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¿Sabes cuáles fueron los primeros paradores?

De la sierra de Gredos a la bahía de Cádiz, visitamos los diez hoteles más antiguos de esta red creada para la recuperación del patrimonio histórico que hoy cumple 90 años

Terraza del parador de Gredos, junto al pueblo de Navarredonda (Ávila).
Terraza del parador de Gredos, junto al pueblo de Navarredonda (Ávila).

Inicialmente los Paradores nacionales sirvieron para animar el desarrollo turístico de una España carente de muchas infraestructuras y servicios a principios del siglo XX. Después se incorporaron dos ideas esenciales en la evolución posterior de la red: la recuperación del patrimonio histórico y monumental y la puesta en valor de los recursos naturales del país. Si el primer motivo está carente de sentido en la España de los 82 millones de turistas internacionales, los otros dos siguen vigentes con más alicientes culturales que nunca. Hoy, 9 de octubre, se conmemora el 90º aniversario de la red pública por el vallisoletano Benigno de la Vega-Inclán. Éstos fueron los 10 alojamientos de su núcleo fundacional.

1 Vistas a la sierra 

Parador de Gredos (Ávila)

Cuando el marqués de la Vega-Inclán decidió fundar una red de alojamientos basados en el patrimonio histórico, monumental y paisajístico de España, el enclave elegido para su bautismo turístico fue el alto del Risquillo, donde las extraordinarias vistas del macizo de Gredos aconsejaban una parada y fonda a los viajeros que se dirigían al valle del Tormes y la sierra de Béjar. El parador de Gredos sería inaugurado por el rey Alfonso XIII el 9 de octubre de 1928, primero de una serie de establecimientos que motearían la geografía peninsular con la marca germinal de la Junta de Paradores y Hosterías del Reino. En junio de 1935, sus salones sirvieron para preparar el levantamiento militar que marcaría el inicio de la Guerra Civil Española. Ironías de la historia, 43 años más tarde este mismo parador sirvió a las deliberaciones de los padres de la Constitución española, Gabriel Cisneros, Manuel Fraga Iribarne, Miguel Herrero de Miñón, Gregorio Peces Barba, José Pedro Pérez Llorca, Miguel Roca i Junyent y Jordi Solé Tura.

Piscina exterior del parador de Cádiz.
Piscina exterior del parador de Cádiz.

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2 Una mirada oceánica

Parador de Cádiz

Es verlo en su estado actual, con sus voladizos contemporáneos, sus terrazas abiertas al mar, sus transparencias orientadas a lo largo del parque Genovés, y pensar que aquí no hubo nunca un parador de turismo. Pero existió con el nombre de hotel Atlántico y fue el segundo intento de Benigno de la Vega-Inclán, en 1929, de hacer florecer una red de alojamientos con propósitos de disfrute visual. Hoy más que ayer, las habitaciones miran de frente al azul oceánico que supuso para España la gran aventura americana. A su alrededor brillan las fachadas que tanto nos recuerdan el malecón de La Habana.

Balcón del parador de Oropesa (Toledo), con el castillo al fondo.
Balcón del parador de Oropesa (Toledo), con el castillo al fondo.M. Ramírez (alamy)

3 Somerset Maugham en sus habitaciones

Parador de Oropesa (Toledo)

Un año después, en 1930, la idea fundacional obligaba a instalarse en un monumento histórico. Y ninguno mejor para este propósito que la rehabilitación de la casa solariega de los Álvarez de Toledo, condes de Oropesa, obra del siglo XIV por regalo de Enrique II de Trastamara. Uno de sus descendientes llegó a ser virrey del Perú, cuyo oro sirvió para ennoblecer la casa. Antes de parador, sirvió de escuela infantil, teatro municipal, coso taurino y cuartel de la Guardia Civil. Al poco de su apertura, la noche costaba 25 pesetas, y un café, 75 céntimos. Podía pasar una semana o más sin que apareciese un huésped, cuentan las crónicas de la época.

El palacio del Deán Ortega, actual parador de Úbeda (izquierda), en la plaza de Vazquez Molina de la localidad jiennense. Al fondo, la Capilla del Salvador.
El palacio del Deán Ortega, actual parador de Úbeda (izquierda), en la plaza de Vazquez Molina de la localidad jiennense. Al fondo, la Capilla del Salvador.getty images

4 El palacio de un deán

Parador de Úbeda (Jaén)

El Renacimiento andaluz y su arquitecto estrella, Andrés de Vandelvira, llenaron de monumentos la ciudad de Úbeda, declarada ciudad patrimonio mundial. En su núcleo central, la plaza Vázquez de Molina conserva un palacio del siglo XVI llamado a convertirse en los días del Comisario Regio de Turismo, el aludido Benigno de la Vega-Inclán, en el primer parador de Andalucía. Vandelvira contó aquí con la ayuda del arquitecto real Luis de Vega y el resultado fue un claustro de dos plantas y finos pilares de mármol blanco tenido como uno de los mejores renacentistas. Su estado lamentable exigió una rehabilitación completa que obligaba a abrir enormes huecos en los paramentos de la planta baja. Pero su fachada con balcones adentellados y su portada enmarcada por columnas dóricas concita hoy el interés de miles de viajeros.

Parador de Alcalá de Henares (Madrid).
Parador de Alcalá de Henares (Madrid).

5 Bajo el jardín

Parador de Alcalá de Henares (Madrid)

Además de los de Oropesa y Úbeda, este mismo año de 1930 vieron la luz los paradores de Áliva y Alcalá de Henares. Tras muchas vicisitudes, el de los Picos de Europa acabó cerrando y el de la ciudad complutense nunca dejó de ser una hostería (de buen yantar) emplazada en el colegio mayor de San Jerónimo, del siglo XVII. Hasta que en 2009 fue reinaugurado como parador al completo con la incorporación de un edificio contemporáneo soterrado cuyo diseño a cargo del estudio Aranguren + Gallegos mereció ser incluido en la exposición de arquitectura española más importante dedicada nunca por el Museo de Arte Contemporáneo (MoMA) de Nueva York.

Entrada al parador de Ciudad Rodrigo (Salamanca).
Entrada al parador de Ciudad Rodrigo (Salamanca).

6 Un castillo de película

Parador de Ciudad Rodrigo (Salamanca)

En 1372, tras sitiar la ciudad, el rey Enrique II de Trastamara construyó un castillo de alto valor estratégico a orillas del río Águeda. Su elegante Torre del Homenaje, elevada sobre un tajo como un nido de águilas y visible desde el campo charro, ha venido siendo desde 1931 el faro que ha guiado a huéspedes y curiosos hacia sus muros de cal y canto, rematados por almenas y defendidos por matacanes. Aquí se celebran hoy bodas temáticas que parecen listas para ser el escenario de una película medieval.

Plaza del Castillo, 1. Ciudad Rodrigo (Salamanca). +34 923 46 01 50. Habitación doble: desde 110 euros.

Exterior del parador de Manzanares, en la provincia de Ciudad Real.
Exterior del parador de Manzanares, en la provincia de Ciudad Real.

7 Solitaria quintana manchega

Parador de Manzanares (Ciudad Real)

Vega- Inclán deseaba, además, que sus paradores germinales fueran un modelo para el desarrollo posterior de la red. Cuanto a los castillos, conventos y refugios de naturaleza, la red debería contar con albergues de carretera, habida cuenta de los tortuosos viajes que en la época deparaban los caminos de piedras o, todo un lujo, los de adoquines, algunos de ellos heredados de los romanos. Se abrió un parador en Bailén, confluencia de las vías que conducían a Andalucía oriental y Andalucía occidental. La construcción de la autovía, en 1992, acabó con los días de gloria de este establecimiento que llegó a ser una importante escuela de cocina para la red. Abierto continúa el parador de Manzanares, a una hora y media de Madrid, que no ofrece ningún aliciente fuera de lo común, salvo su recreacionismo manchego y el hecho de que en una de sus habitaciones escribió Muñoz Seca su obra El refugio, un año justo después de inaugurarse el parador.

Autovía de Andalucía, km 175. Manzanares (Ciudad Real). +34 926 61 04 00. Habitación doble: desde 80 euros.

Entrada del parador de Mérida (Badajoz).
Entrada del parador de Mérida (Badajoz).Michael Thornton (Getty)

8 Hospitalidad en la Roma hispánica

Parador de Mérida (Badajoz)

En un lustro se abrieron nuevos albergues de carretera en Quintanar de la Orden (Toledo), Almazán y Medinaceli (Soria), Aranda de Duero (Burgos) y La Bañeza (León). Vega-Inclán había previsto la construcción de 17 nada menos. El desarrollismo español en la segunda mitad del siglo XX acabó con casi todos ellos. Ya no hacían falta, sencillamente. Pero en 1933 continuaba el interés por los edificios monumentales y el privilegio cayó sobre el convento de Jesús Nazareno, fundado en 1724 como hospital de convalecientes, entre las ruinas del templo romano dedicado a la Concordia de Augusto. Su fachada principal está como perdida en un costado de la plaza de la Constitución. Ello, porque antiguamente tenía dos portones que no tenía conservar durante el tiempo que funcionó como cárcel del partido judicial de Mérida.

Piscina del parador de Benicarló, en la provincia de Castellón.
Piscina del parador de Benicarló, en la provincia de Castellón.

9 Playa de celebridades

Parador de Benicarló (Castellón)

Alfonso XIII no podría comprender hoy qué necesidad había de construir un parador en la estación náutica y turística de Benicarló. Pero el empeño personal de Juan Pérez-Sanmillán, marqués de Benicarló, consiguió que allí se levantase otro de los albergues de carretera que habrían de aliviar el incipiente tráfico rodado del litoral mediterráneo, hoy superpoblado. Huésped habitual del albergue en sus primeros días fue el presidente de la II República Manuel Azaña. No en vano, en referencia a este retiro, publicó un resumen de su pensamiento político con el nombre de La Velada en Benicarló. En abril de 1938, de camino a Barcelona y luego al exilio, pernoctó en el parador el poeta Antonio Machado.

Piscina exterior del parador de Antequera (Málaga).
Piscina exterior del parador de Antequera (Málaga).

10 Renacimiento setentero

Parador de Antequera (Málaga)

Puede resultar decepcionante para los amigos de la historia y de los paradores históricos, pero el de Antequera fue pensado como otro albergue de carretera en el centro geográfico y diario de Andalucía. De hecho iba a ser el segundo parador de la red, pero unas complicaciones administrativas retrasó su inauguración hasta 1940, doce años más tarde de lo previsto. En los años 70, la exigencia de una ampliación desplazó la importancia del alojamiento hacia una nueva parcela anexa a la del albergue original, que fue demolido. El edificio actual, reconstrucción del anterior, brilla por su efectismo contemporáneo y por la equilibrada comodidad de sus instalaciones, aunque esa morfología podría despistar a más de uno que espera el historicismo de la marca Paradores.

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