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La Zambomba de Jerez: una Navidad única en el mundo

Esta celebración con villancicos flamencos, dulces tradicionales, gastronomía, cultura y, por supuesto, vinos con denominación de origen, hace de la ciudad gaditana un destino imprescindible al final del año

Las Zambombas en la plaza de la Angustias, Jerez, en la edición de este año.
Las Zambombas en la plaza de la Angustias, Jerez, en la edición de este año.Juan Carlos Toro
Héctor Llanos Martínez

La Zambomba, fiesta declarada Bien de Interés Cultural en 2015, es la expresión más genuina de la Navidad jerezana. Recupera las celebraciones que se hacían en los patios de vecinos, donde se compartían vinos de Jerez, viandas y música alrededor del fuego. No pueden faltar recetas de viña, básicas, sólidas, hechas con aceite de oliva, como el ajo campero (con tomate, pan de hogaza, pimientos y ajo), la sopa de tomate (un caldo elaborado con tomates picados que se sirve caliente) y la berza (plato cercano al cocido).

Algunas bodegas, como Lustau, celebran en su interior zambombas benéficas abiertas al público. Aunque también se puede visitar sus instalaciones a lo largo del año. Han servido de decorado para la serie La templanza (Amazon Prime Video), adaptación del éxito literario de María Dueñas, y han recibido a la estrella de la NBA y amante del vino LeBron James. En algunas de sus bodegas organizan durante los 12 meses conciertos, de música clásica o flamenco.

Para encontrar zambombas en el centro de la ciudad, solo hace falta seguir el sonido de la música y el olor de las brasas. Una de ellas es la plaza de Rafael Rivero, frente al hotel Casa Palacio María Luisa, el que fuera hogar de algunas de las familias prominentes de Jerez, reconvertido luego en Casino y más tarde en la Cámara de Comercio de la ciudad.

La premiada remodelación de Pedro Rodríguez de Pineda (PRP Arquitectos) ha transformado este edificio del siglo XIX. En su jardín interior puede encontrarse una virgen que estaba enterrada y se descubrió durante las obras de reconstrucción, y una vidriera histórica perteneciente a una antigua capilla que permanece intacta en su suite principal. En la entrada, la palmera de hierro del artista sevillano Fernando Oriol comparte espacio durante las semanas del cambio de año con el enorme árbol de navidad que recibe la visita de los vecinos de Jerez, en un patio interior de suelos de mármol y techo acristalado en el que también se encuentra un nacimiento que es toda una obra de arte. Los vecinos lo incorporan a su ruta de belenes, pasando por el Real Convento de Santo Domingo, a muy pocos pasos de distancia, en donde también hay un enorme nacimiento en la calle, además de una exposición de variopintos dioramas y belenes en su interior.

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En el bar inglés del hotel y en el restaurante T22 están presentes las bodegas del Grupo Estévez, las del fino Ynocente, el amontillado Tío Mateo y la manzanilla La Guita, conectadas con el hotel por unión matrimonial. El arte es una constante en ambos espacios gracias a la pasión conjunta de la empresaria Marisa C. Azcárate, dueña del alojamiento y propietaria de una colección que puede admirarse en parte en las instalaciones del lugar, y de la familia de su marido, José Ramón Estévez. Las coloridas e hipnóticas obras de Carlos Ayala se encuentran expuestas, junto con otras de Miró y Tàpies, en sus bodegas jerezanas, que reciben visitas guiadas y enseñan los misterios de sus alcoholes con cata incluida.

Celebración de una zambomba, el pasado 20 de diciembre, en una plaza de Jerez de la Frontera (Cádiz).
Celebración de una zambomba, el pasado 20 de diciembre, en una plaza de Jerez de la Frontera (Cádiz). EUROPA PRESS (EUROPA PRESS)

La Plaza del Arenal cuenta con un escenario con flamenco en directo para las tardes navideñas, además de mercadillo navideño en los fines de semana y la tienda de repostería La Rondeña. Su especialidad es la masa real (pastelito relleno de cabello de ángel), pero atención a la bizcochada (de forma ovalada hecha con huevo y leche y con un suave sabor a limón), al bollito sanluqueño (aromatizado con matalahúga y canela) y a la torta de almendras. A las puertas del cercano e impresionante mercado de abastos ―“No hay más de Jerez que el mercado de abastos”―, dice un cartel en su interior, se compran los churros. Con la ración más pequeña, de 1,5 euros, comen varias personas. Al lado, el legendario edificio de forma semicircular de El gallo azul se ha convertido en uno de los emblemas arquitectónicos de la ciudad y en un espacio polivalente donde desayunar, comer en su bistró o tomar algo por la noche con vistas a la calle Larga.

Como el resto del año, esta zona está rodeada de tabancos, las tabernas de vinos típicas de Jerez que en su día vendían otros productos propios de estanco, como el tabaco. En el de Las Banderillas (Caballeros, 12) ofrecen casi todas las variedades de vinos de Jerez (fino, manzanilla, cream, oloroso, amontillado…) por solo entre 1,3 y 1,7 euros. Se pueden combinar con papas aliñás, picadillo de corvina o huevas de maruca. Y en el cercano Tabanco de San Pablo (San Pablo, 12), decorado con sus propias botas de vino, también puede hacerse con queso viejo, ajo campero y chicharrones. Pero es el de El Pasaje (Santa María, 8) el que además cuenta con flamenco en directo. Ocurre, durante estas fechas navideñas, tres veces al día. A las 14:00, a las 19:30 y a las 21:30. Se pueden reservar mesas y es lo conveniente. De lo contrario, el visitante podrá con suerte acercarse al angosto espacio de su barra, donde los camareros sirven los vinos de Jerez de la casa y las tapas en absoluto silencio. Desde allí, es posible observar el espectáculo a través del espejo que muestra el escenario.

En los dos barrios gitanos por excelencia de Jerez, el de San Miguel y el de Santiago, es donde se concentra la mayor cantidad de tabancos y de tablaos flamencos. El de San Miguel es el de Lola Flores, donde se encuentra su casa de nacimiento y una estatua conmemorativa. Cerca del de Santiago se encuentra uno de los restaurantes más destacados de la ciudad. Albalá (Divina Pastora, sin número) cuenta con una amplia carta de vinos y la innovadora cocina del chef Israel Ramos.

Además de antiquísimas murallas, hileras de naranjos flanquean el Alcázar de Jerez, un conjunto monumental de origen medieval que conserva siete de sus 12 torres originales. Allí acude la cartera real el 3 y el 4 de enero. Desde la pérgola de su parque, la Alameda vieja, hay unas hermosas vistas de la catedral de la ciudad y su torre, construidas por separado al pertenecer al templo anterior, derruido a finales del siglo XVII. Están tan próximas entre ellas como lo están de las ventanas del hotel bodega Tío Pepe, en el que destaca su terraza con vistas a los Jardines de Pedro Nolasco. El primer Sherry hotel del mundo fue galardonado el pasado mes de octubre en los VI Premios de Enoturismo Rutas del Vino de España, junto a un restaurante de la ciudad, La Carboná (San Francisco de Paula, 2), con menús especiales para Navidad y fin de año en los que cocinan con algunos de los vinos de la zona. Llevan el maridaje a su máximo de posibilidades con platos como el paté de ave al oloroso con velo de Pedro Ximénez y la molleja de ternera glaseada de amontillado y apio nabo.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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