su apoyo en cada debate. El más importante a la vista, el de los Presupuestos de 2023. “Dios dirá”, dijo al respecto. Su compañero Juan José Liarte, también expulsado de Vox aunque seguía ejerciendo la portavocía del grupo, pierde igualmente el cargo orgánico que tenía en la Asamblea: un asiento en la Junta de Portavoces, que ordena la actividad parlamentaria semanal.
El único de los cuatro diputados elegidos en las listas de Vox que seguía siendo formalmente de Vox, Pascual Salvador, anunció el viernes de la semana pasada que se iba al grupo mixto y dijo que lo hacía de acuerdo con la dirección del partido. Vox no ha explicado los porqués de ese movimiento, pero lo cierto es que —al sumarse la marcha de Campuzano a la de Salvador— la consecuencia ha sido que todo el grupo se ha deshecho y la marca Vox (así como los fondos públicos asociados al grupo) han dejado de estar controlados por los expulsados del partido. Liarte y Carrera, cercanos a Macarena Olona, organizaron para ella un acto en la Universidad de Murcia el pasado 23 de septiembre.
La onda expansiva de la implosión de Vox alcanza además al resto del grupo mixto, que ahora queda compuesto, en una convivencia que se augura complicada, por dos diputados de Podemos, dos de Ciudadanos —el grupo de Cs está en manos de cuatro tránsfugas de este partido aliados con López Miras—, los tres tránsfugas de Vox y el único representante oficial de este partido. La actual portavoz del grupo mixto era María Marín, de Podemos, pero ahora todos ellos tienen que ponerse de acuerdo para ratificarla o nombrar otro portavoz, y el reglamento establece que si no hay acuerdo el cargo se designará por orden alfabético: le tocaría a Carrera, ya que Campuzano tendría que renunciar a la consejería para ocupar la portavocía.
Fuertemente enemistada con los otros dos expulsados de Vox, la consejera emitió un comunicado el pasado viernes anunciando su decisión de pasar al grupo mixto y subrayando su “lealtad” al Gobierno. Medios de comunicación locales especularon sobre la posibilidad de que su marcha estuviera, de hecho, pactada por el PP y la dirección regional de Vox, ya que días antes el presidente murciano se había dejado ver en una terraza en pleno centro de Murcia con el líder de Vox en la comunidad, José Ángel Antelo. El dirigente ultra ha celebrado en sus redes sociales la disolución del grupo mixto: “Desde hoy nadie podrá utilizar en Murcia el nombre de Vox para beneficiarse de un proyecto leal con los murcianos y al servicio de España”, ha tuiteado.
La nueva composición parlamentaria no le pone las cosas fáciles al PP. Con 16 escaños, los populares necesitan siete votos más para tener la mayoría absoluta de la Cámara. Cuatro se los garantizan los tránsfugas de Ciudadanos, y el quinto, la consejera Campuzano. Necesitarían mantener el apoyo de los otros dos expulsados de Vox, pero estos, que de un día para otro se han quedado sin partido, sin grupo parlamentario propio y sin participación directa en el Gobierno, ya no garantizan ese respaldo.
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