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Pedro Sánchez y el PP: menos bronca en el Congreso y ninguna pista sobre pactos

Los populares ovacionan a uno de los expulsados de UPN por proclamar que “con el sanchismo no se puede pactar”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en la sesión de control de este miércoles.Foto: Emilio Naranjo (EFE) | Vídeo: EPV
Xosé Hermida

Pedro Sánchez ha preguntado por enésima vez a Cuca Gamarra si el PP está dispuesto a pactar. Tampoco es que fuera una simple y cándida pregunta la que el presidente del Gobierno ha dirigido este miércoles, en la sesión de control del Congreso, a la portavoz parlamentaria y ya investida como número dos de los populares. Más bien la ha conminado: “Me gustaría saber si van a apoyar o van a seguir estorbando con la ultraderecha”. Gamarra no ha entrado a la provocación y ha hecho lo mismo que viene haciendo desde hace días ante la misma pregunta: dejarla sin respuesta. Su tono, ya alejado de los años de plomo dialéctico del casadismo, ha tendido a indicar que sí iba a apoyar. La reacción que minutos después ha brotado espontáneamente de los escaños populares ha tendido a indicar que no. Ha sido cuando el diputado expulsado de UPN Carlos García Adanero ha sentenciado que “con el sanchismo no se puede pactar” y el alborozo se ha apoderado de la bancada del PP.

El nuevo PP se exhibe en el Congreso con los mismos protagonistas de siempre y un notable giro de guion. La bronca ha cesado de momento y el tono, siempre duro en el fondo, se ha vuelto mucho menos ofensivo. La música ha cambiado. Ahora falta por conocer la letra. Sobre eso los populares no han dado muchas pistas en sede parlamentaria. Tampoco en la sesión de control de este miércoles, en vísperas de la primera visita a La Moncloa del flamante líder ―sin escaño― del principal partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.

Si Pablo Casado ametrallaba al presidente con cualquier cosa que tuviera a mano, los populares se han centrado ahora en un único tema: los nubarrones económicos. Por ahí ha vuelto a percutir Gamarra. Ha repasado los datos más inquietantes de los últimos días y ha reprochado al presidente que se dedique “a buscar culpables” ―léase la guerra de Ucrania― “y no soluciones”. Sobre esto último, Gamarra ha repetido la letanía habitual: bajar impuestos y reducir los gastos del Gobierno. Sánchez se ha dedicado a lanzar pullas a Feijóo por no haber enviado ninguna propuesta alternativa al plan del Ejecutivo para hacer frente a la espiral inflacionista y por cerrar colegios en Galicia. Como Gamarra ha dejado sin respuesta la invitación/conminación al pacto, el presidente ha manifestado su propósito de que, pase lo que pase, seguirá adelante “con toda la mayoría parlamentaria”.

Minutos después, entre los populares ha aflorado la nostalgia por los viejos y más combativos métodos: ellos ya no los practican, pero se han mostrado entusiasmados con que otros lo hicieran. En este caso, el navarro García Adanero, uno de esos parlamentarios en permanente estado de combustión, cuyo duelo con el presidente ha subido la temperatura de una mañana que estaba resultando muy tibia. Adanero ha reprochado a Sánchez que días atrás lo hubiese tildado de tránsfuga tras su expulsión de UPN por incumplir la decisión del partido de apoyar la reforma laboral. Y ha saltado el genio del navarro. Hizo lo que hizo contra su partido, ha explicado, por una sola y simple razón: “Porque con el sanchismo no se puede pactar”. La figura de Adanero, un modesto diputado del Grupo Mixto, se ha alzado entonces sobre el hemiciclo elevada por toda la derecha: buena parte de los escaños del PP y de Vox han reaccionado enfervorizados en una ovación al unísono.

La sesión de este miércoles ha confirmado que la guerra y la incertidumbre económica se han apoderado por completo del debate parlamentario. Ya nadie ha hablado de los presos de ETA ni de la situación del castellano en Cataluña ni de los pactos con los independentistas. Casi todo ha sido guerra y economía, y casi todo cortado por el mismo patrón. El Gobierno alega que nadie puede responsabilizarlo por las reverberaciones de la invasión de Ucrania, mientras el PP, Vox y Ciudadanos sostienen que los datos económicos de España “son los peores de Europa”. Sánchez y su vicepresidenta económica, Nadia Calviño, repiten que son conscientes de la “zozobra” ciudadana y la derecha les acusa de vivir de espaldas a la calle. En esa tarea de transmitir al Gobierno cuáles son los verdaderos sentimientos de los más humildes de los españoles se distingue desde hace tiempo el portavoz de Vox. “La realidad ahí fuera es muy dura”, ha aleccionado Iván Espinosa de los Monteros a Calviño. “Los españoles tienen que decidir si comen, si calefactan, si llenan el depósito del coche… Y ustedes no se enteran de nada, porque no pisan la calle”, ha añadido.

No solo el PP, también Vox ha bajado los decibelios en el Congreso coincidiendo con su inminente estreno en tareas de gobierno autonómico. Este miércoles, Macarena Olona solo ha llamado una vez “ministra comunista” a Yolanda Díaz y hasta le ha reclamado “educación y respeto”. La vicepresidenta segunda había afeado a la diputada de Vox que se hubiese hecho eco del bulo difundido en Sevilla sobre que la reforma laboral impediría la contratación de trabajadores para la Feria de Abril. La bancada de la izquierda ha roto en una carcajada cuando Díaz ha reconvenido a Olona: “Mentir es pecado”.

A la izquierda, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz; a la derecha, la portavoz adjunta de Vox, Macarena Olona.Vídeo: EPV

A pesar de todo, la jornada no podía terminar sin una bronca y esta ha llegado al entrar en escena uno de los habituales de la pendencia dialéctica, José María Sánchez. El diputado de Vox ―que ya ha sido expulsado una vez esta legislatura― ha comparado al ministro de la Presidencia con el jefe de la propaganda nazi, Joseph Goebbels, y ha llamado “Führer” a Sánchez. Félix Bolaños ha reaccionado escandalizado: “¡No tenemos por qué soportar los insultos de la extrema derecha!”. Ya por la tarde, al término del pleno, la presidencia ha anunciado que ha ordenado retirar las palabras de José María Sánchez del diario de sesiones “por falta de educación y decoro”.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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