Juan Espadas pacifica el polvorín provincial y se garantiza un congreso tranquilo del PSOE de Andalucía
El secretario general de los socialistas de Andalucía baraja crear una vicesecretaría
Todos los congresos del PSOE andaluz se han celebrado con los socialistas en el poder y sus secretarios generales blandiendo la poderosa firma del BOJA (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía). Ninguna de estas circunstancias se da desde hace tres años, cuando el PSOE ganó las elecciones andaluzas, pero perdió la Junta con Susana Díaz al frente. El relevo en primarias de Díaz por Juan Espadas en la pasada primavera fue el primer paso para la reconstrucción de la federación más numerosa del PSOE.
Espadas se propone ahora, en el 14.º Congreso Regional que se celebrará el próximo fin de semana en Torremolinos (Málaga), rodearse de un equipo de su confianza y de integración en un cónclave que se prevé tranquilo, tras promover acuerdos de renovación en las siempre bulliciosas agrupaciones provinciales. “Somos socialistas. Somos Andalucía”, es el lema del congreso con el que el PSOE persigue reconectar con el electorado.
Mucha era la preocupación en el PSOE por la pelea por el control del partido en las ocho provincias, el único ámbito andaluz donde el partido es fuerte y tiene poder: gobierna en seis de las ocho diputaciones y en el 58% de los 785 municipios de la comunidad. Salvo en Jaén, Granada y Almería, en el resto de las cinco provincias habrá nuevos liderazgos tras la renuncia de los secretarios generales a renovar un nuevo mandato, lo que está propiciando candidaturas mayoritarias. En Sevilla, Málaga, Cádiz y Huelva esa opción aún se está cociendo. El plazo para presentar candidaturas es el 8 de noviembre, un día después del congreso regional.
Espadas necesita garantizarse la paz interna, por la que también apuesta la dirección federal, con vistas a las elecciones autonómicas andaluzas. A los referentes locales que se quedarán sin foco les está ofreciendo incorporarse a la ejecutiva regional. Incluirá en la dirección regional a los secretarios generales que han dado un paso atrás: Verónica Pérez (Sevilla), Antonio Ruiz (Córdoba), José Luis Ruiz Espejo (Málaga) e Irene García (Cádiz), según ha confirmado el PSOE tras adelantarlo la Cadena SER. Los tres primeros apoyaron a Susana Díaz en las primarias y todos han formado parte de su guardia pretoriana.
El secretario general pretende ir desvelando antes del congreso otros nombres de su equipo. Ya se sabe que el secretario de Organización será el granadino Noel López, cuya elección rompe la querencia habitual de sus antecesores de escoger a personas de Cádiz o Sevilla para un puesto que controla la sala de máquinas del partido. Espadas no ha despejado aún si creará una vicesecretaría general, cargo para el que se especula con el nombre de Ángeles Férriz, también portavoz en el Parlamento autónomo.
En el 14.º Congreso Regional no habrá informe de gestión, un hecho muy extraño, pero que se debe a que la ejecutiva saliente está inerte desde que Espadas asumió la secretaria general en el mes de julio. El secretario de Organización de Díaz, Juan Cornejo, dimitió y no hay nadie del anterior equipo que vaya a repasar el mayor fracaso del PSOE andaluz en toda su historia como es la pérdida de la Junta de Andalucía. Férriz, que también es coordinadora del congreso, hará un informe “político sobre la situación en la que se encuentra el partido”, según ha dicho este martes.
Al congreso asistirán 520 delegados y 800 invitados. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo clausurará y se organizarán varios espacios de debate siguiendo la misma línea del 40.º Congreso Federal. Lo que no será posible ver es la foto de todos los secretarios generales del PSOE andaluz juntos. Ni José Rodríguez de la Borbolla, ni Manuel Chaves, ni José Antonio Griñán ni Susana Díaz tendrán “un papel relevante”, ha dicho Férriz, quien no ha aclarado si se les ha invitado y si acudirán. En el último congreso regional en 2017, Chaves y Griñán, entonces imputados por el caso de los ERE por el que dos años después fueron condenados, sí tuvieron protagonismo.
El secretario general socialista quiere que al día siguiente de resultar elegida la dirección andaluza funcione como un comité de campaña electoral que tendrá como prioridad marcar una estrategia específica en los 29 municipios de más de 50.000 habitantes, donde vive más del 50% de la población. El PSOE se centrará en sacar de la abstención a los 400.000 votantes que le dieron la espalda en las elecciones de diciembre de 2018, pero que en abril y en noviembre de 2019, sí cogieron la papeleta de Pedro Sánchez. Las dudas en el PSOE de que Espadas lo logre en su primer intento como candidato están muy extendidas y no son pocos los dirigentes que hablan de conservar el resultado de hace tres años, cuando Díaz dejó al partido en mínimos históricos. La fragmentación brutal de la izquierda a la izquierda del PSOE (en el horizonte se vislumbran tres candidaturas) tampoco invita al optimismo.
Las elecciones aún no están convocadas, pero en el PSOE creen que el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, baraja apretar el botón electoral para el primer trimestre del año si el acuerdo sobre los Presupuestos andaluces no ve la luz. En el PSOE no son optimistas sobre un pacto con el Gobierno andaluz, después de un nuevo intercambio de documentos el pasado viernes que Espadas tachó de “decepcionante”.
Las negociaciones están encalladas. El Ejecutivo andaluz aprobará este miércoles el proyecto de ley de Presupuestos y el 18 de noviembre se presentarán las enmiendas a la totalidad. El PSOE ha puesto esa fecha como límite para alcanzar un acuerdo. Tanto el partido socialista como el Gobierno andaluz mantienen un pulso por no aparecer como el causante de la ruptura. El Ejecutivo andaluz ha desvelado este martes que el PSOE ha pedido más tiempo para negociar, algo desmentido por los socialistas, que acusan al presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, de no querer negociar. Nadie quiere ser el primero en dar por rota las negociaciones.
Una vez que se celebre el congreso regional, Espadas tiene previsto despejar otra incógnita: su renuncia a la alcaldía de Sevilla, el ayuntamiento español más poblado en manos del PSOE. Ahora viste los dos uniformes, el de candidato andaluz y alcalde, y corre en dos pistas diferentes. Muchos dirigentes socialistas creen que debió dejar el cargo municipal en junio pasado, cuando fue elegido candidato a la presidencia de la Junta y un mes después secretario general del partido. Espadas no es muy conocido más allá de Sevilla y en el resto de Andalucía el alcalde de la capital andaluza siempre es visto con prejuicio.
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