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El dilema de las izquierdas para evitar un resultado como el italiano en las urnas

Los socios de investidura piden al Gobierno tomar nota tras la victoria de la ultraderechista Giorgia Meloni. La división penaliza, pero el PSOE rechaza ir en coalición con el espacio que quiere liderar Yolanda Díaz

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, el sábado pasado en un acto en Valencia.
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, el sábado pasado en un acto en Valencia.Jorge Gil (Europa Press)

El ascenso de la ultraderechista Giorgia Meloni al Gobierno de Italia después de unas elecciones en las que la izquierda concurría dividida han supuesto un nuevo revés para el Ejecutivo de coalición. En plena recomposición del espacio político que en los últimos años ha ocupado Unidas Podemos, con el proyecto de la vicepresidenta Yolanda Díaz en construcción, los partidos en el Gobierno se afanan en buscar una estrategia que permita frenar el auge de las derechas en un contexto de fuerte inflación (10,5% en agosto) que rebaja el impacto de cualquier medida social en marcha. Mientras los socios de investidura piden a Pedro Sánchez “tomar nota” y marcar la diferencia en la respuesta a la crisis el próximo invierno, PSOE y Podemos trabajan en concretar el giro a la izquierda anunciado por el presidente en julio. Las fuentes consultadas coinciden al constatar que la división penaliza, pero en el caso español, afirman, una pluralidad básica es “conveniente” para las alternativas progresistas en las próximas generales. Desde Sumar, el movimiento que impulsa Díaz, abogan por una propuesta “esperanzadora” que no sea concebida como una reacción al discurso de la ultraderecha. Incertidumbre aparte, los socialistas se presentarán con su marca en solitario a las generales. “Nosotros seguiremos dialogando con Unidas Podemos, con Sumar o con aquel espacio que se sitúe a la izquierda del PSOE y que está posibilitando que podamos gobernar en algunos sitios como el Gobierno de España. Ahora bien, nuestra aspiración es gobernar desde el PSOE y ojalá que con una mayoría suficiente para hacerlo en solitario. A eso aspira cualquier formación política que se presenta a las urnas”, zanjó el lunes María Jesús Montero, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del Partido Socialista.

“El auge de la extrema derecha tiene mucho que ver con las políticas de austeridad que el bipartidismo impuso en Europa”, reflexiona Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos y en la actualidad director del Instituto República y Democracia, vinculado al partido. “Por esas políticas de austeridad surgió Syriza, France Insoumise o Podemos. Volverse a echar en brazos de la parte progresista del binomio conservador PSOE-PP es ponerle una alfombra roja a la extrema derecha”, alerta. “El sistema electoral italiano premia a las coaliciones que parezcan coherentes. Las derechas no tienen problemas en gobernar juntos. Todos entienden igual el negocio. Saben que no crecen y que sus resultados son los mismos, aunque divididos en tres partidos. Y la derecha siempre se moviliza más que la izquierda. La falta de consistencia ideológica en las diferentes izquierdas le dejó todo el terreno a la derecha. Era una profecía autocumplida: votar a la izquierda es tirar el voto, así que me quedo en casa. Y es por culpa de la abstención que ha ganado la derecha”, concluye Monedero.

Su antiguo compañero de filas y portavoz de Más País, Íñigo Errejón, se ha expresado este martes en el Congreso en la misma línea. “Hace mucho tiempo que las formaciones progresistas, cuando empezaron a apoyar gobiernos tecnocráticos al servicio de las élites financieras, provocaron un desarme ideológico y moral de las opciones progresistas”, apunta para explicar la baja participación del domingo (64%) antes de lanzar un mensaje al Gobierno. “Hay salida”, pero “el Gobierno debería tomar nota y no defraudar este invierno. Que los españoles tengan la noción evidente de que la política sirve porque protege a quien más lo necesita (…) Hay que hacer bien las cosas para que la destrucción social, el descreimiento y el cinismo no sean el terreno abonado para los reaccionarios”, ha planteado.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha afirmado, en un tono más duro, que “para frenar a la derecha o la ultraderecha, lo que no sirve es una izquierda de mentira”, y además de proponer combatir lo que llama la “contaminación mediática”, aboga por “llenarle la nevera a la gente” y cubrir sus “necesidades más básicas”. “Hay que explicar a los trabajadores, la clase media y los más vulnerables la utilidad de las políticas progresistas y la inutilidad de las políticas de derecha”, ha defendido por su parte Joan Baldoví, diputado de Compromís.

“Tenemos que dar la batalla ideológica sin complejos a esta reacción ultraderechista que se está extendiendo por el continente y, al mismo tiempo, llevar a cabo medidas valientes allí donde gobernamos para que el electorado entienda y sepa reconocer que cuando hay una opción de izquierdas gobernando se atienden las necesidades básicas de la inmensa mayoría de la gente trabajadora”, ha argumentado el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, quien culpa también a los medios del “blanqueamiento” a figuras como la del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.

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Fuentes de Sumar rechazan, sin embargo, que la respuesta al auge de las derechas sea un proyecto que actúe simplemente como contención a estas. “Una lección de lo que sucede en el conjunto de Europa es que no debemos dejar que sea la ultraderecha la que marque la agenda y actuar de forma reactiva. Solo un proyecto que permita generar esperanza, en positivo y con una propuesta de país que conecte con la sociedad, puede ser una alternativa capaz de movilizar”, apela el equipo que trabaja en su desarrollo antes de enfatizar un lema repetido por Díaz: “Construir un país a favor”.

La falta de unidad en la izquierda

En Italia, el bloque de izquierdas, con el Partido Democrático a la cabeza, no fue capaz de llegar a un acuerdo con las distintas fuerzas que podían conformarlo. Visto el resultado del Movimiento 5 Estrellas (en torno a un 15%), ambas formaciones hubieran podido armar una coalición más fuerte. En España, la crisis entre los partidos que componen Unidas Podemos preocupa al PSOE de cara al próximo ciclo electoral. En La Moncloa y Ferraz son conscientes de que sus opciones para reeditar el Gobierno pasan por evitar el hundimiento del espacio a su izquierda y temen que si se produce un mal resultado de Podemos e IU en las autonómicas y municipales, el proyecto de Díaz sea incapaz de remontar para las generales. Lo apurado de los plazos —Sumar no estará listo en mayo— también genera recelos entre los socialistas, que creen que armar toda una estructura de partido lleva mucho más tiempo. Fuentes de la dirección federal del PSOE, en todo caso, rechazan tajantemente una candidatura conjunta con la plataforma de Díaz, ni siquiera en circunscripciones pequeñas, una propuesta esbozada por el exjefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, en un artículo publicado en La Vanguardia. “Somos dos formaciones políticas distintas, el PSOE y nuestros socios de Gobierno, que en su momento fueron Unidas Podemos y que en el futuro serán la marca electoral que se quiera presentar. Compartimos un núcleo que ha posibilitado una legislatura prolija en avances sociales, económicos y de bienestar, pero tenemos nuestras diferencias”, insistió esta semana María Jesús Montero.

“Cuando la izquierda española vaya a las elecciones en una posición de subalternidad pactando las listas con el PSOE será el fin de la izquierda española”, rechazó el lunes el ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en la Cadena SER. “El PSOE y el espacio de Unidas Podemos pueden gobernar juntos con un programa de gobierno, pero no pueden presentarse juntos a las elecciones. ¿Emiliano García-Page o Javier Lambán al lado de Ione Belarra, Echenique o Rafa Mayoral? Nadie se lo creería y perderían votos”, opina también Monedero. Fuentes de la cúpula del PSOE argumentan a su vez, dentro de su rechazo a concurrir en una coalición electoral con Sumar, que un porcentaje amplio de los votantes del espacio que a día de hoy aglutina Unidas Podemos no votarían por norma a los socialistas.

“Sería completamente contrario a la movilización, mucha gente entendería que es lo de siempre y otra versión del bipartidismo que muchos rechazan”, coinciden fuentes de Sumar. “Una pluralidad básica es conveniente para el conjunto de alternativas de izquierdas”, añaden. “Sobre nuestro espacio [UP y otras fuerzas que en su día pertenecieron al grupo o cercanas], obviamente la apuesta tiene que ser una alternativa integradora en la que quepamos todos. Pero no una suma de siglas que no va a ilusionar a nadie, sino un movimiento ciudadano abierto a toda la sociedad y que integre al activismo social y político”, matizan. Díaz trabaja desde hace meses para lograr esa unidad.

“La moraleja de las elecciones en Italia no es tanto “vamos a ir todos juntos”, sino “vamos a ponernos de acuerdo en un programa para las mayorías y que la gente vea que somos coherentes”. La IU de [Francisco] Frutos hizo un pacto electoral previo con el PSOE de Almunia y el resultado fue catastrófico. Y el espacio a la izquierda también se juntó sin coherencia y con un mensaje confuso en Andalucía y fue otro desastre”, advierte Monedero.

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