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Blogs / El Viajero
El blog de viajes
Por Paco Nadal

Sabinares, aldeas perdidas y torres mudéjares en el Alto Palancia, la desconocida montaña de Castellón

Esta comarca esconde parajes que resumen las esencias del paisaje mediterráneo, arroyos que juguetean entre peñascos y el rico patrimonio histórico de Segorbe, Jérica o Bejís

Alto Palancia
Vista de Jérica, en la comarca del Alto Palancia (Castellón).Alamy / Cordon Press
Paco Nadal

La cabecera del río Palancia, un valle escondido entre las últimas estribaciones del sistema Ibérico y la costa mediterránea, es hoy una comarca tranquila y apacible, de paisajes serranos y pequeñas aldeas diseminadas a orillas de ramblas y arroyos, con un rico patrimonio histórico —visible en las huellas romanas, árabes y mudéjares— y artístico, que, sin embargo, ocupó un lugar estratégico en las comunicaciones entre Valencia y el reino de Aragón.

La ruta por la comarca del Alto Palancia empieza en Segorbe, su capital y principal centro de servicios. Fue sede episcopal desde época visigoda. Por eso tiene una hermosa catedral, un edificio gótico levantado en el siglo XIII sobre el que se han hecho numerosas ampliaciones y reformas. Quedan también restos de su recinto amurallado: las torres de la Cárcel y del Botxi (verdugo), dos poderosos torreones de piedra caliza que antes marcaban el fin del perímetro urbano y que hoy han sido devorados por la ampliación de la ciudad.

El interior de la catedral de Segorbe.
El interior de la catedral de Segorbe.CorbalanStudio (Getty Images)

Por todos lados surgen palacetes, casas señoriales y edificios nobles. En un antiguo hospital del siglo XVIII está uno de mis lugares favoritos para comer y dormir en la ciudad: el hotel Martín el Humano, un cuatro estrellas con un excelente restaurante en el claustro gestionado por el chef Javier Simón donde probar una olla segorbina y otras delicias de la cocina del Alto Palancia, un cruce entre la valenciana y la aragonesa.

Desde la catedral se accede al casco medieval de Segorbe, estrecho y laberíntico, que nos llevará al arco de la Verónica, uno de los antiguos portones de la muralla, y a la plaza del Agua Limpia, un agradable espacio semipeatonal donde destaca el antiguo palacio ducal de los señores de Segorbe, hoy convertido en casa consistorial, donde se conserva en el salón de Plenos uno de los mejores artesonados mudéjares de la provincia.

El castillo de Castellnovo, cuyos orígenes se considera que son romanos, formando parte de la red defensiva de Segorbe.
El castillo de Castellnovo, cuyos orígenes se considera que son romanos, formando parte de la red defensiva de Segorbe. Tomka / Alamy Stock Photo (Alamy / Cordon Press)

Pero donde el mudéjar, el estilo arquitectónico fruto de la convivencia de corrientes artísticas cristianas y musulmanas en la España medieval, del que Menéndez Pelayo dijo que era “el único tipo de construcción peculiarmente español del que podemos envanecernos”, se manifiesta en toda su grandiosidad es en la siguiente parada: Jérica. Sobre los tejados de Jérica, un municipio de apenas 1.700 habitantes, sobresale la espigada torre de la Alcudia (o de las Campanas), la única puramente mudéjar de la Comunidad Valenciana. Parece como si toda la masa compacta de adobe y cal del pueblo sirviera de arbotante para sostener este sorprendente campanario de tres cuerpos octogonales, cada uno de perímetro distinto, rematado con una filigrana de mampostería y azulejos vidriados. Lo del sobrenombre no tiene misterio: se levantó para albergar las campanas; la más antigua de las cinco que hay ahora data de 1790.

Las callejuelas en el centro de Jérica.
Las callejuelas en el centro de Jérica.jon chica parada (Getty Images)

Pero el alto Palancia es, sobre todo, un destino de naturaleza. Dejando Jérica en dirección a Teresa y un par de kilómetros después de pasar Viver, una pista lleva hasta el paraje de El Sargal, una zona natural muy recomendable para pasar un día de asueto a orillas del Palancia, que suele discurrir por aquí con buen caudal. Hay pozas donde bañarse, zona de mesas y bancos para comer, arboledas bajo las que pasear, restos de un poblado íbero y un conjunto de grutas excavadas en toba caliza en las que han aparecido herramientas del Paleolítico Superior.

Teresa es un pequeño y tranquilo pueblo agrícola. A partir de aquí, el valle del Alto Palancia se hace cada vez más estrecho y solitario. El río juguetea entre peñascos mientras en sus riberas crece un bosque de álamos, sauces y chopos.

Bejís es el pueblo más alto de la ruta y a partir del cual el Palancia empieza a llevar un caudal apreciable. Aunque en realidad el río nace un poco más arriba, tras la Peña Escabia y cerca de la pedanía de El Toro. Hay una excursión senderista muy bonita con salida de fuente de Los Cloticos y regreso por el barranco Resinero hasta la aldea de El Molinar, uno de los rincones más pintorescos de toda la montaña castellonesa. Las casas de piedra de la aldea, el puente sobre el río Palancia y el entorno tan salvaje, con los roquedos de la sierra de El Toro al fondo, forman un rincón de lo más pintoresco. Cuando hay caudal, se forman unas pozas de baño muy agradables. Por desgracia, toda esta zona fue afectada por un tremendo incendio en agosto de 2022, que se inició en Bejís y afectó a 20.000 hectáreas, consumiendo buena parte de la cubierta vegetal de pinos, carrascas y sabinas. La aldea de El Molinar no se vio afectada, pero sí, y mucho, el barranco Resinero y otros rincones emblemáticos de la sierra.

La fuente de Los Cloticos, cerca de la localidad de Bejís.
La fuente de Los Cloticos, cerca de la localidad de Bejís.Juan Carlos Gimenez Bixquert / A (Alamy / Cordon Press)

De la historia e importancia de Bejís dan fe las ruinas de lo que un día fue un poderoso castillo de la Orden de Calatrava, en lo alto del cerro en torno al cual se arracima la villa, como una bufanda de ladrillo. Sus calles estrechas y empinadas obligan a dejar el coche en la plaza de abajo e iniciar un recorrido a pie por rincones silenciosos y encantadores que culminan al pie de la fortaleza. Desde arriba se disfruta de la mejor vista panorámica del Alto Palancia.

Vista de Bejís, en la provincia de Castellón.
Vista de Bejís, en la provincia de Castellón.Vicente Soler Marmaneu Vicenfoto (Alamy / Cordon Press)

Aguas abajo, también son interesantes otros espacios naturales, como los Cinglos de Rincón, en Azuébar, una larga repisa de roca escarpada con impresionantes vistas. Y el lago de la Dehesa, en Soneja, la única laguna endorreica de montaña en territorio valenciano.

Por cierto, si te gusta el cicloturismo, la vía verde Ojos Negros, la más larga de España, que va de las minas homónimas, en Teruel, hasta Sagunto, atraviesa toda la comarca. En total son unos 67 kilómetros de carril bici que pasan por Barracas, Segorbe y Jérica; una manera diferente de recorrer el Alto Palancia. Ese Castellón de interior que nada tiene que ver con el bullicio y la construcción masiva de las poblaciones de la costa.

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