La política se enfanga en el Congreso ante la batalla electoral por Madrid
Pedro Sánchez llama “corrupto” al PP y Casado acusa al Gobierno: “No todo vale por el poder”
La polarizada campaña madrileña ante las elecciónes del 4 de mayo comenzó este miércoles en el Congreso con la máxima dureza y con la participación de los principales líderes nacionales. Las primeras espadas del Ejecutivo acusaron al PP de “malas artes”, de “corrupción y transfuguismo” y hasta de la compra de votos. El jefe de la oposición, Pablo Casado, atacó al presidente Pedro Sánchez por “usar el BOE como un guion de Juego de tronos” para “hacer alquimia con las instituciones del Estado”. Ese tono sucio se trasladó más tarde a la comisión Kitchen, que investiga el espionaje ilegal desde Interior al extesorero del PP, Luis Bárcenas.
Quedan 47 días para las elecciones a la Comunidad de Madrid. La campaña formal no se ha iniciado, aún faltan algunas candidaturas por confirmar y la pandemia sigue viva con su desolador balance, pero el paisaje político del país ha entrado de lleno otra vez en esos paréntesis irremediables cada vez que se convoca a los ciudadanos a las urnas. Hace poco más de un mes fue por la cita electoral en Cataluña, ahora es por el adelanto electoral del 4-M en Madrid.
El presidente, Pedro Sánchez, lo comprobó en primera persona nada más iniciarse la sesión del Congreso prevista para que la oposición controle la gestión del Ejecutivo. El líder del PP, Pablo Casado, había registrado una cuestión sobre el balance del primer año de la pandemia y la transformó para acusar al jefe de Gobierno por su “arrogancia, incompetencia e inestabilidad” y para adherirse a la campaña madrileña de Isabel Díaz Ayuso contra el frente al que realmente se quiere medir en esas elecciones tan poco autonómicas, el tándem Sánchez-Iglesias.
“El país se le está yendo de las manos. Gobernar no es esto; no es usar el BOE como un guion de Juego de tronos; ni usar a los ciudadanos como peones de una partida de ajedrez; ni poner a sus aprendices de brujo a hacer alquimia con las instituciones del Estado. No todo vale por el poder”, arremetió Casado. Y sobre su objetivo para el 4-M vaticinó que será “la primera etapa de la unión del centroderecha en España” en torno a un PP que pretende representar así al país “tranquilo y alejado del populismo”.
“Señor Casado, ya veo que estamos en campaña, el mitin de los miércoles”, replicó el presidente antes de entrar a la batalla dialéctica: “Ustedes representan la continuidad en las malas artes, la falta de respeto, el transfuguismo y la corrupción, ustedes representan el cambio a la ultraderecha. No se cambien de sede, ahórrense la mudanza, representan lo peor del PP”.
El tono del debate ya era ese, ajeno a ideas, programas, proyectos, reformas, mejoras o propuestas para el país cuando al líder de Más País, Íñigo Errejón, en el centro de todas las miradas tras rechazar asociarse con su antiguo socio y fundador de Unidas Podemos, el candidato Pablo Iglesias, en listas conjuntas para la Comunidad de Madrid, se le ocurrió preguntar sobre un posible plan estatal de salud mental que palíe las consecuencias de la pandemia. Errejón, con habilidad, concedió que el asunto podría parecer ajeno a las urgencias del momento, pero le pareció relevante su trascendencia. Desde las bancadas del PP se escucharon entonces unas risas. Y un diputado popular, Carmelo Romero, gritó: “¡Vete al médico!”. La frase sobrecogió y provocó una polémica de tal dimensión, incluso interna con descalificaciones de relevantes miembros del PP, que el parlamentario se vio forzado a pedir disculpas.
La sesión continuó, sin embargo, por la misma senda y similares cruces dialécticos de brocha gorda entre la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y la cada vez menos moderada portavoz popular, Cuca Gamarra, en teoría nominada para suavizar el perfil duro de su predecesora, Cayetana Álvarez de Toledo. Gamarra recurrió de nuevo al símil de la serie Juego de tronos para hablar de peleas de sillones y de “traición a lo pactado a golpe de despacho” ante la que etiquetó como “la moción chapucera y la conspiración de pacotilla” que se intentó en Murcia y que este jueves se votará.
Transfuguismo o dignidad
El tono “simplista” que Calvo afeó a Gamarra fue el que utilizó Teodoro García Egea, secretario general del PP, contra el balance de estos 14 meses como vicepresidente segundo de Pablo Iglesias. Egea se dirigió a Sánchez para renegar de que lo ocurrido con la moción frustrada en Murcia sea transfuguismo y lo llamó “dignidad”. Y lamentó con ironía lo poco que había durado Iglesias en la vicepresidencia: “Si lo que quería era ir a la oposición, no podía elegir mejor candidatura, Madrid”.
No era previsible que Iglesias, al que se tiene por un gran agitador, solventase la réplica sin aceptar el duelo. Y no sucedió. Acusó al PP de “comprar diputados de Ciudadanos” y atacó a Egea: “Me pregunto si la pasta la ha puesto usted o se la ha dado algún constructor”. El popular respondió a su estilo: “El 5-M solo le va a quedar a usted sentarse a rodear la Asamblea de Madrid”.
La jornada acabó, ya en la tarde del miércoles, con la primera sesión de comparecencias de la comisión de investigación del caso Kitchen sobre actividades ilegales en el Ministerio del Interior de los gobiernos de Mariano Rajoy. Compareció Luis Bárcenas, que contestó a casi todos los diputados. No al del PP, Luis Santamaría, que no le preguntó nada y usó sus 14 minutos para relatar todas las polémicas y los escándalos que se han atribuido al PSOE en los 43 años de esta etapa democrática. La tarde anterior, la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, y la de Vox, Macarena Olona, casi se retan entre insultos, en el centro del hemiciclo, al esgrimir la diputada ultra una foto de la socialista con Arnaldo Otegi, el líder de Bildu. Dos diputados socialistas vascos, Patxi López y Odón Elorza, denunciaron al día siguiente la celebración de cuatro debates sobre ETA en apenas dos días cuando se cumplen 10 años desde la derrota de la banda y lo atribuyeron a este clima preelectoral.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.