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Lo que hay detrás de las lágrimas de Garamendi

Crónica de la peor semana del líder de la patronal tras su visto bueno a los indultos si aportan estabilidad

Antonio Garamendi, emocionado el pasado miércoles en la Asamblea General de la CEOE. En vídeo, Garamendi recibe una ovación en la Asamblea de la CEOE.Vídeo: EFE
Miguel Ángel Noceda

La noche del domingo 20 de junio Antonio Garamendi durmió inquieto. Había pasado un fin de semana muy revuelto por los titulares y análisis sobre unas declaraciones suyas en TVE sobre los indultos a los presos del procés en Cataluña, que a su entender no reflejaban lo que de verdad había expresado. Se levantó pronto con la determinación de coger el toro por los cuernos y arreglar el entuerto. Dio un pequeño paseo por el entorno de su casa de Las Arenas, en Getxo (Bizkaia), para meditar su postura. Lo tenía decidido. Aprovecharía la intervención que tenía ese día por la tarde en Santander en el curso organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE). Así que, llegado el momento, se embarcó hacia la comunidad vecina, paró a comer en Solares y, de allí, emprendió el viaje hasta el palacio de La Magdalena santanderino. Allí le esperaban cerca de 40 periodistas económicos cargados de buenas intenciones.

Garamendi, que no acostumbra a llevar papeles, se extendió en un discurso en el que no hizo ninguna mención al asunto de marras. Sabía que no era necesario buscar excusas sin que nadie las pidiera. No hizo falta: la primera pregunta le apuntó a la frente. Había llegado la oportunidad que esperaba. “Nunca apoyé los indultos como tal; lo que dije, y así está grabado para quien quiera oírlo, fue que, si sirven para dar estabilidad, bienvenidos sean”, contestó. Luego hubo varias preguntas más sobre el tema y Garamendi abundó en que se habían malinterpretado sus palabras y manipulado el mensaje, que se habían sacado de contexto y que la posición de la patronal CEOE “siempre es de neutralidad, independencia, sentido de Estado y lealtad a la Constitución, así como de trabajar con todos los Gobiernos y defender a las empresas”.

El dirigente vasco volvió a su casa para trasladarse al día siguiente a Madrid. Asistió el martes a la entrega de los premios Mariano de Cavia, del diario Abc, donde recibió el abrazo del Rey. El miércoles tocaba enfrentarse a la Asamblea General de la CEOE, en la que estaban convocados más de 200 directivos empresariales, entre presenciales y en remoto. En la agenda se agolpaban muchos temas candentes, como la revisión de las pensiones, la reforma laboral, la reforma fiscal… Pero, inevitablemente, el tema central volvió a ser el de los indultos.

Había expectación. El foco estaba colocado sobre la cabeza de Garamendi desde que los partidos de la derecha arremetieran contra él y se arrogaran la representación empresarial como propia, lo que obligó al dirigente a hacer aclaraciones. También se dijo que había hecho las declaraciones por haber recibido la Gran Cruz del Mérito Militar que le dio el Ministerio de Defensa y se criticó la concesión. Esta actitud partidista, sin embargo, provocó que la mayor parte de los principales empresarios del país arroparan al líder patronal. Así se reflejó también en la asamblea, donde, salvo una intervención de un dirigente de una asociación menor que tuvo que recular al quedarse solo, recibió el apoyo unánime de todas las organizaciones empresariales. Las patronales quisieron, así, dar carpetazo y cerrar filas con su presidente, que no pudo evitar que la emoción le llevara a las lágrimas.

Esa tarde, los secretarios generales de UGT y CC OO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, también salieron en defensa de su compañero en la mesa de diálogo social en el mismo seminario de Santander. “Lo que ha ocurrido con el señor Garamendi ha sido un linchamiento indigno, tiene todo el derecho del mundo a pronunciarse y la CEOE a pensar qué es bueno y no tan bueno para nuestro país”, declaró Álvarez, que añadió que era “una indecencia absolutamente insoportable”. Para Sordo, “Cataluña puede dar pie a posiciones matizables, pero ya vale de que en este país no se pueda decir nada, hay una parte de la derecha política y mediática que empieza a parecerse a la Inquisición. Lo que no se puede hacer es linchar a nadie porque dé su opinión. A nosotros también nos ha pasado”.

Todo había empezado la mañana del jueves 17 de junio en Barcelona. Garamendi, que había acudido a la capital catalana para asistir a la cena con Felipe VI la noche anterior e intervenir en un acto del Círculo de Economía, fue entrevistado en el programa Las mañanas de TVE. Pero el revuelo no se armó hasta entrada la jornada, cuando salieron teletipos con titulares que, a juicio de Garamendi, no reflejaban lo que había dicho. El dirigente patronal convocó, incluso, una rueda de prensa para aclarar las cosas. De poco le sirvió. “Fue una gran injusticia, me han metido en un lío en el que poco tengo que ver, porque se ha manipulado y sacado de contexto”, ha reiterado en distintas ocasiones.

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Esa misma noche, Garamendi cenó con Josep Sánchez Llibre, presidente de la patronal catalana Foment del Treball y vicepresidente de la CEOE, que ha sido uno de los muñidores del acercamiento entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès y que ha respaldado a su compañero en todo momento durante este episodio. Al día siguiente ambos estuvieron juntos en la cumbre entre España e Italia que se celebró en la ciudad condal y a la que asistió el primer ministro italiano, Mario Draghi.

En esas tres jornadas catalanas, Garamendi pudo tomar el pulso de la empresa catalana y de su posición ante los indultos, que apenas dista de lo que él había expresado sobre su conveniencia y el efecto en la economía catalana. Las fuentes consultadas expresan que desde Foment se mantenía esa línea, aunque Sánchez Llibre se había cuidado mucho de no mencionar la palabra indulto.

Sánchez Llibre no pudo acudir el miércoles a la asamblea general de la CEOE, lo que originó alguna especulación. Nada más lejos de la realidad. Convalecía de una intervención quirúrgica de menisco que le obliga a estar postrado un tiempo. Garamendi no tardó en informarlo. Luego, tras superar el sollozo, retomó la dinámica diaria y llamó a Álvarez y Sordo. Les agradeció el apoyo. La conexión funciona: sindicatos y patronal se han entendido hasta en los peores momentos. También llamó a la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y al ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá. Había que fijar las próximas citas. Hoy volverán al tajo y, probablemente, se avance en las negociaciones para la reforma de las pensiones. Este fin de semana, sin duda, Garamendi habrá dormido más tranquilo.

Evitar otros episodios como el de Martorell

La voluntad de los empresarios catalanes es la de no perder la oportunidad que suponen los fondos europeos y así lo asumen incluso los empresarios independentistas más moderados, según esas fuentes. “Lo que no se puede admitir es que venga el presidente de Volkswagen para anunciar que en Martorell se van a hacer inversiones para una planta de baterías y no acuda nadie de la Generalitat”, subraya un ejecutivo implicado que pide anonimato. El 5 de marzo Pere Aragonès, por entonces president en funciones, declinó asistir a un evento de Seat sobre coches eléctricos al que acudieron Felipe VI y Pedro Sánchez como gesto de apoyo al compromiso de la compañía de reforzar su apuesta por España y el sector del automóvil. Con ellos estuvieron el presidente de Volkswagen, Herbert Diess, el de Seat y Cupra, Wayne Griffiths, y la ministra de Industria, Reyes Maroto.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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