Cospedal recurre al silencio para defenderse en la comisión Kitchen del Congreso
La ex ‘número dos’ del PP no colabora en la investigación parlamentaria sobre el espionaje ilegal al extesorero del PP Luis Bárcenas en el Gobierno de Rajoy y afirma: “Yo no metí la mano en la caja”
Dolores de Cospedal, durante 10 años la todopoderosa secretaria general del PP, se ha negado este jueves a declarar y a contestar a las preguntas de los diputados representados en la comisión de investigación en el Congreso de la llamada Operación Kitchen, el espionaje ilegal al extesorero del PP Luis Bárcenas con recursos del Ministerio del Interior para tapar escándalos del partido durante el Gobierno de Mariano Rajoy. La que fuera mano derecha del entonces presidente, en esa complicada época del florecimiento de los casos Gürtel y Bárcenas en el partido, ha recurrido al silencio y se ha acogido a su derecho a no responder. La ex secretaria general del PP ha justificado su decisión en que tanto la Fiscalía como el PSOE y Unidas Podemos están personados en la causa judicial que se sigue sobre esta misma trama en la Audiencia Nacional y han recurrido el archivo de su imputación por parte del juez.
Cospedal no ha colaborado formalmente en los trabajos que lleva a cabo esa comisión de investigación sobre Kitchen, pero se ha reservado la posibilidad de apostillar a las intervenciones de los diputados que más le han desagradado. En una de ellas, ha amenazado a un parlamentario de Junts per Catalunya, Josep Pagès, con ponerle una querella si repetía “en la calle” una acusación que le había hecho en el Parlamento, y en otra ha replicado a un representante de Bildu: “Yo no metí la mano en la caja”.
Había expectación mediática y política por conocer cuál sería el comportamiento de Cospedal ante la comisión Kitchen. Hace seis meses, en junio, fue citada por esa misma comisión poco después de que llegara para declarar su marido, Ignacio López del Hierro. Cospedal acudió entonces al Congreso, pero pocos minutos antes de que empezara su exposición se conoció que el juez de la Audiencia Nacional que lleva esta causa, Manuel García Castellón, imputaba al matrimonio y la Mesa de la comisión optó por anular precipitadamente la comparecencia cuando ella ya paseaba por los pasillos de la Cámara.
Indignada por la premura de la anulación, la ex secretaria general del PP protestó oficialmente ante el Congreso, pero no se le concedió la razón porque se le había enviado un correo electrónico en el que le avisaban del cambio de planes. Este jueves ha asegurado que entonces sí estaba dispuesta a contestar y ha culpado de su cambio de posición a los recursos contra el archivo de su imputación que han interpuesto la Fiscalía, el PSOE y Unidas Podemos.
Su decisión de “no emitir contestación” a las preguntas que iban a formular los parlamentarios ha sido lo primero que ha aclarado Cospedal este jueves en una declaración previa en la comisión que chafó los planes de varios grupos. El portavoz del PSOE, Felipe Sicilia, remarcó rápidamente la aparente contradicción entre que en junio, cuando fue imputada, sí estuviese disponible para responder y ahora, cuando el juez ha retirado esa imputación, no lo haya hecho. Sicilia interpretó ese giro como “la excusa perfecta” para no incurrir “en el riesgo” de decir algo en el Congreso, ante su obligación legal de no mentir, que se pudiera descubrir en próximos días como contradictorio con alguna grabación o documento de alguno de los implicados en aquella operación y que le pudiera suponer problemas legales.
Varios de los parlamentarios recordaron a continuación las innumerables referencias que el comisario jubilado José Manuel Villarejo ―que tanto ha usado en sus trabajos el método de las grabaciones secretas― hace tanto a conversaciones y contactos directamente con Cospedal como con su marido. Sicilia parafraseó el conocido refrán sobre que el que calla otorga: “Usted calla, porque tiene mucho que tapar, y prefiere sufrir el bochorno de pasar por aquí sin decir nada”. El socialista recordó el pasado parlamentario de Cospedal, que también fue en su carrera política presidenta de Castilla-La Mancha y ministra de Defensa, para subrayar “el desprecio a la Cámara y a la soberanía nacional” que causaba con su silencio.
Todas esas referencias y lamentaciones sobre el comportamiento de Cospedal ante una comisión de investigación del Congreso no hicieron mella en su decisión. Siguió callada hasta que le interesó romper esa táctica para que quedaran en el acta de la sesión determinadas matizaciones.
El Tribunal Constitucional se ha pronunciado varias veces sobre el silencio en una causa judicial. En la sentencia número 61/2005 se reputa como lógico, racional y ajustado a las normas de la experiencia deducir de la conducta pasiva de un imputado un indicio de culpabilidad, pero debiendo realizarse tal deducción en el marco de una convicción alcanzada al valorar el conjunto de los elementos de prueba disponibles. En la sentencia número 202/2000 se considera que, ante la existencia de ciertas evidencias objetivas aducidas por la acusación, la omisión de explicaciones acerca del comportamiento enjuiciado en virtud del legítimo ejercicio del derecho a guardar silencio puede utilizarse por el juzgador para fundamentar la condena. Y en la sentencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo del 21 de octubre de 2004 se reconoce el silencio del acusado en el juicio oral como un derecho legítimo de su defensa, sin que sea prueba de cargo; pero se precisa que eso no significa que no pueda ser valorado a ningún efecto en el momento de valoración de las auténticas pruebas.
Felipe Sicilia, del PSOE, acabó su exposición con su particular conclusión: “La duda no es saber si usted sabía de la Kitchen, sino cómo es que usted no sigue imputada”.
El representante del PP, Luis Santamaría, utilizó esa acusación del PSOE, y en prevención de siguientes interrogatorios en esa línea, para arremeter contra la presidencia de la comisión y los letrados y asesores jurídicos del Congreso. Los criticó por permitir lo que tildó de “instrumentalización” de los trabajos de esas sesiones para atacar al Partido Popular con “fábulas” que atribuyó a guionistas de un “Pantocrátor”, en el que mezcló todo tipo de casos oscuros del PSOE en el pasado con referencias a fenómenos extraterrestres y hasta la niña de la curva.
Cospedal se mantuvo muda, con los brazos cruzados, tomando algunas notas y poniéndose y quitándose las gafas durante esos cuestionarios, y también durante el del representante de Vox. Cuando el portavoz de Unidas Podemos, Ismael Cortés Gómez, le reprochó su incomparecencia ante los casos Gürtel, Bárcenas o Kitchen, abandonó su mutismo y reiteró que la culpa era de los recursos judiciales del PSOE y Podemos.
El portavoz de Junts introdujo en sus preguntas una alusión a la actuación de las Fuerzas de Seguridad durante los peores momentos del proceso independentista en Cataluña en 2017 y otra sobre las implicaciones de dirigentes del PP en varios casos de corrupción económica. Cospedal se soliviantó en ese momento y pidió la palabra para rechazar como “falso” que las policías “atacaran a los legítimos representantes de Cataluña” en aquellos días e indicó que lo que hicieron fue “defender a los ciudadanos sobre los que quisieron promover un golpe de Estado”. También rebatió molesta que no era “su caso” y que ella “no metió la mano” en la caja para desmentir una frase en ese sentido que le planteó el diputado separatista catalán. Fue ahí cuando llegó a encararse con Josep Pagès al decirle que “la inmunidad parlamentaria no cubre” ese tipo de acusaciones, y cuando añadió amenazante que si la hubiera expresado “en la calle”, habría podido responderle con una querella.
No hubo lugar para el cuerpo a cuerpo entre Cospedal y Pagès, pero el portavoz de EH Bildu, Oskar Matute, sí recogió esa frase para interpretar que ese tipo de alusiones en las calles de su barrio en Vizcaya se toman como una amenaza. Cospedal volvió a interrumpir su silencio para explicar que de donde ella procede esas referencias “quieren decir que puede entablar una acción judicial, y nada relacionado con amenazas o armas o de otro tipo”. Y también matizó que no se había quedado “amnésica ni nada por el estilo” por acogerse a su derecho a no declarar en el Congreso, y añadió que ya lo había hecho ante el juez “con mucho más rigor”.
La ex número dos del PP cerró así la sesión con un recordatorio de los 13 procedimientos que la han enfrentado durante estos años con Luis Bárcenas, extesorero y exgerente nacional del partido, sin citar su nombre, para reseñar que él había mentido en todos esos casos, que había perdido y hasta había dejado de pagar sus condenas, pero había desperdiciado mucho tiempo, recursos y dinero del Estado. Matute, de EH Bildu, le reprochó a Cospedal que con su nula colaboración también había derrochado el trabajo que le corresponde al Congreso como una de las instituciones más relevantes del país.
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