El calzoncillo más feo
El actor y humorista Millán Salcedo recorre montañas, juega al mus y hasta se apunta a concursos de calzoncillos en la bahía de Txingudi, en Guipúzcoa
Para Millán Salcedo, la bahía de Txingudi, entre la frontera francesa y el País Vasco, posee un ambiente mágico. El actor y humorista, que tiene en cartel De verde en cuando (hasta el 3 de febrero en el teatro La Latina de Madrid), recorre las montañas, juega al mus y hasta se apunta a concursos de calzoncillos.
¡Qué contienda más original!
En Irún frecuentábamos un piano bar que llamábamos El Alambiiiiiqueeeee. Parecíamos ocas diciendo el nombre. Era un sitio pequeño donde acabábamos con unas borracheras muy lúcidas. Cantábamos, bailábamos… y organizamos un concurso para encontrar el calzoncillo más feo.
¿Ganó el concurso?
La verdad es que no lo recuerdo. El propietario del local era el pianista de Luis Mariano, el famoso tenor de Irún. A lo que sí gané fue al mus en el casino. Allí juegan uno diferente: no hablan casi, solo se miran. ¡El juego de los mentirosos, y no se puede hablar! Les hice jugar a mi manera.
Muy crápula.
Por otro lado, siempre llevo unas buenas botas, la mochila, el pantalón corto y ¡tiro millas! Hay un château impresionante que te traslada a un mundo de fantasía. Mientras caminas pueden verse puestos de ametralladoras de la Guerra Civil.
¿Ha llegado a ver el famoso rayon vert?
En Biarritz, este fenómeno meteorológico se da con frecuencia. De ahí que Eric Rohmer decidiera rodar en la zona la adaptación de la obra de Julio Verne, que ocurre en Escocia. Se produce al atardecer, cuando el sol está a punto de ponerse. De repente se genera un destello verde. El origen es la dispersión de la luz en la atmósfera, pero hay mucho misticismo a su alrededor.
¿De dónde le viene la afición por la zona?
Un amigo que es de allí nos invitó un verano hace muchos años. Desde entonces he vuelto muchas veces. La bahía de Txingudi abarca unos cien kilómetros entre San Sebastián y la francesa Biarritz.
¿Recorre playas?
Me suelo alojar en Hondarribia, muy cerca de la frontera con Hendaya, donde la famosa visita de Hitler. Y de ahí me voy moviendo. Cerca hay una playa preciosa con dos torres gemelas, y otra, nudista, que llamábamos Wimbledon porque la arena se mezclaba con pastos.
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