Foto con el amigo sindicalista o paseíllo con Vox
El líder del PP aún cree que puede elegir entre ignorar al partido ultra y remarcar su perfil institucional y moderado
Por ahora, Alberto Núñez Feijóo todavía cree que puede elegir. Y elige. Este martes tenía la opción de reunirse en su simbólico despacho de Génova 13 como líder del PP y de la oposición con los agentes sociales y, sobre todo, con los sindicatos o acudir a Valladolid para hacerse la foto con Santiago Abascal y facilitarle el paseíllo a Vox en su estreno institucional en España. No siempre será así. Se ausentó de esa imagen con Abascal y se retrató con satisfacción con los secretarios generales de UGT, Pepe Álvarez, y de Comisiones Obreras, Unai Sordo. Álvarez contó luego que esas citas con Feijóo eran frecuentes en su etapa de presidente de la Xunta de Galicia y apostó por mantenerlas con el mismo clima de cordialidad que hasta ahora. El sindicalista concedió a Feijóo que estudiaría sus propuestas antes de descartarlas de entrada con ningún prejuicio ideológico.
Feijóo quiso mandar con esas preferencias un primer mensaje premeditado de alejamiento hacia Vox, ahora que aún puede, para remarcar su perfil moderado e institucional, el que más explota. En su equipo argumentan incluso que todas esas informaciones y titulares sobre cómo elude o evita relacionarse con Vox no hacen nada más que abonar a su favor la leyenda de su relato sobre que no tiene nada que ver con la formación ultra, que los ignora, y que así consiguió en Galicia que resultaran absolutamente marginales.
Feijóo no tiene programado ni recibir ni encontrarse en breve con Abascal. Su agenda va justo en la otra dirección. El líder de Vox le felicitó con un mensaje cuando salió proclamado en Sevilla como nuevo presidente del PP, pero él se lo tomó como un gesto de cortesía similar al que recibió por esa vía de Pedro Sánchez, Inés Arrimadas o Yolanda Díaz. No tiene nada que ganar con Vox y regateará esa asimilación de ideas todo lo que pueda. Mientras las urnas no impongan otro escenario, en Andalucía o a nivel nacional, hará como este martes en Valladolid. Enviará una delegación del PP que le represente al máximo nivel y que se maneje como buenamente pueda, con sus diferentes estilos, gustos y predilecciones. En la sala vip donde se refugiaron ese día las autoridades políticas invitadas a la toma de posesión del popular Alfonso Fernández Mañueco, en una esquina hicieron corrillo con Rajoy los expresidentes regionales Juan José Lucas, Jesús Posada y Juan Vicente Herrera, con Ana Pastor, Cuca Gamarra y otros cargos nacionales. En el lado contrario se aisló de ellos la madrileña Isabel Díaz Ayuso, con su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Ayuso sí arropó luego en el paseíllo oficial a Abascal.
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