Abascal elimina el último vestigio de democracia interna en Vox
El partido suprime por sorpresa las elecciones primarias para elegir a sus comités provinciales, que se designarán a dedo desde Madrid
Por sorpresa y sin posibilidad de debate, el líder de Vox, Santiago Abascal, ha decidido abolir el último vestigio de democracia interna que quedaba en su partido: la elección de los comités ejecutivos provinciales (CEP) y de ciudades autónomas (Ceuta y Melilla) por parte de los afiliados. Con menos de 48 horas de antelación, la dirección ha remitido a los afiliados de Vox una propuesta de reforma de los estatutos del partido en virtud de la cual los presidentes de los comités provinciales dejarán de ser elegidos por votación y pasarán a ser designados a dedo por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN). La reforma se aprobará en la asamblea anual de Vox convocada a las 11 de la mañana del próximo viernes. Los afiliados no pueden asistir, ya que se celebra por vía telemática, pero tampoco tendrán fácil seguirla en directo, salvo que no trabajen, al celebrarse en jornada laboral y en horario laborable. En la documentación recibida por los afiliados de Vox no se argumenta la razón de esta reforma, que estos no pueden enmendar, sino solo aprobar o rechazar por voto telemático.
La propuesta de reforma dice: “El CEN será el competente para designar a los presidentes provinciales, a propuesta de la Secretaría General. Una vez nombrado, cada presidente provincial propondrá a la Secretaría General el resto de los miembros que formarán parte de su CEP [Comité Ejecutivo Provincial] o CECA [Comité Ejecutivo de Ciudad Autónoma] y este lo ratificará con las modificaciones que correspondan en su caso”. Si se producen vacantes, los sustitutos serán designados por el secretario general a propuesta del presidente provincial.
Vox ya abolió en su asamblea de febrero de 2019 la elección de sus candidatos a cargos públicos en elecciones primarias. En todas las citas con las urnas que se han producido desde entonces, los candidatos han sido designados por la dirección nacional. Quedaba, sin embargo, la elección democrática de los comités provinciales. El 31 de agosto de 2020, Vox convocó primarias en las 19 provincias que contaban con más de 500 afiliados, pero el comité electoral dictaminó que solo en siete de ellas más de una candidatura había obtenido el aval del 10% de los afiliados, condición indispensable para presentarse.
Las candidaturas disidentes denunciaron el juego sucio de las listas oficialistas, formadas a partir de gestoras designadas desde Madrid, y el comité electoral interno acabó ordenando repetir las elecciones en tres provincias, “tras haber constatado la existencia [de] infracciones de normas internas que han enturbiado el proceso electoral”. En una de ellas, Jaén, se retiraron las dos candidaturas en liza, por lo que al final solo hubo elecciones en seis de las 52 circunscripciones. Solo en una, Málaga, no ganó la lista oficial y el ganador acabó dejando Vox después de que la dirección nacional diera largas al reconocimiento de su victoria. Al menos dos juzgados, en Granada y Murcia, anularon las primarias de Vox por falta de las mínimas garantías democráticas.
En declaraciones a la emisora es.Radio, Abascal se preguntó públicamente en octubre de 2020 “si sería mejor suspender este tipo de elecciones provinciales porque generan zozobra y enfrentamiento” y agregó que “existe un debate de fondo” sobre si un partido puede ser democrático “con una posición unitaria como el modelo de Estado que ahora defendemos. Es decir: la asamblea, a través de todos los afiliados, elige a la Presidencia del partido y al Comité Ejecutivo Nacional y este puede tener delegados provinciales”. Esa idea, que Abascal lanzó en una entrevista radiofónica, no ha vuelto a plantearse en el partido, hasta que ha surgido ahora por sorpresa para aprobarse en la asamblea del viernes.
El equipo de Abascal no solo acaba con los comités elegidos democráticamente, sino que quiere asegurarse de que los ya elegidos no plantean ninguna crítica. Por eso, introduce una disposición transitoria en los nuevos estatutos según la cual los comités ya existentes “cuyos miembros incumplan manifiesta y/o gravemente las instrucciones del Comité Ejecutivo Nacional [...], previo informe no vinculante del Comité de Garantías, podrán ser disueltos totalmente o modificados parcialmente” y sustituidos por otros designados desde Madrid.
La Ley de Partidos Políticos obliga a que los partidos sean organizaciones democráticas en su funcionamiento interno, por lo que los estatutos de Vox mantienen formalmente la elección del Comité Ejecutivo Nacional por parte de los afiliados. Sin embargo, la actual dirección, presidida por Abascal, no ha sido votada por nadie. El mandato de Abascal acabó en marzo de 2020, por lo que se presentó a la reelección para un nuevo periodo, esta vez de cuatro años en vez de dos. Sin embargo, el comité electoral interno aseguró que era el único candidato que había obtenido el aval del 10% de los afiliados, por lo que proclamó directamente su victoria, sin someterlo a votación. No informó, sin embargo, de cuántos avales había conseguido Abascal, ni tampoco de cuántos había recibido su único rival, el afiliado canario Carmelo González, al que descalificó asegurando que no tenía los avales necesarios para competir. La presentación de los avales se hacía por vía telemática, por lo que solo el comité electoral tenía constancia de los mismos. Uno de los miembros de dicho comité era la responsable jurídica del partido, Marta Castro, que formaba parte de la candidatura de Abascal y era, por tanto, juez y parte. Al rival de Abascal se le impidió el acceso a la asamblea.
Vox tendrá un comisario político en cada gobierno
Vox se prepara ya para gobernar. La reforma de los estatutos de Vox incluye la creación de un nuevo órgano denominado Dirección de Política de Gobierno, dependiente del Comité de Acción Política, que se encargará de “coordinar la política y la operativa de los diferentes cargos públicos de los gobiernos, empresas y organismos públicos en los que participe Vox”. El partido de Abascal ya está presente en empresas y organismos públicos de comunidades autónomas como Andalucía y pronto lo estará también en Castilla y León. Este nuevo organismo tendrá un director, elegido por el comité nacional y apoyado por un “equipo de asesores técnicos”, que nombrará a los “coordinadores de cada gobierno”. Es decir, en cada gobierno en que esté Vox habrá un comisario político de la dirección central encargado de “aprobar y ejecutar los protocolos de auditoría, organización, contratación y supervisión de dichos cargos públicos”.
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