El puerto de Santander frena la instalación de nuevas concertinas
El presidente de la dependencia portuaria afirma que esta “no es competente” para colocar las alambradas con cuchillas
El puerto de Santander ha detenido la instalación de concertinas —alambradas con cuchillas— en las vallas que lo protegen, una medida que empezó a aplicar hace unas semanas. Este sistema de seguridad, dañino para las personas y que se ha retirado en lugares como Ceuta o Melilla, se ha colocado en varios tramos del perímetro del puerto cántabro para desalentar a migrantes en situación irregular de colarse en buques rumbo al Reino Unido, un problema que genera conflicto comercial con las navieras. El presidente del puerto, Francisco Martín, insistió este domingo en que estos métodos lesivos no le gustan, si bien aseguró que su cometido es garantizar que los potenciales polizones no entren.
Los planes del puerto, dependiente del Ministerio de Transportes, pasaban por añadir concertinas por todo el exterior del recinto, una inversión de 200.000 euros de los cuales 20.000 ya se habían utilizado para adquirir y ubicar estas cuchillas. Ese proceso, informó Martín, está ahora “paralizado”. El máximo responsable de las dependencias señaló que “el puerto no es competente” para proteger el recinto. Además, deseó que el Ministerio de Transportes, que aún no se ha pronunciado sobre este cambio de guion, se percate de “un problema que hace que cada noche haya unos 12 intrusos”. El presidente de la autoridad portuaria reclamó más efectivos policiales para proteger esta zona y que no sea preciso recurrir a las concertinas, un mecanismo reprobado por organismos internacionales y por el Defensor del Pueblo.
2.000 intentos
El organismo ha cifrado en casi 2.000 los intentos de colarse en los barcos en 2021, números parecidos a los de 2019, el doble que en 2018 y 20 veces superior al de 2015. Martín remarcó que si esos saltos se diesen a diario en las pistas del aeropuerto santanderino se habrían tomado “medidas inmediatas”. Portavoces de Puertos del Estado explican que esta “paralización” se debe a una decisión de la propia autoridad santanderina “dentro de su autonomía de gestión”, una medida que dicen apoyar.
Los muelles tienen una extensión de siete kilómetros en un entorno urbano, algo que facilita que los migrantes tengan éxito en su empeño por colarse y entrar en los buques. El puerto señala que esta situación hace que algunas navieras eviten Cantabria por el trastorno y las multas que conlleva que estas personas se escondan en sus mercancías rumbo a suelo británico.
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