Baño de luz con vistas al Mediterráneo
Altafulla Mar es un tranquilo hotel familiar a un paseo de la playa, en la tarraconense Costa Daurada
Puntuación: 7,5 | |
Arquitectura | 6 |
Decoración | 8 |
Estado de conservación | 8 |
Confortabilidad habitaciones | 7 |
Aseos | 7 |
Ambiente | 7 |
Desayuno | 7 |
Atención | 9 |
Tranquilidad | 7 |
Instalaciones | 7 |
A 100 metros de la playa de Altafulla, en el corazón de la Costa Daurada, el grupo inmobiliario Nadal-Almirall se ha dado el lujo de levantar unas luminosas vacaciones de verano. Nada que no haya sido deliberadamente planificado queda a escondidas de la luz solar, tan rutilante en la decoración interior como en el acristalamiento de suelo a techo de los espacios comunes. El edificio, inaugurado hace solo dos temporadas, sigue una línea contemporánea de terrazas pulcramente geométricas en tres módulos ordenados con vistas directas al mar. La disposición de estos grandes volúmenes permite una circulación despejada en su interior, libre de obstáculos mobiliarios, que facilita una sensación de tranquilidad aunque esté lleno de niños.
Quienes lleguen en automóvil a Altafulla Mar no encontrarán la menor dificultad en esconderlo bajo tierra, con acceso directo a la recepción. El garaje cuesta 14 euros diarios. Un equipo joven y generoso allana los trámites en la acogida. A su frente oficia Jordi Ferré Alzúria, curtido antes en la dirección del prestigioso Mastinell, un hotel-bodega en El Penedès. De la orquesta gastronómica se ocupa Bernat Cañellas, capaz de armar cuatro espacios de restauración sobrados de estilo y tiempos de degustación: Aire, cocina informal junto a la piscina, con espectáculos nocturnos de música en vivo; Gastrobar 13/21, tapeo creativo hasta la medianoche; Arena Buffet, desayunos, comidas y cenas a la vista, y, por fuera, el asiático Suko, que invita a los viandantes bajo una pérgola de cañizo.
Las habitaciones con mejores vistas al mar, en el plano superior, parecen como caídas del cielo por su azul infinito. Más allá de su minimalismo decorativo, cuentan con un toldo para rebajar la exposición solar y unas camas portentosas, muy cómodas. La suite principal alcanza casi los 100 metros cuadrados, gracias a la extensión de la terraza y su equipamiento con jacuzzi.
En Altafulla reina un ambiente playero familiar, con una clientela fiel que prioriza la atención a los niños, la privacidad, el relax y un buen desayuno a estar lejos de la primera línea de playa, aunque esta queda a tiro de un paseo en chanclas.
Altafulla Mar
- Categoría oficial: 4 estrellas
- Dirección: Vía Augusta, 13-21. Altafulla, Tarragona
- Teléfono: 977 65 11 55
- Web: altafullamarhotel.com
- Instalaciones: garaje, jardines, piscinas, pérgola con hamacas, butacas y sofá, área infantil, piscina exterior para bebés, 3 salas de reuniones con capacidad para 200 personas, salón de estar, sala de televisión para acontecimientos deportivos, bar, 4 restaurantes.
- Habitaciones: 135 dobles, 1 suite
- Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados; no admite animales domésticos
- Precios: desde 91 euros habitación doble, desayuno e IVA incluidos.
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