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El bulo del ‘expediente Royuela’

El observatorio de la desinformación del CNI alertó de una campaña conspiranoica que implicaba a fiscales en una trama criminal

Miguel González
Interior del complejo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en Madrid.
Interior del complejo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en Madrid.

España tiene su propio QAnon, la secta estadounidense que propaga por Internet una teoría conspiranoica según la cual el mundo está amenazado por una trama satánica de pedófilos a la que solo se ha enfrentado Donald Trump. Se llama Expediente Royuela (por Alberto Royuela, veterano ultraderechista catalán y exmiembros de la Guardia de Franco) y acusa sin pruebas a un grupo de fiscales y funcionarios de las fuerzas de seguridad, caracterizados por su compromiso con la democracia, de centenares de asesinatos.

Las webs que difunden este bulo están bajo el radar del Observatorio Digital del Centro Criptológico Nacional (CCN), dpendiente del servicio secreto CNI, que solo en las primeras semanas de este año registró más de 40 publicaciones que daban pábulo a esta delirante historia.

El objetivo del observatorio, que se puso en marcha hace un año, es elaborar una base de datos “de medios y perfiles potencialmente desinformativos”, para “determinar el origen y la atribución de campañas destinadas a desestabilizar la cohesión social, política y económica” de España.

Mientras vigilaba el Expediente Royuela, detectó la puesta en marcha de una campaña que, como está haciendo Trump ahora, denunciaba un supuesto fraude masivo en las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019. La teoría, sin datos que la avalaran, comenzó a circular en varios blogs y saltó a webs de extrema derecha, pero su mayor triunfo fue que sus promotores fueran entrevistados el 20 de enero en Intereconomía, la televisión oficiosa de Vox. El partido ultra, que había más que duplicado sus escaños en los comicios de noviembre, no se subió a este carro, como sí hizo tras las elecciones del 29 de abril, cuando pidió que se repitiera el escrutinio en toda España “por la aparición de decenas de miles de votos nulos”. El porcentaje de votos nulos en noviembre (1,02%) fue casi el mismo que en abril (1.04%).

La web de Intereconomía (rebautizada como El Toro TV) no figura entre las alrededor de 350 que monitoriza el CCN, según los informes a los que ha tenido acceso EL PAIS. La incorporación de un sitio de Internet a esta lista de “medios y perfiles potencialmente desinformativos” se basa en los 95 indicadores evaluados por la herramienta digital Elisa. Muchos están vinculados a su transparencia y trazabilidad; como el país donde está alojado el servidor, la fecha de creación (su proximidad a unas elecciones es motivo de sospecha), la existencia de una sede física, un teléfono de contacto o una dirección de correo, la identificación de los responsables y propietarios, etc.

También se tiene en cuenta su preferencia por las 32 “narrativas desinformadoras” que, según el CCN, buscan romper la confianza en las instituciones, el pensamiento científico, los medios de comunicación convencionales o el sistema financiero. Entre otras, cita el negacionismo climático, la eurofobia, la criminalización de las minorías sexuales o la inmigración, el antisemitismo o el fomento de movimientos independentistas y supremacistas. “No se trata”, según los creadores de Elisa, “de cuestionar la libertad de expresión u opinión, sino de detectar aquellos medios que de manera sistemática explotan” estas vulnerabilidades para anticiparse a una posible campaña de desinformación.

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La cuarta parte de los sitios bajo vigilancia son prorrusos, un tercio ubicados en Rusia y otro tercio en España; un 35% son webs antisistema; un 22% de ultraderecha y un 18% de extrema izquierda, tanto alojadas en servidores en España como en otros países de Europa, Latinoamérica y Estados Unidos.

La vinculación de la extrema derecha española con la alt right (derecha alternativa) estadounidense queda patente con la reproducción de bulos generados en EE UU; como que el helicóptero en el que viajaba Kobe Bryant fue derribado porque el jugador de baloncesto iba a testificar contra el expresidente Bill Clinton.

Pese a su disparidad ideológica, se aprecia una sorprendente sintonía al abordar determinados hechos, como el asesinato del líder iraní Qasem Soleimani por parte de la CIA o el derribo de un avión estadounidense en Afganistán. Aunque la mayor confluencia se ha puesto de manifiesto con motivo de la actual pandemia. “El análisis muestra una coincidencia en las narrativas de plataformas de extrema derecha, extrema izquierda, conspirativas y vinculadas a países extranjeros”, subraya un informe.

Artículos generados en Rusia han sido traducidos en España por medios de cariz ultraderechista, mientras que las teorías que vinculan al magnate George Soros con el origen del coronavirus han proliferado en portales de ambos extremos del espectro político.

Lo más sorprendente es que casi la totalidad de los medios digitales considerados desinformativos, “incluyendo [los] de extrema derecha y extrema izquierda, comparten su admiración por la figura de Putin” y se alinean con las posiciones del Kremlin “en asuntos estratégicos como el derribo del avión MH17 [en Ucrania por parte de los separatistas prorrusos] o la crisis de Skripal [el exagente ruso envenenado en el Reino Unido]”.

“El primer análisis indica la posibilidad de que exista una red de medios con servidores en países extranjeros que de manera sistemática publican y difunden narrativas maliciosas basadas en noticias falsas y en medias verdades contra España y sus socios de la UE y la OTAN, […] que luego se replican en España por medios nacionales”, advertía el primer balance del observatorio, en diciembre de 2019. Sin acusar a nadie, apostillaba: “La evidencia sugiere que estos flujos [desinformativos] son favorables a Rusia y a sus posiciones”.




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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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