Entre el Pacífico y los Andes
Del cerro de San Cristóbal al centro de Santiago de Chile, con paradas en el Palacio de la Moneda, la plaza de Armas y la catedral, y un final en el edificio más alto de América del Sur
Santiago de Chile suma más de siete millones de habitantes, un tercio de toda la población chilena, y se incrusta entre las playas del Pacífico y las colosales montañas andinas, en la zona central de este país alargado, que se extiende a lo largo de 4.270 kilómetros y no supera en ningún punto los 445 kilómetros de ancho. Para exprimir su potencial turístico, la ciudad está llevando a cabo una ambiciosa ampliación del aeropuerto internacional Comodoro Arturo Merino Benítez (está prevista su inauguración en 2020), buscando así triplicar su capacidad y alcanzar los 30 millones de pasajeros anuales.
10.00 Funicular o teleférico
A 880 metros de altitud, el cerro San Cristóbal (1) es un mirador natural que ofrece una vista privilegiada de Santiago. Su casi centenario funicular (2) —un monumento histórico— es una forma cómoda, entretenida y tradicional de ir desde la estación de Pío Nono a lo alto de la colina. Quien no sufra vértigo puede echarse al monte a bordo del teleférico (3), dos kilómetros de recorrido que parten en la entrada de Pedro de Valdivia Norte. En la cumbre esperan el santuario y la icónica estatua de la Virgen María (4); mide 12 metros de alto y se hace visible desde buena parte de la ciudad desde 1908. También se puede visitar el Zoológico Nacional de Chile (5), el jardín japonés (6) y las piscinas (7). Bajar a pie es una buena opción de recorrer parte del parque Metropolitano de Santiago (8), con sus más de 700 hectáreas, uno de los parques urbanos más grandes del mundo.
12.00 El bohemio barrio Lastarria
Un paseo de menos de una hora permite cruzar el río Mapocho y llegar al barrio de Lastarria (9), que se despliega alrededor de la iglesia de la Vera Cruz (10) (José Victorino Lastarria, 124) y supone un ejemplo de la capacidad que tienen algunos sitios para revalorizar sus zonas demacradas. Sin haber perdido la huella bohemia, es hoy un barrio luminoso y vivaracho, muy activo culturalmente y con una abundante y atractiva oferta gastronómica y hotelera. El Centro Gabriela Mistral (11) es un polifacético espacio dedicado al arte, al teatro, a la danza y a las exposiciones, y el edificio tiene historia: inaugurado en 1972 como sede de la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, fue adaptado como sede de gobierno tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 que devastó el palacio de la Moneda.
14.00 Caldillo de congrio o machas
Llegada la hora de comer, la gastronomía de Santiago es completa. El clásico pastel de choclo (maíz), el caldillo de congrio o la vigorizante cazuela son platos de mesa y mantel. Si hay prisa, se puede recurrir a unas machas, unas empanadas de pino o a un completo (bocadillo de salchicha con tomate, mayonesa y aguacate, conocido como palta). Sin movernos de Lastarria, cerca del Museo de Artes Visuales (12) y de la plaza del Mulato Gil (13) se halla Bocanáriz (14), donde degustar el abanico inagotable de vinos chilenos. Quien prefiera cerveza también hallará aquí buenos abrevaderos: debajo de cualquier cartel donde se lea “chopería”.
15.30 Visitas imprescindibles
Con el hambre saciada, el Centro Cultural La Moneda (15) (plaza de la Ciudadanía, 26) ofrece entrada gratis a partir de las 15.00. A pocos pasos, la Casa Central de la Universidad de Chile (16) y la cripta de Bernardo O’Higgins (17), padre de la patria chilena. La rivalidad Chile-Argentina se difumina en estos jardines, donde también luce el monumento al general José San Martín, personaje clave en la independencia argentina. La plaza de la Constitución (18) arropa al palacio de la Moneda (19), escenario del alzamiento militar que derrocó al Gobierno de Salvador Allende. El célebre hotel Carrera (20), desde cuya terraza se filmaron las imágenes del asalto al palacio presidencial el 11 de septiembre de 1973, es hoy la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. El peatonal paseo Bandera (21) invita a vagar plácidamente hasta la hiperactiva plaza de Armas (22), presidida por el edificio de Correos, el Museo Histórico Nacional y por la sede de la Municipalidad. A la Catedral Metropolitana (23) también se accede por la misma plaza. En la parte trasera del templo se encuentra el antiguo edificio del Congreso (24) (la sede actual del Congreso de Chile se sitúa en la ciudad de Valparaíso).
17.00 De mercado a mercado
Los mercados son el alma de las ciudades y en Santiago hay tres casi vecinos, que concentran una intensa actividad desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la tarde. A unos 10 minutos a pie de la catedral está el Mercado Central (25) (San Pablo, 967), y no muy lejos de este, el de Tirso de Molina y el Mercado de La Vega (26). En materia de alimentos y comida, lo que no se encuentre aquí, probablemente tampoco se encuentre en ningún otro lugar de la ciudad.
18.00 Antigüedades y un tesoro
Cambiamos de zona al barrio Italia, un regalo para los amantes de las antigüedades y la restauración de muebles. Las clases pudientes se han instalado en este lugar huyendo del bullicio del centro y los talleres de artesanos tratan de ofrecer lujo y exclusividad. Dentro del mismo distrito de Providencia, en un pequeño callejón perpendicular a la avenida de Vicuña Mackenna, se esconde una joya: el grupo de casas coloreadas de la calle de Viña del Mar (27). Son 18 chalés inspirados en el modelo arquitectónico de ciudad jardín inglés de principios de siglo XX.
19.30 A 300 metros de altura
El último plan lleva de nuevo a contemplar unas vistas privilegiadas, ahora durante el atardecer. Conviene informarse de la hora a la que se apaga el día para llegar antes de que el sol empiece a caer por detrás de las montañas a la planta 62ª de la torre Sky Costanera (28) (Andrés Bello, 2425; entrada, a partir de 10 euros). Sus 300 metros de altura lo convierten en el rascacielos más alto de América del Sur, y contemplar la puesta de sol desde lo alto es una experiencia única cuando la bruma, fruto de la polución, no fastidia el horizonte. Un atardecer precioso, pero siempre fugaz.
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