A la caza y captura del talento
El Gobierno vasco y las principales empresas tractoras se lanzan a la búsqueda de ideas y personas para modernizar y acelerar el tejido industrial
Enlazar, conectar, unir, fidelizar y finalmente sumar. Todo eso significa el verbo inglés bind y es lo que persigue el programa BIND 4.0., atraer a Euskadi proyectos relacionados con Internet de las cosas (IoT), Big Data, inteligencia artificial, visión artificial, robótica, ciberseguridad y biociencias o técnicas de alimentación, entre otras nuevas disciplinas. El objetivo es acelerar la transición del tejido industrial a las nuevas tecnologías con las que ya se manejan los más competitivos y garantizar así empleos de calidad y supervivencia empresarial.
Las 57 empresas tractoras que participan en esta plataforma de innovación de industria inteligente, entre las que se encuentran Mercedes-Benz, Siemens Gamesa, Faes Farma, Coca-Cola, European Partners o Unilever, no han dudado ni un segundo en mantener el objetivo de digitalizar sus negocios, pese a la pandemia, para 2021. En la quinta edición del programa han seleccionado a 72 startups como finalistas para sumarlas a sus proyectos y meter una marcha más en ese objetivo.
Saben que el talento y las buenas ideas son la clave para sobrevivir y hacerlo en las mejores condiciones y que pese al frenazo del coronavirus y de la crisis sanitaria y económica que ha sobrevenido a la expansión del virus, hay que seguir en movimiento para no quedarse atrás.
Será este próximo mes de enero cuando se den a conocer los participantes de esta iniciativa público-privada del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, a través del grupo SPRI y su plataforma Up Euskadi.
Las empresas finalistas de la quinta edición de BIND 4.0. proceden de 17 países diferentes. 20 de las startup que se han presentado son de Euskadi y otras 20 del resto de España —catalanas, gallegas, murcianas y madrileñas—, y otras 32 son internacionales, —10 proceden de Alemania, y el resto de Reino Unido, Italia y Canadá—.
En Euskadi, la colaboración público-privada sigue un modelo avanzado que está dando buenos resultados en todo lo relacionado con la transferencia tecnológica y del conocimiento. Los cluster, que empezaron como plataformas sectoriales han acabado por convertirse en entidades colaborativas y permeables para que los desarrollos de todo tipo que consiguen, gracias en parte al acceso a financiación pública, llegue a los emprendedores más pequeños y a las pymes. “No sería posible de otra manera”, asegura la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, a EL PAÍS.
La plataforma de innovación abierta de industria inteligente, BIND 4.0, fue galardonada con el principal premio en la XIV edición de los Premios Europeos a la Promoción Empresarial, organizados por La Dirección General de Mercado Interior, Industria, Emprendimiento y PYME de la Comisión Europea, en la categoría de mejora del entorno empresarial. El galardón fue anunciado el pasado 16 de noviembre en la Asamblea Anual de PYMEs en Berlín y reconoce las políticas locales, regionales y nacionales de fomento del emprendimiento.
BIND no es la única apuesta. Va insertado en una red de iniciativas que van a tener que luchar de lleno contra el desempleo, los cierres empresariales en muchos sectores y las cicatrices que está dejando en otros, como la automoción, o la aeronáutica, sin olvidarse de la hostelería y todo el relacionado con el turismo, que, desde el final de ETA, no paraba de crecer.
El Gobierno vasco va a impulsar una ventanilla única para el sistema vasco de emprendimiento con ofertas específicas para los jóvenes, en coordinación con la Universidad y los centros de FP. Los jóvenes, por segunda crisis consecutiva, son los que más están sufriendo sus consecuencias. Las empresas vascas deberían tomar nota y acudir a los centros de formación profesional y universitaria a seleccionar talento y conocimiento.
Resistir en tiempos de pandemia
EDUARDO ZUBIAURRE. Presidente de Confebask.
De momento, los datos de esta última parte del año indican que el paro en Euskadi se contiene, y que las empresas tratan de resistir como mejor pueden el enorme boquete abierto por la pandemia. Pero no podemos olvidar que eso es consecuencia de una serie de decisiones que están amortiguando temporalmente la brutal caída de actividad provocada por el covid un descenso que, según el Gobierno Vasco, rondará el 10% este año.
En esa ‘contención’ tienen mucho que ver dos medidas. De una parte, los ERTE de suspensión por fuerza mayor que, en Euskadi, afectan a unos treinta mil trabajadores; y que no cuentan como parados. Y de otra, la línea de avales a las empresas, vía ICO o Elkargi, que han aportado liquidez a las empresas y evitan, por ahora, numerosas quiebras y cierres. Otra cosa será cuando haya que empezar a devolverlos. Si para entonces la actividad no se recupera, el panorama podría ser muy diferente al actual.
Pero no adelantemos acontecimientos. Hoy por hoy, lo importante es, precisamente, resistir, una tarea que no está resultando nada fácil. A la complicada situación de la hostelería y el turismo, se suma en Euskadi un comportamiento no homogéneo de la industria. Según qué sectores, vemos una evolución completamente distinta, pero especialmente complicada, en áreas de vanguardia como la aeronáutica, la máquina herramienta o el sector más directamente relacionado con el petróleo. Por el contrario, la automoción vuelve a tirar con fuerza, lo mismo que llevan ya tiempo haciendo los relacionados, por ejemplo, con las biociencias o la energía verde.
Así que, la crisis no golpea a todos por igual, aunque todos la han sentido con intensidad. Y, más allá de eso, lo que sí compartimos todos es que la visibilidad empresarial es prácticamente nula. No se sabe qué nos espera tras la siguiente curva.
Es muy difícil hacer predicciones sobre la evolución de la economía a corto plazo porque la incertidumbre es muy alta. Vivimos rodeados de una espesa niebla que atenaza nuestra confianza, lo que retrasa nuestras decisiones de inversión y de compra. Eso sólo cambiará cuando la pandemia quede controlada definitivamente, una expectativa hoy más presente que nunca ante la llegada inminente de vacunas que en meses podrían dar un vuelco definitivo a la crisis sanitaria.
Pero, hasta que ese momento llegue, no podemos quedarnos a la espera sin más, ni dejarnos arrastrar por el pesimismo. Es más necesario que nunca planificar una reactivación de los sectores más afectados por la pandemia, entre los que también se encuentra la industria, siendo conscientes de que disponemos de una situación previa y unas herramientas que nunca hasta ahora habíamos tenido para afrontar una crisis.
En Euskadi ya tenemos la experiencia de haber superado situaciones especialmente complicadas, Nada indica que, en esta ocasión, no podamos hacer lo mismo siempre que tomemos las decisiones correctas y, cómo no, sepamos aprovechar la ingente ayuda puesta en marcha por Europa, en lo que constituye un evidente golpe de timón respecto a crisis recientes.
Ahí está clave. Primero, y en actuales circunstancias de incertidumbre total, se trata de mantener en pie el mayor número de empresas y empleos posibles. Una vez superado lo peor, debemos promover medidas que nos ayuden a reactivar empresas y sectores solventes fuertemente golpeados por la pandemia. E, inmediatamente después, tenemos que saber aprovechar las ayudas europeas para favorecer una profunda transformación de nuestro tejido productivo, que incida en actividades de futuro y se garantice así, nuestro particular modelo de bienestar social en Euskadi, hoy a la cabeza de los países más desarrollados del mundo.
Ésa es precisamente la base de la propuesta que, hace ya meses, planteó Confebask en los foros institucionales. La necesidad de, primero, resistir y reactivar para, seguidamente, promover el desarrollo de una economía vasca internacionalizada, innovadora, digital y sostenible. Este último punto también es crucial, porque la triple sostenibilidad – económica, social y medioambiental – es una exigencia ineludible para el nuevo modelo de crecimiento económico.
Y algo se está haciendo ya en Euskadi. Iniciativas en torno al ‘hidrógeno verde’ están moviendo a un relevante número de empresas vascas con importantes planes de inversión previstos. No son los únicos casos. En Confebask estamos trabajando intensamente para que la recepción de las subvenciones europeas permita a la empresa vasca dar un gran salto competitivo.
Ése es el gran reto que tenemos por delante. Un proyecto transformador de país que, además, nos va a exigir acuerdos amplios y transversales entre todos los agentes sociales e institucionales. En Confebask siempre hemos estado dispuestos al diálogo constructivo. Hoy, si cabe, más que nunca: que cuenten con nosotros desde el minuto uno.
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