Más difícil explicarlo en casa
El Consejo de Ministros aprobará este martes un paquete de medidas para paliar las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania
El gabinete del presidente del Gobierno ha tenido un fin de semana muy laborioso y con las mismas continúa este lunes. Los ministros pulen, afilan y cepillan la parte que les corresponde en el paquete de medidas que se aprobará este martes en el Consejo de Ministros para paliar las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania. La parte de los ministros de Unidas Podemos la centraliza la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Este lunes, a modo de calentamiento de motores, el presidente, acompañado por las vicepresidentas y varios de sus ministros, presentará el Plan Nacional de Respuesta al Impacto de la Guerra, durante un acto organizado por Europa Press. No lo dirá todo, pero empieza la semana de ruptura del ayuno informativo.
El acuerdo logrado en el Consejo Europeo, que ha producido gran satisfacción en el equipo de Pedro Sánchez, era imprescindible pero no suficiente. Ahora tocan las medidas concretas, en el orden energético, social y laboral. No valen medidas para hoy, mañana y el próximo mes. Los indicadores marcan una situación de precariedad que no solo afecta y afectará a los más desfavorecidos sino a las clases medias y a medio plazo.
“El descontento social irá a más, a mucho más, y no es que la extrema derecha esté detrás, sino que, sobre todo, lo aprovechará”. Esta visión de interlocutores gubernamentales coincide con sectores afectados y no anda lejos de los vaticinios de patronal y sindicatos. El augurio es el mismo: una inflación que caerá a plomo en algún momento pero que, hasta que ese día llegue, escalará a niveles apabullantes para el ciudadano medio. Pero las soluciones difieren.
Un decreto preñado de medidas muy diversas será presentado mañana y defendido por Sánchez este miércoles en el pleno del Congreso ante un banco azul al completo de ministros y ni una ausencia en la bancada socialista y de Unidas Podemos. Hay más esperanza entre los de la primera que en la de su izquierda, aunque nadie discute en las filas de Yolanda Díaz e Ione Belarra que el acuerdo de Bruselas ha sido un éxito. No lo dudan y lo defenderán con ahínco. Pero Podemos quiere más, como ayudas directas, en efectivo. En las últimas horas de este domingo no figuraban entre las aprobadas en uno de los últimos borradores, con un nutrido listado de acciones. Sobre la mesa está el impuesto a las eléctricas y límites temporales a las subidas de los alquileres.
La bajada de los precios de la luz no se notará hasta dentro de un mes, que es el plazo realista del Gobierno para desligar el precio del gas de la electricidad. España y Portugal enviarán a Bruselas un plan sobre cómo hacerlo y será la Comisión Europea la que tenga que dar el visto bueno.
La confusión, por las verdades a medias o visiones parciales que ofrecerá la oposición sobre lo ocurrido en Bruselas, está servida. Que no cuente el Gobierno de Pedro Sánchez con una mínima ayuda de la oposición parlamentaria. Esta es la previsión del propio grupo popular, en línea con lo expresado tras finalizar el Consejo Europeo y los mensajes lanzados en las redes sociales. Todo lo que supuestamente han conseguido Pedro Sánchez y António Costa, primeros ministros de España y Portugal, ya lo permitía Bruselas, sostiene el PP. Y, por tanto, esas 48 horas de reuniones en la capital belga, con momentos de fuerte tensión entre los gobernantes del sur y los del norte, “no han existido”, afirman con sarcasmo fuentes gubernamentales. En realidad, apuntan, hubo tensión, hubo discusión, y lo decidido salió tras muchas horas de debate, y con situaciones de riesgo para los dos países de la Península Ibérica. No era la primera vez que Pedro Sánchez perdía en su insistencia de desligar gas y electricidad. En esta ocasión, Alemania y los Países Bajos se avinieron a atender al sur, que ha contado con la complicidad de Francia y, sobre todo, de la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Layen.
Ahora toca presentarlo en casa, en el Parlamento español, donde media Cámara le recibirá a cara de perro, proclamará que su gira europea —en busca de flexibilidad de los socios de la UE— ha sido una excursión sin sentido y que todo lo que trae en la mochila es humo. Este puede ser el resumen, si no hay un cambio del todo inesperado, de las respuestas en el Congreso del PP, Vox y Ciudadanos. Los partidos nacionalistas e independentistas mirarán más a la izquierda y pedirán más ambición, en las ayudas a las empresas y autónomos, como formulará el PNV, pero no solo. En el capítulo de trabajadores por cuenta propia caben millones de españoles.
El Gobierno lo sabe. Ahí no hay fisuras entre las tres vicepresidentas. Sánchez ha actuado tarde. No pocas veces se escuchará este reproche en la sesión parlamentaria del miércoles. E incluso desde diversas áreas gubernamentales se reconoce, a posteriori, que, aunque poco más se podría haber hecho, sí habría sido necesario levantar cortafuegos al incendio de la protesta de los transportistas que día tras día tomaba más fuerza y más apoyo. Otro error, ya sin remedio, fue señalar a la ultraderecha como protagonista de los paros. Había simpatizantes de la extrema derecha en el encendido de la mecha, pero muchos autónomos que pararon su actividad no están en ese ámbito. Sus razones tenían, dicen ahora fuentes gubernamentales, pero también estaban asistidos de ellas los sectores a los que perjudicaron gravemente al bloquear la distribución de sus productos, esenciales la mayoría. No será fácil atender la multiplicidad de exigencias de bonificaciones, exenciones, rebajas fiscales... pero se trabaja en ellas, ante una situación explosiva con visos de estallidos no lejanos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.