El Rey telefonea a Lesmes para decirle que le habría “gustado estar” en el acto de Barcelona
El presidente del Poder Judicial expresa al Gobierno su “enorme pesar” por la ausencia de Felipe VI
La nueva promoción de jueces, formada por 33 mujeres y 29 hombres, ha recogido este viernes sus despachos en la Escuela Judicial de Barcelona en un acto envuelto en una tormentosa polémica por la ausencia de Felipe VI. Por primera vez desde que asumiera la jefatura del Estado, el Rey no ha presidido la cita. En su lugar, lo ha hecho el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, quien ha aprovechado la ocasión para lamentar y expresar su “enorme pesar” por que no haya asistido el Monarca, “símbolo de la unidad y permanencia del Estado”. Según ha explicado el propio Lesmes a los asistentes tras acabar el acto, el Rey lo ha telefoneado para decirle que le habría “gustado estar”, según confirman fuentes del órgano de gobierno de los jueces. “Ha sido una llamada de cortesía al presidente del CGPJ con el objeto de trasladar su felicitación personal a la nueva promoción de la carrera judicial, sin consideraciones institucionales respecto del acto ya celebrado”, han indicado fuentes de la Casa Real.
El presidente del Tribunal Constitucional, Juan José Rivas, tampoco ha estado en el evento por problemas de agenda, según ha alegado, aunque el martes su presencia estaba confirmada. Por su parte, de los 62 nuevos jueces de la promoción, 47 han ido al evento. De los que han faltado, 9 ya habían comunicado antes de esta semana que no asistirían, según fuentes del CGPJ. Al finalizar la cita, muchos participantes, incluido Lesmes, han gritado un “¡viva el Rey!”. A continuación, a través de un micro abierto, se ha escuchado decir: “Se han pasado”. Varias televisiones han atribuido estas palabras al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, pero este ha afirmado después que no se “reconoce” en dicha grabación, según fuentes del ministerio.
La inasistencia del Monarca ha provocado el estallido de buena parte de la carrera judicial, que le otorga un enorme valor simbólico a la entrega de despachos. Las principales asociaciones judiciales han manifestado públicamente su indignación, numerosos miembros de la carrera han subido fotos de Felipe VI a sus redes sociales y la nueva promoción de jueces, protagonista del acto de este viernes, debatió si boicotear el evento y no acudir al mismo. Una propuesta que se rechazó. “Lo que más indigna es que el Gobierno no nos ha explicado las razones concretas para tomar esta medida”, explica un magistrado. “Este acto está un poco empañado”, ha dicho la número uno de la nueva promoción, Cristina Menéndez, durante la lectura de su discurso, en el que ha lamentado las ausencias de los compañeros que se han visto “desencantados”.
Lesmes ha incidido en la misma línea: “Nuestro lamento no solo obedece al hecho de que se rompe con una tradición de más de 20 años, sino también, y sobre todo, porque la presencia de su majestad, del jefe del Estado, en la ceremonia responde al especial vínculo constitucional de la Corona con el Poder Judicial, vinculación que forma parte de nuestra tradición histórica desde la Constitución de Cádiz de 1812, y que sirve además para resaltar la dignidad de nuestra función”. “La Constitución de 1978, que ha permitido transitar a España por su más largo periodo de paz, progreso, estabilidad y convivencia, al instituir y regular el Poder Judicial emplea una fórmula de hondo significado simbólico y constitucional: la Justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey”, ha añadido.
El presidente del órgano de gobierno de los jueces ha recalcado “que la administración de la justicia se hace en nombre de quien simboliza la unidad y permanencia del Estado”. “Por todo ello, la presencia del Rey en el acto de entrega de despachos a los nuevos jueces va mucho más allá de lo protocolario. Tiene una enorme dimensión constitucional y política, expresión del apoyo permanente de la Corona al Poder Judicial en su defensa de la Constitución y de la ley en beneficio de todos los españoles a los que servimos”, ha apostillado, antes de reiterar su “pesar por lo sucedido” y expresar su “deseo” de que el Monarca vuelva a estar el año que viene en la ceremonia. Tras su discurso y justo antes de la conclusión del acto, Juan José Ballesteros, vocal del CGPJ, se ha levantado y ha pedido a los presentes que griten “con toda moderación, pero también con toda convicción” un “¡viva el rey!”. Muchos lo han secundado.
“Dados los últimos acontecimientos y ante el abrumador silencio de todas las instituciones públicas, no puedo dejar pasar esta jornada sin hacer un alegato en favor del poder judicial, que jamás debería ser usado como moneda de cambio ni como parte de juegos políticos”, ha apuntado antes Cristina Menéndez, que ha remachado: “Está en juego el Estado de Derecho, sustentado en la imprescindible y anhelada división de poderes”.
Malestar en la carrera
El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, justificó el jueves la ausencia de Felipe VI por la necesidad de “proteger las instituciones”, entre ellas la Monarquía. Buena parte de la carrera judicial, en especial el sector más conservador, considera la decisión del Gobierno como una cesión política a los independentistas y un desaire del Ejecutivo a la magistratura y al propio Monarca. El Rey había aceptado la invitación formal del CGPJ para encabezar el acto, y el órgano de gobierno de los jueces había remitido a los asistentes las invitaciones en las que figuraba la presencia del jefe del Estado. Sin embargo, el martes, la Casa del Rey comunicó al presidente del Consejo, Carlos Lesmes, que Felipe VI no acudiría a la ceremonia. Un vocal del Consejo, José María Macías, aseguró que la comunicación de La Zarzuela indicaba que el Gobierno no autorizaba su presencia en el acto. Nadie en el Ejecutivo ha desmentido esta versión.
La indignación de los jueces, expresada por sus principales asociaciones profesionales, y también en redes sociales y conversaciones privadas, ha ido creciendo a lo largo de la semana. Algunos magistrados la perciben, con incomodidad y enfado, como un intento del Gobierno de instrumentalizar a la carrera judicial —en este caso a la última promoción de la Escuela— para mandar un doble mensaje político: al PP, para que acceda a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, en funciones desde hace dos años; y a los independentistas catalanes, para que ayuden a sacar adelante los Presupuestos del Estado.
Aunque nadie en el Gobierno ha querido vincularlo expresamente con la no asistencia del Rey al acto en Barcelona, en los próximos días está previsto que el Tribunal Supremo haga pública la sentencia en la que previsiblemente confirmará la condena de inhabilitación al presidente de la Generalitat, Quim Torra, por un delito de desobediencia, lo que podría derivar en protestas.
Cambio de escenario
La ausencia de Felipe VI del acto de entrega de despachos, por primera vez desde que accedió al trono, ha coincidido además con un cambio de escenario: el acto se ha celebrado en la Escuela Judicial, donde se forman los jueces españoles. Es un recinto aislado, mal comunicado en transporte público y de difícil acceso, pero ubicado en un lugar privilegiado, con vistas de Barcelona y en plena sierra de Collserola, la montaña que abraza la ciudad.
Con la excepción del año pasado, cuando se trasladó a Madrid, el acto se había celebrado siempre en el Auditori de Barcelona, un edificio de aspecto solemne donde los y las jueces de la nueva promoción acudían con sus mejores galas a recibir su habilitación como tales de manos del Monarca. El acto más formal daba paso a un pequeño cóctel en el que eran habituales los corrillos de los jueces y sus familias para tomarse una foto junto al Rey y tal vez charlar un rato con él. La presencia de periodistas y autoridades judiciales, políticas o policiales era abrumadora y solía llenar el vestíbulo del auditorio. Pero este año se ha limitado a consecuencia del coronavirus.
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