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Malí recrimina a España que Albares “no descarte” una intervención de la OTAN en el Sahel

El ministro de Exteriores explica por teléfono a su homólogo maliense que nunca ha propuesto una acción en este país y ambos zanjan el incidente

José Naranjo
Pedro Sánchez y José Manuel Albares llegan a la cumbre de la OTAN celebrada esta semana en Madrid.
Pedro Sánchez y José Manuel Albares llegan a la cumbre de la OTAN celebrada esta semana en Madrid.Claudio Alvarez

Las declaraciones del ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, realizadas a Radio Nacional de España (RNE) este jueves, en las que no descartó una posible intervención de la OTAN en Malí “si fuera necesario y si se concretara una amenaza para nuestra seguridad”, han generado un gran malestar en el Gobierno maliense, que convocó este viernes al embajador de España, José Hornero, para trasladarle su protesta y pedir explicaciones. Este sábado, la Embajada española hizo público un comunicado en el que aseguraba que “España no ha solicitado ni durante la cumbre de la OTAN ni en ningún otro momento una intervención, misión o algún tipo de actuación en Malí de la Alianza”. Posteriormente, el propio Albares explicó la posición española por teléfono a su homólogo maliense, Abdoulaye Diop. Fuentes del Ministerio español de Asuntos Exteriores aseguran que las autoridades malienses se han dado por satisfechas con las explicaciones.

El ministro Albares fue entrevistado este jueves en el programa Las mañanas de RNE, donde aseguró que no descartaba una misión de la OTAN en Malí, aunque precisó que esta posibilidad no se había discutido durante la cumbre de la organización atlántica celebrada esta semana en Madrid. “Si fuera necesario y si se concretara una amenaza para nuestra seguridad, por supuesto se haría [una misión de la OTAN en Malí]. En estos momentos el Sahel es el epicentro del terrorismo internacional, el Daesh, que ha estado presente y surge en Siria e Irak, está muy debilitado allí y se ha traslado al Cuerno de África y al Sahel […] Rusia está cada vez más presente en África […] evidentemente, la OTAN tiene que mirar también a esa frontera sur, a ese flanco sur”.

La reacción del Gobierno de transición maliense no se hizo esperar. Este viernes, el embajador español en Malí, José Hornero, fue convocado en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores en Bamako, donde recibió una queja por parte de las autoridades. Horas más tarde, el ministro de Exteriores maliense, Abdoulaye Diop, apareció en la televisión pública ORTM, donde aseguró que “esta declaración es inaceptable” y que las palabras de Albares “buscan animar a una agresión contra un país independiente y soberano”.

El titular de Exteriores maliense, quien aseguró sentirse “sorprendido” por las manifestaciones de su homólogo español, aseguró que Albares “debe acordarse de que la situación de inseguridad y de expansión del terrorismo en el Sahel está relacionada con la intervención de la OTAN en Libia, de la que nosotros padecemos las consecuencias”. Diop reveló que había pedido al Gobierno español explicaciones respecto a las palabras de Albares, que contrastan con “las relaciones de amistad que Malí siempre ha tenido con España”, dijo, aunque mostró su confianza en que dicha aclaración “llegue rápidamente”.

Y así fue. Este sábado, la Embajada española en Malí hacía público un breve comunicado aclarando la postura del Gobierno: “España no ha solicitado ni durante la cumbre de la OTAN ni en ningún otro momento una intervención, misión o algún tipo de actuación en Malí de la Alianza. España reafirma sus profundos lazos de amistad y cooperación con Malí y continuará impulsando unas relaciones pacíficas y amistosas con Malí”. Dicho comunicado se subió a la cuenta de Twitter de la Embajada, tanto en español como en francés.

Posteriormente, el ministro Diop publicaba también en su perfil de Twitter que había mantenido una conversación telefónica con José Manuel Albares respecto a “las declaraciones que se le atribuyen sobre una eventual intervención militar de la OTAN en Malí”. Según Diop, el ministro español “lo ha desmentido y ha expresado su compromiso con unas relaciones amistosas y de cooperación con Malí”.

El documento estratégico redactado durante la reciente cumbre de la OTAN celebrada en Madrid ha incluido, a instancias de España, un párrafo en el que hace una mención explícita al llamado flanco sur: “Los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en África y Oriente Medio afectan directamente a nuestra seguridad y a la de nuestros socios. La vecindad meridional de la OTAN, en particular las regiones de Oriente Medio, África del Norte y el Sahel, se enfrenta a retos interconectados de seguridad, demográficos, económicos y políticos. Estos se ven agravados por el impacto del cambio climático, la fragilidad de las instituciones, las emergencias sanitarias y la inseguridad alimentaria. Esta situación proporciona un terreno fértil para la proliferación de grupos armados no estatales, incluidas las organizaciones terroristas. También permite la interferencia desestabilizadora y coercitiva por parte de competidores estratégicos”.

Malí es uno de los países del Sahel más afectados por la violencia yihadista que protagonizan en esta región grupos yihadistas vinculados a Estado Islámico y Al Qaeda, un conflicto que dura ya una década y que ha provocado más de 25.000 muertos y cuatro millones de desplazados y refugiados, así como una de las crisis humanitarias que más rápido crece en el continente. La inestabilidad generada por esta violencia y el fracaso de la misión militar francesa Barkhane a la hora de frenar el avance yihadista alimentaron un golpe de Estado en 2020 que llevó al poder a una junta militar. Tras el anuncio de retirada parcial de Barkhane, las nuevas autoridades acudieron a Rusia, lo que propició el despliegue de instructores y mercenarios de la compañía privada de seguridad Wagner. A raíz de ello, tanto Francia como la Unión Europea están retirando sus misiones de Malí.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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