Lima entera, de un vistazo
El Cerro de San Cristóbal permite abarcar de una vez esta urbe de nueve millones de habitantes
Pensar que Lima, una metrópolis de nueve millones de habitantes, se puede abarcar en una única visita turística es una ocurrencia disparatada. Sin embargo, existe una posible alternativa: subir al cerro San Cristóbal para tener toda la ciudad de un solo vistazo. Desde el mirador de su cima, situado a 400 metros de altura, Lima exhibe su inmensidad, desplegándose como una ilimitada y caótica estructura que lo acapara todo en esta panorámica de 360 grados.
El cerro San Cristóbal no solo es un lugar para ver, sino también para ser visto. Su presencia es constante en el perfil del centro histórico de Lima. Desde la Plaza de Armas, el cerro se eleva, imponente y terroso, a espaldas del Palacio de Congresos. Un mosaico de casas amontonadas se vierte por sus laderas, coloreando el altozano, cuya cima está coronada por una enorme cruz. Esta imagen es emblemática de la Lima contemporánea, una ciudad moldeada en alturas, donde los cerros forman parte de su paisaje urbano.
Para llegar hasta el mirador del cerro San Cristóbal existe un servicio de buses turísticos, llamados 'urbanitos', que parten de la Plaza de Armas y la iglesia de Santo Domingo. El viaje, que dura aproximadamente 20 minutos y cuesta cinco nuevos soles (poco menos de 2 euros), recorre el barrio del Rímac, que recibe su nombre del principal río de la ciudad. Debido al abandono y al deterioro estético de sus calles cuesta creer que este distrito fue durante la época colonial uno de los lugares preferidos de esparcimiento social para la aristocracia limeña. El Paseo de Aguas, su principal reclamo arquitectónico, tampoco ha logrado permanecer impune al desgaste de los siglos. Sin embargo, el romanticismo que envuelve la historia de su creación permite mirar su sombrío y descuidado bulevar con otros ojos.
El Paseo de Aguas fue un monumental regalo hecho por amor. Cuenta la habladuría histórica que cuando el virrey Amat y Juniet, quien gobernó Lima a mediados del siglo XVIII, le confesó su amor a la actriz Micaela Villegas, la Perricholi, una de las mujeres más célebres y hermosas de la época, esta le respondió que únicamente sería su amante si él ponía la luna a sus pies. Para complacer a su amada, el gobernante ideó la construcción de una arquería afrancesada en cuyo centro había una amplia fuente. Una noche, Amat y Juniet invitó a la Perricholi a dar un paseo y al llegar al borde de la arquería dio por cumplida su promesa: él había puesto a los pies de su amada la luna llena, reflejada en el espejo de agua.
Desde el mirador de San Cristóbal, Lima se muestra desnuda, exhibiendo con crudeza sus virtudes y sus defectos. Más que pictórica, esta visión de Lima es honesta. Un retrato a gran escala de su antropología urbana. En la segunda mitad del siglo XX, Lima aumentó su tamaño en más de un mil por ciento, y su población pasó del medio millón a los nueve millones de habitantes que tiene hoy en día. Esta presión demográfica edificó una descomunal metrópolis que se ha extendido a fuerza de barrios de inmigrantes que, desde la cima del cerro, ponen al descubierto los contrastes que existen entre el área metropolitana, con los rascacielos del centro financiero de San Isidro como baluartes de la modernidad, y el perfil confuso y muchas veces anárquico de los distritos periféricos.
Más allá de lo urbano, el mirador de San Cristóbal también permite observar el litoral limeño, bañado por el océano Pacífico. Las aguas del mar parecen ser el único elemento capaz de contener el avance de la ciudad. Los días de cielo despejado se alcanza a ver las islas de San Lorenzo y El Frontón, las cuales se asemejan a una enorme ballena varada en la costa. Al atardecer, esta panorámica ofrece una de las imágenes más románticas de Lima, cuando el sol empieza a hundirse en las aguas del Pacífico.
Conscientes del potencial turístico que tiene el cerro San Cristóbal, el Ayuntamiento de Lima está proyectando construir un teleférico que conecte su cima con el malecón del río Rímac. Las obras se iniciarán a principios de 2014. Además de la construcción del teleférico, este proyecto también tiene planificado una rehabilitación del mirador del cerro, donde se instalarán establecimientos de restauración y un museo del sitio, lo cual aumentará el atractivo de este espectacular escaparate de la ciudad.
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