Bel Mondo, pizza Margherita en el italiano de moda

Bel Mondo, restaurante italiano recién inaugurado en el barrio de Salamanca de Madrid, se desenvuelve en el vértigo de las grandes cifras. Ocupa casi 1.000 metros cuadrados entre comedores y cocina, incluida una terraza de 235 metros cuadrados; cuenta con más de 100 empleados dispuestos a atender a 600 comensales diarios, y se abastece de 150 pequeños proveedores italianos. Con la apertura de este local, de plena moda, el grupo Big Mamma suma su decimotercer establecimiento en Europa tras sus enclaves en París, Lyon, Lille y Londres. Una aventura repleta de éxitos que iniciaron en 2013 los jóvenes franceses Tygrane Seydoux y Victor Lugger, quienes prosiguen en su valiente trayectoria a pesar de las circunstancias.

“Cada uno de nuestros locales es diferente, no somos una cadena”, aseguran. A pesar de que su interiorismo quiere evocar las villas del norte de Italia o de la costa Amalfitana, se asemeja más a los restaurantes de Disney World repletos de detalles kitsch, bombillas y cromatismos abigarrados. En calidad de jefe de cocina, el napolitano Ciro Cristiano, que se declara defensor de las recetas de las trattorias, presentes en la carta. El gran mérito de esta casa es su capacidad para servir semejante cantidad de comidas con niveles que rozan el aprobado en medio de un ritmo caótico. Especialidades en las que confluyen lo típico y lo tópico de la cocina italiana entre ensamblajes y efectos especiales en la sala. Todas con un baremo de precios que quiere ser ajustado.

Los entrantes y las pizzas acaparan lo mejor de su oferta. Es agradable la dolce burrata, con higos confitados y frescos al pesto; correctas las croquetas de jamón con trufa rallada, y desafortunado el tiradito de lubina con limoncello y almendras. Entre los dos entrantes recomendados por la casa los resultados varían: sabroso el puerro asado con queso stracciatella y alcaparras, y confusa su versión del vitello tonnato. En ningún momento pierden la oportunidad de dar espectáculo. El risotto alla milanese, con los granos empastados, se presenta con tropezones de osobuco y medio tuétano flameado al momento. Algo parecido a los espaguetis a la carbonara, mediocres, con más sabor a queso que a huevo, que irrumpen sobre ruedas de queso pecorino Borgo Antico con recortes de guanciale. Están logradas las pizzas, como la Margherita, fieles al estilo napolitano. Y cumplen a medias sus postres (tiramisú, tarta de limón; pizza al cioccolato), a los que se suma algún buen helado, como el de pistacho.