Condenados a 22 años de cárcel el inductor y los dos autores de la muerte del concejal Ardines
La Audiencia de Oviedo impone una pena de 20 años a un cuarto acusado y obliga a todos al pago de una indemnización de 400.000 euros a la familia del edil de Llanes
La Audiencia de Oviedo ha condenado a tres hombres a 22 años de prisión cada uno y a una cuarta persona a otros 20 años por su participación en el asesinato del concejal de IU en Llanes (Asturias) Javier Ardines, que murió en un camino vecinal a escasos metros de su casa el 16 de agosto de 2018. La pena mayor ―22 años― es para Pedro Nieva, un antiguo amigo del edil y que, según la sentencia, planeó el crimen tras conocer que su esposa mantenía una relación sentimental con Ardines. La misma pena se impone a otros dos hombres ― Djilali Benatia y Maamar Kelii― a quienes se atribuye la autoría del asesinato. Al cuarto condenado, Jesús Muguruza, el jurado lo considera intermediario entre el inductor y los autores materiales del crimen y le impone 20 años de prisión. Todos tendrán que pagar una indemnización conjunta de 400.000 euros a la viuda y los dos hijos del edil fallecido. La sentencia, hecha pública este miércoles, se puede recurrir ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
El juicio de este caso se celebró con un jurado popular que consideró culpables a los cuatro procesados el pasado 1 de diciembre. El jurado ha considerado acreditado que Djilali Benatia y Maamar Kelii llegaron a un acuerdo para quitarle la vida a Ardines y repartirse el dinero. De acuerdo con la sentencia, ejecutaron un plan preconcebido para acabar con el concejal colocando las vallas que el 16 de agosto de 2018 impidieron el paso del vehículo del edil. “Ambos permanecieron escondidos y esperando a que llegara este y que, quien quiera que fuera el que golpeó en la cabeza a la víctima y quien quiera que fuera el que lo estranguló, actuaba de común acuerdo con el otro y en ejecución de ese plan”, recoge la resolución judicial.
El jurado se refiere a Pedro Nieva, casado con la mujer con la que Ardines matenía una relación extramatrimonial, como “claramente” “inductor”. Según el veredicto, encargó a un intermediario, su socio Jesús Muguruza, que buscara a alguien que pudiera matar al edil. El relato del jurado sostiene que Muguruza contactó con unos de los coautores del crimen y les transmitió “la propuesta de acabar con la vida de la víctima y concertar la cita en la que, estando los tres presentes, se discutió el precio que pagaría el inductor”.
Según la investigación, el 1 de agosto de ese mismo año los supuestos agresores habían tratado por primera vez de matar a Ardines, aunque el edil sorteó entonces la barrera que habían colocado en la senda que recorría desde su casa en Belmonte de Pría. El político local se ganaba la vida como pescador y solía ir a faenar a las seis de la mañana.
Las defensas esgrimieron, sin éxito, que no había restos de ADN de los condenados como autores materiales en la escena del crimen, si bien la Policía se apoyó en las señales telefónicas encontradas ese día y en los mensajes intercambiados entre los acusados
La Fiscalía, en su relato, consideró que el inductor estaba “obsesionado” tras conocer mediante una grabación a finales de 2017 que su pareja, Katia Blanco, llevaba años manteniendo una relación con su amigo. Así comenzó una fijación que le llevó, según se recoge en la sentencia, a “acceder a páginas web que ofertan productos y servicios de espionaje, videovigilancia y hackeo de teléfonos móviles” para controlar a su esposa.
Las sesiones del juicio, celebrado en la Audiencia de Oviedo, contaron con el testimonio de la pareja del fallecido y de sus dos hijos, que afirmaron que Nieva conocía al detalle las rutinas de su familiar. Los cuatro acusados defendieron que el viaje que realizaron a Asturias lo hicieron para observar y reparar un tejado en mal estado. También intentaron relacionar la muerte con motivos políticos o de rencillas vecinales. La sentencia cierra, de momento, un caso que empezó en verano de 2018 y en el que tardaron meses para dar con las primeras pistas.
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