La unión de Don Benito y Villanueva, una fusión sin fisuras
Un estudio de la Universidad de Extremadura defiende la viabilidad económica de la unión de Don Benito y Villanueva de la Serena y augura un efecto dominó
Hay comicios en Castilla y León este domingo. Y hay urnas en Don Benito y Villanueva de la Serena el domingo siguiente. Estos dos municipios de Badajoz, separados por apenas cuatro kilómetros, han planteado un referéndum sin precedentes para convertirse de golpe y porrazo en la tercera ciudad de Extremadura, por encima de Mérida y tras Badajoz y Cáceres, con una fusión de más de 50.000 vecinos. Es la cuarta vez que sucede algo así en España, pero la primera de estas proporciones.
El domingo 20 de febrero será el día grande. Pero, desde el pasado 29 de enero, se ha puesto en marcha el voto anticipado, que ha concluido este jueves con casi 10.000 votos. Ya han votado prácticamente uno de cada diez vecinos (4.444 villanovenses de 21.368 y 4.315 dombenitenses de 30.171, según los datos oficiales). Todos estos extremeños han contestado ya a la pregunta impresa en papeletas de color salmón con tamaño de postal: “¿Está de acuerdo con que el Ayuntamiento de Don Benito [o Villanueva de la Serena] ejercite la iniciativa para la tramitación del procedimiento de fusión con el municipio de Villanueva de la Serena [o Don Benito]?”.
Más allá del resultado, en el que la única encuesta encargada por el diario Hoy Extremadura aseguraba que se superaría el 76% de los síes, muy por encima del 66% necesario en ambos municipios para que salga adelante—, las dos ciudades continuarán hasta el próximo viernes con sus mítines. No existe un organismo que sea partidario del no. Todos los partidos están de acuerdo en la unificación. En la mayoría de estos actos siempre sale a colación un estudio económico elaborado por un equipo de profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Extremadura. El informe, de 48 páginas, es el único publicado hasta la fecha que habla sobre las cifras económicas que supondría el sí a la creación de la nueva ciudad. Julián Ramajo es doctor en Ciencias Económicas y uno de los tres autores a los que se dirigió la Diputación de Badajoz para consultar qué pasaría si se adentraran estos dos municipios en una unificación histórica. “Esto es muy simple”, observa Ramajo por teléfono. “Hablamos de un juego de suma positiva. No es un juego se suma cero. Es un beneficio tremendo para ambos municipios”.
El estudio explica en sus primeros puntos un cambio de paradigma en el concepto tradicional de ciudad o pueblo. Propone olvidarse de lo que entendemos por estos nombres. Rompe los estereotipos tradicionales. No sería un área cerrada como tal, sino un perímetro más amplio que tendría como base unas mismas actividades económicas. En resumen: si se lograra la fusión de este tipo de municipios que ponen en común una serie de variables, daría como resultado un balance muy positivo en las cuentas de todos los vecinos.
Los profesores del estudio hablan del término “áreas urbanas funcionales” que darían paso a unas “economías de aglomeración”. Dos términos que tanto la Comisión Europea como diversos organismos internacionales impulsan para desarrollar nuevos polos urbanos en el Viejo Continente. Este concepto, explica el documento, requiere de tres características: sumar más de 50.000 habitantes entre los municipios limítrofes, un 15% de desplazamientos diarios por razones de trabajo o estudios entre los pueblos y un umbral mínimo de 1.500 habitantes por kilómetro cuadrado. En el caso de Don Benito y Villanueva el ejemplo es perfecto. Cumple con los tres requisitos por estar asentados dentro de una economía de industrias agropecuaria, sumarían más de 50.000 habitantes y ya cuentan con un instituto y un hospital en el centro de ambas ciudades que se traduce en flujo laboral continuo entre las dos ciudades.
Sobre la pizarra del estudio, los resultados de la fusión generarían un impacto positivo en el empleo de entre el 5% y 15%, también se multiplicarían el número de empresas con una subida del 15%. Es más, hasta se produciría un crecimiento en la renta de los hogares de casi el 3%, por no hablar de las futuras inversiones empresariales que se prevén de hasta un 20% más. “Esta es la parte más difícil de contar”, observa el profesor. “Siempre estamos hablando de un periodo de tiempo a corto y medio plazo. La gente no puede pensar que en un año le van a subir el sueldo un 2,70%, pero sí podemos estar hablando de un periodo de cinco o diez años, porque se generarán lo que llamamos economías de aglomeración”. No son números mágicos, son estimaciones promedio basadas en lo que se observa ya en otras áreas funcionales existentes. “No estamos hablando de algo etéreo”, subraya. ¿Podrían alcanzar estas metas las ciudades por separado? “No. Esto es imposible. El proceso de fusión ya implica doblar la población de golpe, y esto es lo más importante. Esto es un efecto multiplicador. Doblar la población implica un aumento inmediato de variables”.
―¿No hay nada negativo en la fusión?
― No, económicamente y fiscalmente no existen pegas.
Ramajo considera que, si finalmente sale el sí, los resultados de su estudio se verían antes de 2032. Esta misma tesis la comparte el secretario general de los empresarios extremeños, Javier Peinado. “Los localismos, con carácter general, es mirarse al ombligo”, cuenta por teléfono. “En una economía donde se habla más de Europa que de España, creo que todos estamos evolucionando hacía sistemas más grandes de ciudades. Esto ahora es posible porque hay una renovación generalizada donde los jóvenes tienen mucho menos arraigada esa identidad que tienen nuestros mayores”. O dicho de otra manera: “Esto es una palanca impresionante para las futuras generaciones”.
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