Un Congreso casi vacío homenajea a las víctimas del terrorismo
La dirección del PP se ausenta de un pleno casi vacío y Vox sale a la puerta de las Cortes para protestar ante la presencia en el acto de Bildu
Más tristeza que malestar o indignación. Eso es lo que transmitieron en la mañana de este lunes los responsables de las asociaciones de víctimas del terrorismo que acudieron al nuevo homenaje institucional que las Cortes les rindieron para recordar su dolor, su fortaleza y las demandas que aún tienen pendientes. El acto resultó muy deslucido, porque el hemiciclo apareció casi vacío de parlamentarios, al no coincidir con ninguna sesión de pleno y al boicotearlo tanto el PP como Vox, en distinto grado. No acudió nadie de la dirección popular, excepto los miembros de la Mesa del Congreso. Y todos los componentes de Vox prefirieron salir a la puerta principal y noble de los leones para expresar su protesta ante la presencia en el salón de EH Bildu, que ya lleva participando en este tipo de homenajes desde 2019.
La presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, y el presidente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Tomás Caballero, quisieron subrayar en sus respectivos discursos la importancia de la unidad política y social para no condenar al olvido el sufrimiento de tantos cientos de víctimas. Pero esa unidad, políticamente, ya brilla por su ausencia. Desde la dirección de la Fundación se lamentó, especialmente, la falta de colaboración y el partidismo en este caso del PP, al no estar presentes en el hemiciclo ningún miembro de la dirección de su grupo (aunque algunos habían confirmado antes que sí acudirían). No estuvo la portavoz y secretaria general, Cuca Gamarra; ni los secretarios generales y adjuntos del grupo, Carlos Rojas y Guillermo Mariscal. La representación del PP se limitó a sus dos componentes de la Mesa, Ana Pastor y Adolfo Suárez Illana.
El Gobierno estuvo representado por cinco ministros (Interior, Presidencia, Justicia, Comercio y Turismo y Agricultura), el PSOE contó con su portavoz, al igual que el PNV y EH Bildu.
Batet y Caballero destacaron que se organizaba este lunes 27 de junio la conmemoración del Día de las Víctimas del Terrorismo porque así lo acordaron por unanimidad todos los grupos el 11 de marzo de 2010, seis años después del peor y más cruento atentado sufrido por España y tras aprobarse también unánimemente en la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo el 22 de septiembre de 2011. El año pasado la ceremonia también se preparó en el salón de plenos, para realzar su perfil institucional, pero aún había muchas restricciones físicas por la pandemia y el vacío en el hemiciclo resultó menos estruendoso.
La presidenta de las Cortes Generales focalizó gran parte de su intervención de recuerdo y consideración con las víctimas en recordar que esa unidad que en ocasiones parece ahora tan perdida fue la que ayudó a la derrota hace 11 años de ETA, un éxito colectivo de la democracia española: “Lo alcanzamos gracias al diálogo permanente entre partidos y organizaciones sociales y a la clara conciencia de los principios y valores cardinales que estaban en juego. De esta manera logramos que la democracia tuviera una sola voz frente a los violentos. La voz del rechazo sin paliativos a la violencia; la voz del apoyo constante a la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, de jueces y fiscales; la voz, en fin, del reconocimiento y solidaridad con las víctimas”.
Batet insistió: “Esa unidad contra el terrorismo debe legítimamente enorgullecernos a todos. Porque la política se muestra como una actividad más noble cuando sirve a la defensa de los derechos fundamentales, cuando está del lado de las víctimas, protegiéndolas y amparándolas. Esa unidad frente a la sinrazón de quienes han pretendido imponer sus ideas mediante la violencia forma parte de la constitución material de nuestro sistema democrático. Es uno de los consensos básicos sobre los que se asienta nuestra vida en democracia”.
Los aplausos que recogió el mensaje de Batet fueron escasos porque en la sala y en las tribunas había más representantes de asociaciones de víctimas (unas 15) o víctimas que parlamentarios. Varias asociaciones muy vinculadas políticamente a la derecha, como la Asociación de Víctimas o Dignidad y Justicia, tampoco acudieron. Tampoco lo hizo Covite. Rechazan, como hizo Vox y su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, desde el exterior de la puerta de los leones, que se pueda considerar un acto unitario y de apoyo a las víctimas cualquier actividad en la que colabore o esté presente algún miembro de EH Bildu, a los que consideran herederos políticos de ETA. Espinosa lanzó así ese dardo desde la escalinata de entrada del Congreso: “Las víctimas han sido abandonadas por la mayoría de los políticos”.
Tomás Caballero, presidente de la Fundación de Víctimas, pronunció un discurso de agradecimiento primero a los presentes y sobre todo a lo que significan las Cortes Generales del país. Refrescó para la memoria general y para las actas de la sesión que en España se han contabilizado 1.452 víctimas mortales de diferentes tipos de terrorismo y miles de heridos, amenazados y extorsionados. Destacó el trabajo de todos los que colaboraron para llegar a la derrota de ETA y a la promulgación de la pionera Ley de Reconocimiento y Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo. Y se dejó para la parte sustancial de su discurso los asuntos pendientes. Varios e importantes.
“Inquietud y pesar”
El representante en el acto de las víctimas quiso mencionar, en ese sentido, que en el camino por recorrer aún queda “la imprescindible equiparación de las indemnizaciones a las víctimas de atentados de todos los grupos terroristas sin resolver y sin sentencia”. Y también profundizar en lo que llamó como “la vertiente prestacional” de esa ley de reparación, para asegurar una atención más adecuada a las víctimas mayores, en línea con lo que propuso el rey Felipe VI en su proclamación.
Tomás Caballero fue respetuoso y educado en su alegato, pero no se dejó en el tintero “la inquietud y el pesar” que percibe actualmente en todo el colectivo de víctimas. Y lo planteó con la fórmula de unas preguntas retóricas sobre si los representantes políticos de verdad creen que nos acercamos hacia el objetivo de la victoria total del Estado de Derecho y al reconocimiento, dignidad, memoria y normalización de la convivencia que merecen las víctimas sobre los que fueron sus verdugos. Y se autorrespondió que no. Y hasta lamentó que aquel Pacto de Estado por las Libertades y contra el Terrorismo, alcanzado en 2001, “espejo de una unidad democrática contra el terrorismo, ahora no existe”.
Las asociaciones de víctimas reivindican ahí de manera generalizada que se pongan en marcha todos los mecanismos necesarios para arrojar luz a los más de 300 asesinatos de ETA sin resolver, que se acabe con los homenajes a los presos etarras a su salida de las cárceles y que se construya un relato “ajustado a la realidad de lo acontecido, haciendo de la educación a las nuevas generaciones la bóveda bajo la que cobijar una memoria alejada del olvido”. Caballero armó todas esas quejas sobre la base del informe elaborado por una delegación de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo que acudió a España en 2021 y que concluyó en 41 folios con estas y otras quejas. Y finalizó: “Señorías, no olviden, no ignoren, no busquen excusas”. El homenaje acabó con un minuto de silencio y con la interpretación de la Sonata en Fa para dos saxofones de Jean-Marie Londeix por parte de unos estudiantes del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Recogieron algunos tímidos aplausos.
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