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Un congreso de Podemos sin congreso

Comienza la votación telemática para reelegir a Iglesias secretario general de la formación

Inés Santaeulalia
Pablo Iglesias, este jueves antes de comparecer en el Senado.
Pablo Iglesias, este jueves antes de comparecer en el Senado.Pool Efe (GTRES)

De forma rápida y casi inadvertida, Pablo Iglesias revalidará su título como único líder conocido de Podemos. El congreso estatal de la formación, que había quedado en suspenso por la pandemia, se reactivó este viernes con la apertura de las urnas virtuales. No habrá acto presencial ni algo parecido a un debate, el próximo jueves se anunciará un resultado de sobra conocido. Con solo un oponente con escasos apoyos, Iglesias volverá a contar con cuatro años de secretaría general por delante, una dirección afín y unos estatutos adaptados a la longevidad de su liderazgo.

Más allá de la terrible crisis sanitaria en la que está sumido en país, Podemos es hoy un oasis de paz como nunca había sido en los seis años que tiene de vida. Incluso sin pandemia, el congreso conocido como Vistalegre 3 también resultaría un mero trámite para Iglesias. El líder no cuenta ya con ningún sector crítico con ganas de recordarle que en 2014 vociferaba contra lo que llamaba casta, por estar llena de políticos eternos que se apoltronaban en sus puestos. Dardos que hasta ahora lanzaba el sector Anticapitalistas, que en febrero anunció que dejaban la formación y esta semana oficializó su salida. Tampoco queda nada de aquella bicefalia que lo enfrentó al también fundador de Podemos Íñigo Errejón, una lucha eterna con el que había sido su amigo y que terminó con la salida del ahora diputado de Más País.

El cierre de filas es total y no se espera que nadie alce la voz, incluso aunque el más de medio millón de inscritos estén llamados a votar unos estatutos que acaban con algunas de las banderas con las que nació la formación. Unas nuevas directrices que convierten al transgresor Podemos en un partido de corte tradicional. Eliminar la limitación de mandatos, modificar el techo salarial de sus cargos públicos o diferenciar entre inscritos y militantes “al corriente de pago”.

De los ocho años de límite que tenía el primer Podemos de Iglesias -lo que ahora abocaría al líder a empezar a despedirse-, a los 12 años de límite que estableció en el congreso de Vistalegre 2, a la eternidad si es necesario que saldrá de este Vistalegre 3 descafeinado. Los nuevos estatutos señalan que la permanencia en los cargos podrá prolongarse indefinidamente previa consulta a las bases. Fuentes del partido sostienen que la intención no es eternizar al actual dirigente, sino atar a su relevo. Irene Montero, a la que siempre se ha señalado como sucesora, y otros miembros de la dirección también estarían sujetos a esta limitación.

El partido también prescindirá de la limitación salarial a tres salarios mínimos interprofesionales (SMI). La medida se incluyó en el código ético de Podemos en 2014, cuando el SMI era de 645 euros (hoy es de 950 euros). En su lugar, se adoptará un modelo que ya utilizan el PP y el PSOE, a través de una donación a todos sus cargos públicos que, en el caso de Podemos, irá del 5% al 30% del salario.

El congreso que encara ya su última semana revalidará, además de al secretario general, la conversión de un partido nacido en los márgenes del sistema a una fuerza de Gobierno que toca el poder por primera vez en medio de un momento inédito para el país. La crisis del coronavirus marcará esta legislatura y a los dos partidos de la coalición. Iglesias lucha por dejar su sello en las medidas sociales que el Gobierno está aprobando a marchas forzadas para aliviar la crisis económica derivada de la pandemia. Hace unos días, ante lo suyos, sacó pecho de algunas de ellas, como la próxima puesta en marcha de la renta mínima vital. “Hace seis años a nosotros nos llamaban locos” por hablar de ello, les dijo. Ahora el “loco” es vicepresidente del Gobierno y el próximo jueves será líder sin fecha de caducidad de su partido.

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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS US, antes fue responsable en Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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