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La delegada del Gobierno en Ceuta, sobre las devoluciones en caliente de menores: “No me constan”

En su primera comparecencia ante los medios tras la crisis fronteriza con Marruecos, Salvadora Mateos ha asegurado que la mejor solución para los niños es que vuelvan a sus hogares

Jesús A. Cañas
Menores migrantes en Ceuta
Un policía nacional acompaña a dos menores, el pasado 20 de mayo en Ceuta.Javier Bauluz

La delegada del Gobierno en Ceuta, Salvadora Mateos, ha asegurado este lunes que no tiene conocimiento de que se hayan producido devoluciones en caliente de menores de edad marroquíes después de que, en la semana del 17 de mayo, llegasen más de 9.000 personas a la ciudad autónoma. Muchos de los que llegaron eran niños y adolescentes, entre 2.000 y 3.000, según cálculos aproximados de las autoridades. “No me consta que se produjesen devoluciones [de menores]”, ha asegurado Mateos a preguntas de EL PAÍS, en su primera comparecencia 15 días después de que comenzase la crisis migratoria en la ciudad autónoma.

El pasado viernes, el fiscal de Menores de Ceuta, Jose Luis Puerta, inició una investigación para averiguar si las autoridades españolas devolvieron hasta en dos ocasiones a Aschraf, un joven de 16 años que en estos momentos se encuentra en Marruecos. Puerta ha solicitado acceder al vídeo grabado por el periodista Jon Nazca en el que se aprecia al adolescente intentando llegar a nado a Ceuta con botellas de plástico adosadas a su cuerpo y cómo, posteriormente, militares españoles lo escoltan hasta el vallado marroquí, donde lo entregan a las fuerzas fronterizas junto a otro menor. La Fiscalía ha iniciado sus pesquisas después de una denuncia formulada el pasado 21 de mayo por la organización Coordinadora de Barrios.

No es el único testimonio que apunta a que se produjeron más retornos de menores de la misma forma, unas expulsiones que contravienen la ley nacional y varios convenios internacionales de los que España es signataria. Además del propio vídeo y de las declaraciones de Aschraf, EL PAÍS ha recabado el testimonio de dos adolescentes más y un niño de 14 años que afirman haber pasado por el mismo proceso. “La Fiscalía tiene que hacer su trabajo, dejémosla trabajar”, ha zanjado Mateos.

De las al menos 9.000 personas que entraron en Ceuta mientras Marruecos relajó sus controles en la frontera, entre 2.000 y 3.000 eran menores. Actualmente, la ciudad autónoma —que ostenta la competencia de la tutela de los niños— ya tiene contabilizados a 920 menores de 18 años, que permanecen en cuatro centros de emergencia habilitados por la ciudad. Su situación se ha complicado en las últimas horas, después de que más de 60 de ellos hayan dado positivo en coronavirus y hayan tenido que ser aislados en una de las naves del polígono Tarajal. Estos números no incluyen a las decenas de chiquillos y adolescentes que aún malviven escondidos en las calles por miedo a que la policía los expulse.

Mateos ha asegurado que la mejor solución para ellos es que vuelvan a sus hogares. “La petición que se hace desde la Delegación es que se ponga de acuerdo nuestra Fiscalía [por la de Ceuta] con la General y la de Marruecos para llegar a un acuerdo de que estos niños vuelvan con sus familias”, ha apuntado la delegada. Mateos, además, ha afirmado que en caso de que ese acuerdo no fuese posible, la solución sería, “como en otras ocasiones, que los padres acudan a la frontera y la ciudad le iría entregando a sus hijos”.

Fuentes judiciales consultadas por EL PAÍS han mostrado su extrañeza por las palabras de Mateos, ya que ni el acuerdo entre fiscalías ni la entrega de menores en la frontera son vías legales permitidas en España para la reagrupación con sus familias de los menores no acompañados. Además hay otro escollo. Aunque los primeros días la ciudad autónoma recibió más de 4.000 llamadas de familiares intentando saber del paradero de sus niños, por ahora solo seis han mostrado intención de que los menores regresen, según fuentes del Gobierno de la ciudad autónoma.

Por ahora, España ya ha devuelto a 8.000 adultos a través de la frontera terrestre del Tarajal, según ha explicado Mateos. Entre ellos, hay retornos voluntarios y forzosos. Sin embargo, aún queda un número de inmigrantes (no precisado por la delegada) que se han quedado malviviendo en las calles de la ciudad y que no quieren regresar. En estos casos, se les está identificando para abrirles un expediente de expulsión, pero Marruecos no admite la devolución de sus ciudadanos si estos no quieren volver de forma voluntaria, asegura la Delegación del Gobierno en Ceuta.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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