Consumo de alcohol después de matar y una pistola como almohada: la última huida de ‘Ígor el Ruso’
Tras asesinar a un ganadero y dos guardias civiles, Norbert Feher escapó con la furgoneta robada con la que sufrió un accidente y dos agentes lo encontraron tumbado bajo una encina
Con tres cadáveres a sus espaldas, Norbert Feher, más conocido como Ígor el Ruso, emprendió la última huida de su carrera criminal el 14 de diciembre de 2017. Minutos después de asesinar a tiros al ganadero José Luis Iranzo y los guardias civiles Víctor Caballero y Víctor Romero, Feher utilizó el vehículo robado del primero para escapar del amplio dispositivo policial desplegado en los alrededores de Andorra (Teruel). A pesar del despliegue, logró llegar a escasos kilómetros de Castellón en un trayecto en el que consumió alcohol. Se detuvo porque se salió de la carretera y se tumbó a descansar. Dos agentes le encontraron de madrugada bajo una encina, con una de sus pistolas como almohada, la otra en la cintura y un machete en el pecho.
En la tercera sesión del juicio al serbio por el triple asesinato, los agentes que le detuvieron han relatado esos últimos minutos de Feher en libertad. Nada más confirmarse las muertes, en las radios de los agentes de la zona sonó un enérgico mensaje: “Se busca a una persona que acaba de matar a dos guardias civiles y a otra persona, un civil. Hay que extremar al máximo las medidas de seguridad y autoprotección, individuo armado y peligroso”. Ese fue el inicio de nueve horas de dispositivo que finalizó sobre las tres de la madrugada, cuando una pareja de la Guardia Civil divisó un vehículo semivolcado en una cuneta a 75 kilómetros del lugar de los homicidios. Estaba a apenas unos kilómetros de la Comunidad Valenciana, donde Ígor el Ruso siempre ha mantenido que tiene “amigos”. En su perfil de Facebook hay varias fotos en Valencia y mensajes en los que expresa que le encanta esa ciudad.
“Nada más ver el coche volcado, nos metimos por un camino y, aunque estaba oscuro, vimos una mochila y al lado más bultos, así que apagamos las luces, bajamos del vehículo y nos fuimos aproximando a pie”, ha explicado un agente. Uno de esos bultos era Ígor el Ruso. Los guardias civiles se acercaron en silencio y cuando estaban a “metro y medio” le apuntaron con sus linternas y sus armas. Tumbado a los pies de una encina, boca abajo, Feher movió ligeramente la cabeza y los guardias pudieron ver la pistola sobre la que estaba apoyado. “Tenía sangre en la cara”, ha especificado el agente.
Meses antes, en abril de 2017, Feher ya había logrado escapar en Italia de un cerco policial “sin precedentes”, según definieron en ese momento las autoridades de aquel país. Días antes había asesinado al dueño de un bar y a un guardia provincial. Cómo lo logró y si tuvo ayuda es una de las incógnitas que todavía sobrevuelan en este caso.
“Estaba extremadamente tranquilo y relajado, como si no pasase nada”, ha detallado otro de los agentes que participó en la detención. A Feher se le practicó un test de alcoholemia que arrojó un resultado que rozaba el límite permitido. Aunque los agentes le preguntaron su nombre y si entendía español, él no respondió en esos primeros instantes. “Presenta un aspecto sucio, desarreglado y huele a alcohol, pero tiene una mirada despierta y se muestra coherente”, recoge el informe policial.
En la sesión de este miércoles, Feher ha mostrado algo de esa actitud fanfarrona que mantuvo en el primer juicio que tuvo en España, en enero de 2020, por otros dos intentos de homicidio. Hoy sí ha hecho el gesto de la victoria a las cámaras y bajo la mascarilla negra se intuía una sonrisa. Como cada día, ha mirado con atención a todos los testigos y ha observado varias veces la cabina blindada desde la que sigue el proceso. El asesino confeso lleva toda la semana sin comer.
Tras la detención, la Guardia Civil analizó la gran cantidad de pertenencias que transportaba Feher en su huida. Además de objetos de las personas que acababa de matar, llevaba consigo varios dispositivos tecnológicos, un reproductor de discos portátil, algunos DVD con películas en italiano, un medallón de la Virgen del Pilar, rosarios, la Biblia por la que asegura que murieron los dos guardias civiles, una baraja de la serie de dibujos animados Dragon Ball, un Tamagochi, varios bolígrafos y cinco folios con anotaciones escritas a mano, entre otros enseres.
En la sesión de hoy también ha declarado el dueño del pajar abandonado en el que durmió Feher las noches previas a los asesinatos. Allí se encontraron una treintena de latas de cerveza de varias marcas, cáscaras de pipas y otra pistola.
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