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Detenido en Alicante el criminal que instigó el asesinato de la periodista irlandesa Veronica Guerin

La Policía Nacional detiene en Torrevieja y Orihuela Costa a John Gilligan y cinco miembros de su banda, acusados de tráfico de drogas y armas

Rafa Burgos
El sospechoso de instigar el asesinato de la periodista irlandesa Veronica Guerin, durante su detención.
El sospechoso de instigar el asesinato de la periodista irlandesa Veronica Guerin, durante su detención.POLICÍA NACIONAL (Europa Press)

El asesinato de la periodista Veronica Guerin en 1996 a manos de una banda de narcotraficantes sacudió el universo subterráneo de la venta de drogas en Irlanda. La respuesta social contra el crimen fue masiva, las leyes sobre el tráfico de estupefacientes se endurecieron y los autores intelectuales y materiales del crimen fueron cayendo en manos de la policía irlandesa. Casi un cuarto de siglo después, la misma banda, incluido su cabecilla, John Gilligan, ha sido detenida en diversas localizaciones de la provincia de Alicante. Mantenían viva su actividad delictiva y, además, conservaban enterrado en un jardín un revólver idéntico al que se usó para acribillar a Guerin mientras esperaba que un semáforo se pusiera en verde cerca de Dublín.

La organización de Gilligan fue localizada al completo en diversas viviendas del sur de Alicante, entre los municipios de Torrevieja y Orihuela Costa, donde la masiva presencia de ciudadanos británicos e irlandeses supone un magnífico camuflaje. Junto a ellos, también fue arrestado un ciudadano español. La colaboración entre las policías española y británica, con la participación de la National Crime Agency inglesa, detectó al líder criminal el año pasado. Tras seguirle los pasos, identificaron a sus esbirros. Y se activaron todas las alarmas.

Gilligan es más que conocido en su país de origen. Sus turbios negocios se cruzaron en la investigación de Veronica Guerin, una periodista freelance que escribía para el Sunday Independent una serie de reportajes sobre el tráfico de drogas en Irlanda. Tras sufrir amenazas y palizas, incluso por parte del propio Gilligan, dos personas le descerrajan seis tiros y acaban con su vida en 1996, en una carretera cercana a Dublín. La historia llegó al cine en 2003, con Cate Blanchett como protagonista y Gerard McSorley en el papel del líder de la banda, con quienes se vincula la autoría del crimen.

En el momento en que la película se estrena, Gilligan ya cumple pena de prisión en su país. Fue detenido y posteriormente condenado en 2001 a 28 años de cárcel por la importación de grandes cantidades de hachís. Tras recurrir la sentencia, las autoridades judiciales acortaron su estancia entre rejas. Salió en 2013 y meses después se salvó de un intento de asesinato en el que recibió al menos cuatro tiros mientras usaba el baño de la casa de su hermano.

La investigación que ha conducido a su detención desveló que el veterano narcotraficante, de 68 años, estaba lejos de querer jubilarse. El grupo se había especializado en envíos desde España de sustancias estupefacientes a través de correos postales. Su principal cargamento consistía en marihuana y pastillas consideradas por los agentes como medicamentos hipnóticos. Además, el catálogo del negocio incluía también la venta de armas. La red tenía operativos en ambos países.

La vigilancia de los servicios de inteligencia fue dando fruto. Primero, se desbarató desde España la venta en Irlanda de tres pistolas del calibre 9mm parabellum cargadas y listas para su uso. Posteriormente, se interceptaron en España cuatro paquetes en los que se ocultaban cuatro kilos de marihuana y 15.000 pastillas. El cerco se estrechaba en torno a la banda. Hasta que llegó el arresto y la consiguiente desarticulación del grupo criminal.

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En los registros domiciliarios efectuados en cuatro viviendas tras las detenciones, la policía intervino cuatro kilos de cogollos de marihuana, 11.000 pastillas, dos vehículos, diez móviles, documentación contable y postal y el instrumental necesario para la manipulación de sustancias estupefacientes y su envasado al vacío. Y también, lo que nadie esperaba. Bajo tierra, en un parterre de una de las viviendas registradas, apareció un revólver Colt Phyton, el mismo modelo que se utilizó para asesinar a Veronica Guerin. La investigación trata de determinar si es el arma homicida que acabó con la vida de la incisiva periodista, con la tibieza en la lucha contra el narcotraficante irlandés y, quizá, con la actividad criminal de un villano de película.

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