La España vacía junta por un día a la política
Un foro reúne en Soria a los principales dirigentes parlamentarios y sus compromisos contra la despoblación
La España vacía ha obrado el milagro: que políticos de todo el arco parlamentario se pongan más o menos de acuerdo. Las habituales discrepancias del Congreso de los Diputados quedaron este viernes aparcadas por un día en la Carrera de San Jerónimo madrileña. Un centro de reuniones de un polígono de Soria albergó el consenso político —palabra extraña en estos tiempos— hacia la peligrosa despoblación de los territorios afectados por la sangría demográfica. Las propuestas para acometer este desafío, eso sí, variaban notablemente según quién las pronunciara.
La expectación rebosaba a primera hora de la mañana en unas calles poco habituadas al trasiego de policías, cámaras y manifestantes. Los madrugadores representantes de la plataforma Soria Ya! colocaban una pancarta junto a un colegio donde, premonitoriamente, un mural decía “Creando futuro”. Los chavales miraban con ojos de sorpresa a medida que las personalidades accedían al espacio El Hueco, sede del foro Presura20 por la repoblación. Dirigentes autonómicos, líderes de partidos, diputados o alcaldes charlaban sin fijarse en las siglas, en una escena opuesta a la crispación que aparece en el telediario. Al poco llegó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (PSOE) y comenzaron los discursos con el regidor de Soria, Carlos Martínez, también socialista, molesto con el poco interés que han despertado históricamente estas tierras pero confiado en que el compromiso podrá revertir la tendencia. Detrás fue el mandatario de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco (PP), de nuevo recalcando cómo su comunidad se encamina hacia el abismo poblacional y aportando sus recetas: las acordadas en el Pacto de Albarracín junto a Aragón y Castilla-La Mancha, de similar penuria demográfica, y muy pendientes de los fondos europeos de recuperación.
Sánchez mantuvo esta línea y presentó el problema actual como una oportunidad para el progreso, siempre desde la implicación gubernamental, la “cohesión” entre las regiones y la pandemia como fuente de “lecciones” para salir con impulso de la cruda crisis sanitaria y económica. El líder socialista subrayó los 10.000 millones de euros comprometidos por su Ejecutivo para el desarrollo del ámbito rural y hasta citó al novelista vallisoletano Miguel Delibes para honrar a quienes se preocupan y luchan por su tierra. El dirigente presentó una España “viva y rehabitada” con los pueblos como “germen de futuro”. El reequilibrio que persiguen sus políticas, aseguró, permitirá que nadie se sienta “extranjero” en su propio país.
Fue esta frase la que permitió al presidente del PP, Pablo Casado, darle el principal azote a Sánchez. Lo hizo hablando de los indultos sobre los políticos catalanes presos, afirmando que cuestionar las decisiones de la justicia hacia quienes quieren “romper el país” es improcedente. Casado, que rememoró su infancia correteando por los campos castellanos de su pueblo de Palencia, trajo a Soria el concepto de “libertad” que tan bien le ha funcionado en Madrid. “No nos metamos en la vida de la gente”, rogó, y destacó que la igualdad de condiciones entre el medio urbano y rural debe servir para que cada cual sea libre de vivir donde quiera. Casado, que fue diputado por Ávila, reivindicó las políticas de natalidad, que catalogó como “de izquierdas y no de derechas”, y demostró sus conocimientos agropecuarios señalando que los tractores “funcionan con diésel y no con hidrógeno” y que los planes del Ejecutivo no se pueden aplicar en cualquier circunstancia.
El ir y venir de rostros conocidos se encontró con un segundo Sánchez en la zona, pero sin atril. Carlos Barrio, integrante de Soria Ya!, se caracterizó como el presidente y, con una fluidez de discurso digna del hemiciclo, se presentó como “el Sánchez de 2018” y recordó las promesas anunciadas entonces y que siguen aguardando. El fantasma del pasado dejó paso a figuras del presente como Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y de Agenda 2030 y líder de Podemos, a presidentas autonómicas como la riojana Concha Andreu y la navarra María Chivite, ambas socialistas, o Edmundo Bal, portavoz de Ciudadanos. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) también compareció para reflexionar sobre el porqué de la despoblación y apuntó a la inmigración como fuente de recuperación de la vida allá donde se ha perdido. Para ello ejemplificó con pueblos de su León natal que han tomado aire con extranjeros.
El político más habituado a denunciar las penurias de las pequeñas localidades, Tomás Guitarte, de Teruel Existe, veía cómo por una vez su agenda se convertía en el tema más importante, en la cuestión crucial de la cumbre. La digitalización, los ferrocarriles, las escuelas y los consultorios cobraban importancia tras años de denuncias baldías que, a falta de que sean resueltas, al menos han sonado en las altas instancias. También se mencionó al 42% de los pueblos españoles que están en riesgo de desaparición por su escasa densidad habitacional, con muchas localidades que envidiarían los 350 inquilinos que moran en la Cámara baja, más aún si se tiene en cuenta al séquito de cada cargo.
El paso de las horas y de las ponencias hizo que la vicepresidenta para el Reto Demográfico, Teresa Ribera, viera cómo casi todos los argumentos habían sido utilizados. El diputado del PNV Aitor Esteban, siempre al quite, le dijo al llegar: “¡Te lo hemos dejado todo hecho!”. Ribera tuvo cintura y, además de insistir en el compromiso de su área de Gobierno hacia la España interior, señaló al teletrabajo como una buena excusa para, si se disponen de los servicios pertinentes, recuperar el desarrollo rural.
El olor a torreznos invadía el exterior mientras unas melodías cerraban la ajetreada mañana. El artista local El Guapo Calavera defendía las patrias chicas y cantaba “Sabes que te quiero, pero, Chiqui, yo me vuelvo al pueblo… y que se queden su dinero”. La guitarra animó los últimos minutos del encuentro, pero no logró el consenso definitivo: que se corearan las letras.
La polémica del helicóptero y el coche oficial
El presidente del PP Pablo Casado afeó este viernes que Pedro Sánchez, que ha insistido últimamente en vigilar las emisiones y prohibir los vuelos entre lugares cercanos, hubiera acudido a Soria en helicóptero y con varios vehículos oficiales entre escoltas y acompañantes. Casado y los demás invitados viajaron en coche principalmente porque de haberlo hecho en medios públicos como el autobús o el tren hubieran tenido que salir el jueves por la tarde y pernoctar en la capital soriana en lugar de salir el viernes a primera hora desde Madrid. Todo se debe a los cada vez más escasos sistemas de comunicación y la reducción de horarios, otro motivo que los colectivos rurales resaltan como factor de abandono y desesperación social. El colectivo Soria Ya! se ha encargado de reiterar que no hay manera de presentarse en la ciudad desde zonas alejadas antes de las 10 de la mañana si no es por carretera. Por carreteras nacionales, desde luego. No hay autovía que llegue hasta allí.
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